La aparición de las vacunas, algunas de las cuales van a ser una realidad incluso antes de que termine el año, ha provocado una sensación de euforia en los mercados, en los gobiernos, en el mundo empresarial y en parte de la población, que de alguna forma ha minimizado el hecho de que el mes de noviembre ha sido, hasta ahora, el peor mes de la pandemia, superando el nefasto mes de octubre, "el mes en que perdimos la esperanza", y no digamos el "septiembre negro".

La mejor forma de hacer un balance del mes es con una tabla que refleje los casos nuevos que se han diagnosticado en los principales países en los tres últimos meses, algo que se recoge en la Tabla 1. Como siempre, utilizo el color rojo para los países o regiones que han empeorado sus datos en el mes de noviembre, y el verde para los que los han mejorado.

Pese a que el dramatismo de la situación exigiría referirse a los datos de fallecimientos, que es lo que en el fondo importa, he decidido centrarme en el número de casos por dos motivos: en primer lugar, porque la metodología para asignar el fallecimiento por causa de coronavirus varía de unos países a otros y, en segundo lugar, porque el número de víctimas mortales es un indicador retrasado, que se mueve dos o tres semanas después que el número de casos. Así, cuando se produzca una desescalada significativa, ojalá sea en diciembre, todavía tendremos que soportar varias semanas con un número de fallecimientos muy altos.

Tal y como recoge la Tabla 1, el mes de noviembre ha sido, en general, el peor en lo que llevamos de pandemia. En este mes, el mundo ha registrado más de 17 millones de casos nuevos, un ritmo de 554.000 casos al día, más de un millón cada dos días. El empeoramiento ha sido prácticamente generalizado. Pero destacan Europa y EEUU. En Europa, excluyendo Rusia y Turquía, se han contabilizado más de 7 millones de nuevos infectados. Esto es más que la suma de lo que se registró en septiembre y octubre, dos meses ya de por sí nefastos.

En los EEUU el mes ha sido incluso peor. Con 4,5 millones de casos nuevos más y que duplica el récord que alcanzó en octubre. Y, como en Europa, la suma de los casos de septiembre y octubre se quedó por debajo de los registros de noviembre. Aunque la pandemia evoluciona peor en los estados de EEUU con un clima más frío, el país en su conjunto está viviendo una tercera ola que no tiene pinta de moderarse, dado que ahora empezarán a registrarse las consecuencias de la movilidad interestatal como consecuencia de la celebración de Thanksgiving.

También llama la atención el notable empeoramiento de países que habían tenido una buena evolución en el conjunto de la pandemia, como son los casos de Grecia, Noruega y Finlandia, en Europa, o de Corea del Sur y Japón, en Asia, que han triplicado sus casos en noviembre. En el caso de Japón, como el de EEUU, el país también está inmerso en una tercera ola, aunque de una magnitud muy inferior a las de los países occidentales. Este sombrío panorama sólo se ve compensado parcialmente por una mejor evolución en algunos de los países más castigados por la pandemia, como son la India, Brasil y Argentina. Sin embargo, esta mejoría no parece muy sostenible a medio plazo.

Los tres países están muy retrasados en la evolución global de la pandemia, y están todavía culminando su primera ola. Rusia, por el contrario, está en plena escalada de su segunda ola, pese a la reciente distribución de su vacuna Sputnik, y Brasil parece haberla iniciado recientemente, lo que sugiere que Argentina y la India irán detrás.

Por el contrario, los países exitosos de verdad con la pandemia, también lo han sido en noviembre. Destacan China, Australia y Nueva Zelanda. También podríamos meter en este grupo a Vietnam que, aunque ha empeorado sus datos en el último mes, lo hace desde niveles envidiables.

Dentro de Europa ha habido cambios significativos, que no han encontrado aún una explicación convincente. España y Francia, aunque han empeorado en noviembre, lo han hecho marginalmente y, a principios de mes, han iniciado la desescalada de la segunda ola, aunque desde niveles muy altos. Por el contrario, Alemania e Italia han tenido un mes explosivo. En el Gráfico 1 presento la evolución de los nuevos casos de noviembre en los principales países europeos.

