La anunciada ola ha terminado por llegar. No me refiero al frio y la nieve que estos días han recorrido nuestro país, causando numerosos daños. Tampoco al tercer repunte de la pandemia, al que parece que inevitablemente nos enfrentaremos en las próximas semanas. En esta ocasión, les hablo de otra ola, que tiene efectos positivos y de la que hemos estado hablando desde hace ya meses: la ola de inversores buscando activos en la industria del deporte, especialmente en Europa.

En el último mes, dos de las publicaciones económicas más importantes a nivel mundial, como son Financial Times y The Economist, han abierto sus portadas con historias sobre el creciente interés en este sector, tradicionalmente olvidado.

Recapitulemos. Durante el pasado año, el fondo americano Silver Lake compró una participación en City Football Group, holding que controla el Manchester City. También desde Estados Unidos llegaron nuevos propietarios a clubes como el Toulouse o la AS Roma, por citar algunos.

La liga italiana de fútbol recibió cerca de una decena de ofertas por la nueva sociedad que gestionará sus derechos audiovisuales y la española anunció que negocia con socios financieros para su filial tecnológica. Además, el rugby europeo atrajo el interés de CVC Capital Partners.

Al otro lado del océano, las adquisiciones de los New York Mets de la MLB, a cargo del conocido gestor de hedge fund Steve Cohen quien desembolsó un importe cercano a los 2.400 millones de dólares, y de los Utah Jazz de la NBA por cerca de 1.700 millones de dólares, marcaron nuevas referencias y fueron claras muestras de esta corriente.

Por no hablar del gran número de lanzamientos de nuevas SPAC dirigidas a buscar activos relacionados con el deporte. Además, competiciones como la NBA y la MLB abrieron sus puertas a la creación de vehículos de inversión que puedan tomar participaciones minoritarias en sus franquicias.

Estos son sólo unos pocos ejemplos en un año que ha vivido un auténtico frenesí inversor en el sector del deporte. Algo que, en nuestro caso, no ha resultado en absoluto una sorpresa, ya que comenzamos a hablar sobre ello en 2019, mucho antes de que se convirtiera en tendencia.

Si bien es cierto que la crisis provocada por la pandemia ha traído consigo una notable rebaja en los precios de estos activos que han ayudado a despertar el interés de algunos fondos, las dinámicas positivas que han convertido al sector en territorio propicio para la inversión venían ya ganando lugar desde hace tiempo. De hecho, algunos de estos cambios relevantes no han hecho sino acelerarse con los últimos acontecimientos.

La pandemia ha traído consigo una notable rebaja en los precios de estos activos que han ayudado a despertar el interés de algunos fondos

El Mapfre AM Behavioral Fund, nuestro fondo de renta variable europea que se centra en el estudio de la psicología de los mercados, viene desde hace varios meses contando con una exposición a la industria del deporte cercana al 20% del total de sus activos.

Es, de lejos, el sector con más peso en nuestra cartera. Somos accionistas de compañías como MIPS AB (nuestra posición más relevante), Technogym, Adidas, The Gym Group o, lo que quizás llame más la atención, tres clubes: Borussia Dortmund, Ajax de Ámsterdam y Olympique Lyonnais. El fútbol europeo ha pasado de ser un lugar en el que resultaba impensable invertir de manera racional a representar una interesante oportunidad.

En la industria financiera existe también otra ola imparable llegada hace unos años: la inversión socialmente responsable. En este sentido, sorprende la poca atención que los fondos especializados en este ámbito están prestando al sector del deporte. Probablemente existen pocas inversiones más responsables que ésta.

Invertir en deporte es hacerlo en valores, educación y salud, además de apostar por historias de mejora en la gobernanza corporativa y de nuevas vías de sostenibilidad medioambiental. Citando a Nelson Mandela, “el deporte tiene el poder para cambiar al mundo”.

Invertir en deporte es hacerlo en valores, educación y salud, además de apostar por historias de mejora en la gobernanza corporativa

Pero no sólo las empresas de este sector promueven mejoras para nuestra sociedad y nuestro planeta. Existe también una ola de solidaridad liderada por los propios deportistas, a la que merece la pena prestar atención.

Algunos ejemplos destacados son el futbolista Esteban Granero, poniendo la inteligencia artificial de su compañía Olocip a trabajar en modelos predictivos para anticiparse a la pandemia, o la Escuela de Fútbol Denis Suárez, como ejemplo de inversión de impacto para mejorar la vida de los niños en Pontevedra.

También Pau y Marc Gasol con su labor contra la obesidad infantil. Las fundaciones de Rafa Nadal, Andrés Iniesta, Iker Casillas, Fernando Alonso, Ricky Rubio o José Manuel Calderón. Juan Mata y el movimiento Common Goal. Julio García Mera con su apoyo a Hagamos Sonreír. Igor González de Galdeano ayudando con Kirolife la formación de jóvenes ciclistas. Jaime Nava y Patricia García transmitiendo los valores del rugby. Con algunos de ellos tendremos la ocasión de hablar próximamente en el nuevo podcast de La Bolsa de Deporte.

La pregunta ahora es si todavía queda recorrido a esta corriente de inversión en deporte, que ha comenzado a formarse en 2020. Nuestra opinión, como puede deducirse de nuestra importante apuesta por las compañías antes mencionadas, es que sí.

Muchos de los recientes cambios que han convertido a este sector en un lugar atractivo para inversores siguen siendo desconocidos para la gran mayoría del mercado. Además, las transacciones del último año lideradas por fondos de capital privado no han tenido todavía su reflejo en las valoraciones de las compañías cotizadas en bolsa.

No obstante, si ustedes se animan a aprovechar esta ola, como haría nuestra campeona de katesurf Gisela Pulido, le aconsejamos mucha paciencia. La inversión es una prueba de resistencia, de esas que domina el tricampeón mundial de triatlón Mario Mola.

La dinámica actual de los mercados financieros podría tentarnos en los próximos meses a querer disfrutar del momento de abundancia en otras playas, con corrientes que a día de hoy parecen más favorables. Para evitar esa tentación recuerden como Warren Buffett ya advirtió que sólo cuando baje la marea sabremos quién nadaba sin ropa.

*** Luis García es gestor de Mapfre AM y del Mapfre AM Behavioral Fund.