Cuando inicié este artículo, el lunes, parecía que Agentes Sociales (Patronal y Sindicatos) y Gobierno aprobarían enseguida la prolongación de la vigencia de los ERTE (Expediente Temporal de Regulación de Empleo). Pero la negociación ha sido como el manto de Penélope, se tejía y destejía continuamente. Fue el jueves, casi el último día hábil, cuando se firmó el acuerdo. Aunque el 30 de junio finalizaban los ERTE se necesita un tiempo para que la prórroga pase primero por la Comisión de Subsecretarios y luego por el Consejo de Ministros.

Los agentes sociales llevaban semanas negociando con el Gobierno. Querían alargar la vigencia de los ERTE a finales del año. También rebajar las cotizaciones sociales para las empresas con ERTE.

Al final el Gobierno ha consentido en reducir las cuotas de la Seguridad Social (menos que las demandas empresariales) y alargar el plazo de vigencia de los ERTE solo hasta septiembre. Fecha en la que la CEOE espera volver a negociar para alargar su vigencia hasta final de año.

El Gobierno calcula que en septiembre algunas empresas ya habrán salido del ERTE y, entonces, no será tan costosa para el erario público la prórroga hasta diciembre. Además, es posible que ya se conozcan las condiciones de las ayudas europeas y se pueda evaluar mejor cómo ese alargamiento repercutirá en las cuentas públicas, cuyo déficit se desbordará este año. Por eso ha preferido ir paso a paso, primero septiembre y luego veremos.

Pero esa "prudencia veraniega" puede ser un error tremendo. Un estudio del Consejo General de Economistas dice que el 58% de las empresas en ERTE piensan reducir plantilla en 2021. Es decir que, aunque se alargue la vigencia de los actuales ERTE a final de año, parafraseando el juego de la OCA (de oca a oca y tiro porque me toca) es probable que algunas empresas vayan "de ERTE en ERTE al ERE porque me toca".

La"prudencia veraniega" del Gobierno puede ser un error tremendo. Un estudio dice que el 58% de las empresas en ERTE piensan reducir plantilla en 2021

Eso si se alarga la vigencia de los ERTE a diciembre, renegociando otra prórroga en septiembre. Pero si esa renegociación fracasara, lo probable se convertirá en seguro: habrá quiebras y ERE, más paro.

¿Entonces, por qué el racaneo del Gobierno? Además, muchas empresas en mala situación no han hecho un ERTE. No les servía porque la falta de demanda que esperan requiere una reducción de empleo estructural y acogerse a un ERTE impedía despedir en los seis meses siguientes o devolver las ayudas. Por tanto: en otoño habrá muchos más trabajadores en la cola del SEPE.

Parece que este verano habrá más de dos millones de trabajadores en ERTE de empresas en situación dramática. Si estas empresas no son capaces de recuperarse en verano en una economía con un 15% del PIB en el sector turístico, ¿cuándo lo van a hacer? ¿En otoño con un consumo debilitado por la reducción de ingresos de muchos empleados por cuenta ajena y autónomos?

No es un problema sólo del Gobierno. Es de todos. La CEOE lo ha visto claro. El Banco de España también. Setenta entidades de todo tipo han hecho un manifiesto pidiéndolo.

El presidente de Gobierno lo pide, pero su cinismo y abuso de sermones televisados le resta credibilidad. Mientras él pide unidad algunos de sus ministros/as llaman al PP: ultraderecha y "traidor a España". Algo que, sin duda, pone furioso a un partido que dice defender la nación española, es un pilar de nuestra en democracia, ha gobernado y, por si no se entera Sánchez, le ha aprobado el Decreto-Ley de "nueva normalidad" del Gobierno.

Al final en España siempre se pacta una chapuza para ir tirando. Por eso: ERTE hasta septiembre. Cuando en muchos países europeos ya se han alargado a diciembre. Una inseguridad jurídica más a las que nos tiene acostumbrado este Gobierno.

Como dijo el gobernador del Banco de España: dar dinero a los ciudadanos no está mal; pero son las empresas las que crean puestos de trabajo. ¿Por qué el Gobierno tan diligente con temas como el IMV (Ingreso Mínimo Vital) racanea con el tejido empresarial? Tejido que se deshilacha y que, si no se cuida, irá de ERTE en ERTE hasta el ERE final, porque le tocará.    

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.