Varios aspectos son destacables de ese gráfico. El primero es la sorprendente evolución de Italia, que en este mes acaba incluso adelantando a Francia, y ha acumulado casi un millón de casos nuevos en 30 días. Y también es llamativa la evolución de Alemania, tomada hasta hace poco como ejemplo y modelo dentro de Europa y que, en noviembre, ha adelantado a España, uno de los peores países de la segunda ola. Y es que España, aunque ha empeorado sus datos de octubre, tal y como recoge la Tabla1, lo ha hecho marginalmente y, como muestra el Gráfico 1, ha tenido la mejor evolución mensual dentro de los cinco grandes países europeos.

¿Es Madrid un caso de éxito?

Se ha comentado hasta la saciedad que la relativamente "buena" evolución de España se explica por los éxitos conseguidos por Madrid. El aparato propagandístico, muy eficiente, ha logrado situar a la Comunidad de Madrid como referencia incluso internacional en la gestión de la pandemia durante esta segunda ola.

En efecto, la Tabla 1 recoge a Madrid en color verde, por el significativo descenso del número de casos en noviembre. Ya en la mitad de octubre también redujo sus casos con respecto al nefasto mes de septiembre, cuando Madrid registró más casos que Japón en toda la pandemia.

Sin embargo, mirar un mes en particular puede dar lugar a equívocos. Sobre todo, si un país o una región, están más o menos adelantadas en su curva correspondiente. En efecto, para una población parecida, Madrid ha tenido 30.000 casos más que Cataluña en el período que abarca desde septiembre a noviembre.

En los Gráficos 2 y 3 presento los gráficos de la incidencia acumulada en 7 días, de Madrid, en relación al total de España y de Madrid versus Cataluña, respectivamente. Utilizo la incidencia para tener en cuenta las diferencias en población, y la de 7 días por moverse con más antelación que la de 14 días, aunque las conclusiones no dependen de esta elección.

Madrid lo ha hecho significativamente peor en el conjunto de la segunda ola que la media nacional, tal y como recoge el Gráfico 2. Ha alcanzado un pico más elevado en su segunda ola, cerca de 400, y ha descendido por la curva a un ritmo mucho más lento que la media nacional, que nunca llegó a los 250 y ha llevado a cabo la desescalada más rápidamente.

De hecho, en los primeros días de diciembre la media nacional se ha situado por debajo de los valores de la Comunidad de Madrid por primera vez desde el 26 de octubre. Y, si comparamos Madrid con Cataluña, algo que suele ser habitual, el Gráfico 3 recoge un perfil parecido.

Madrid posiblemente haya sido exitosa en noviembre, pero no en el conjunto de la segunda ola. Lo que ocurrió fue que alcanzó su pico un mes antes que Cataluña, 22 de septiembre versus 27 de octubre. Y, aunque el pico de incidencia ha sido similar en ambas regiones, en torno a 350, el descenso ha sido mucho más rápido en Cataluña, que ha bajado su incidencia del nivel crítico de 100, algo que Madrid aún no ha conseguido.

Para comparar de forma sintética todas las regiones, en la Tabla 2 presento la incidencia media todas las CCAA y el total nacional en los meses de septiembre, octubre, noviembre y los primeros cuatro días de diciembre.

La incidencia media nacional en esta segunda ola, hasta la fecha, ha sido de 151. Coincide con el valor medio registrado por Cataluña. Sin embargo, Madrid lo ha hecho significativamente peor, con una incidencia promedio de 210 desde septiembre. De hecho, Madrid lo ha hecho peor que otras 11 comunidades autónomas: Andalucía, Asturias, Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Cataluña, Comunidad Valenciana, Extremadura, Galicia y Murcia, además de Ceuta.

Habrá que esperar al final de la segunda ola, e incluso el final de la pandemia, para llevar a cabo un análisis objetivo del funcionamiento de las diferentes medidas o cual ha sido el impacto de la ausencia de otras. Mientras llega ese momento, seguiremos sometidos a la propaganda política y mediática, que ayuda muy poco a que podamos comprender la complejidad de esta epidemia.