Justo ahora que se debate la 'ley Celaá' me acordaba de una conversación que tuve con Esperanza Aguirre cuando era presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid. Fue a raíz de su acierto en poner en marcha un plan de bilingüismo inglés-español en la educación pública madrileña, básica y media. A partir de su empeño, hay institutos públicos bilingües.

También discutimos sobre educación universitaria. Mi propuesta era aumentar el número de universidades públicas y, sobre todo, privadas. Me informé de que había presiones en contra de estas últimas. De hecho, el sector público no veía con buenos ojos aumentar el volumen de la oferta universitaria. Los partidos de la izquierda en particular miraban con recelo a las "privadas" como ellos decían. El argumento fundamental era que sería difícil controlar la "calidad" de estas últimas.

Por contra, mi propuesta era que eso no solo era un problema de la privada, sino tambien de la pública. Algo de ello se ha visto en los últimos años. La diferencia es que a la "privada", además de la administración educativa, la controla el mercado. Si no cumple con su misión, tarde o temprano, lo paga.

El otro argumento en contra de la aprobación de muchas universidades es el volumen de mercado. ¿Habrá suficientes alumnos para tantas? Depende de qué se considere mercado. Si se tiene un horizonte amplio, si se busca convertir Madrid en el hub universitario en español, ahora que ha dejado de ser lengua vehicular en la ley Celaá, el mercado es toda América latina y, en parte, EEUU, más todo aquel que quiera aprender el español (castellano) estudiando su grado o postgrado: cientos de miles de estudiantes.

Si se busca convertir Madrid en el 'hub' universitario en español, ahora que ha dejado de ser lengua vehicular, el mercado es toda América latina y EEUU

Si además se añade enseñanza en inglés, cosa que están haciendo las universidades madrileñas, públicas y privadas, el mercado es el mundo: los cientos de miles pasan a millones de posibles alumnos. Alumnos que además de cursar su título universitario en el idioma franco, que es el inglés, aprenden en la calle el español.

Eso es una riqueza impresionante. El alumno extranjero y el español ya no es el de mi época. Entonces el fin de semana nos tomábamos un bocadillo de calamares y una cerveza como todo gasto. Ahora alquilan pisos, van en sus coches, gastan en reuniones sociales, crean un ambiente cultural abierto y rico. Eso es un futuro impresionante. Encima para esos alumnos hay que tener profesores, investigadores y equipos comerciales, administrativos, logísticos... presenciales y online, puestos de trabajo de mucho valor añadido. Todo ello elevaría la calidad de vida de Madrid.

Es una oportunidad que los gobiernos de Madrid y los partidos de la oposición no deben dejar pasar. El cluster universitario madrileño generará también empresas avanzadas. Se sabe que, hoy en día, los polos de desarrollo más importantes se desarrollan alrededor de las "fábricas de talento" que son las universidades. No solo en el campo tecnológico típico.

El 'Cluster Universitario' madrileño generará también empresas avanzadas. Los polos de desarrollo más importantes se desarrollan alrededor de las 'fábricas de talento'

Por ejemplo, alrededor de las universidades de Madrid florecerán las academias de enseñanza del castellano, inglés u otro idioma para aquellos que lo necesiten para sus estudios o quieran complementar sus conocimientos.

Un cluster universitario tiene dos efectos colaterales importantes. El primero es que los que se gradúan en él y vuelven a su país exportan su cultura y sus conocimientos técnicos. Son posibles embajadores de él en el mundo y compradores de sus productos.

El segundo es que contribuye a una inmigración selectiva. Probablemente, los mejores cerebros acaban trabajando en el país de formación. EEUU lo sabe. Sus universidades y empresas están llenas de los mejores estudiantes extranjeros que aportan un gran valor a su economía.

Luego acaban ayudando a sus países de origen. Es una de las ayudas más potentes al desarrollo. Realmente si esas ayudas se transformasen en gran parte en becas para estudiantes a alumnos de países subdesarrollados y en desarrollo serían muy eficaces, más de lo que ahora son.

En resumen, Madrid, como en otros campos, tiene una oportunidad extraordinaria. Convertirse en un hub de enseñanza universitaria anglo-española. De la respuesta de las propias universidades y de la administración depende que pueda aprovecharla o no. No olvidemos que el español -castellano- es la segunda lengua internacional del mundo. Incluso en Internet.

*** José Ramón Pin es profesor del IESE