La industria del automóvil es clave en la economía europea. La facturación generada por el sector del automóvil representa el 7% del PIB total de la UE y el empleo (directo e indirecto) está cerca de las 14 millones de personas, según datos de la European Automobile Manufacters Association (ACEA). De ahí que los gobiernos de los grandes productores europeos hayan implementado planes de ayuda (o estén en ello) a la actividad e incentivo de la demanda tras el impacto de la pandemia.

El coronavirus llevó al cierre la mayor parte de las 298 plantas de ensamblaje y producción de automóviles instaladas en Europa. Este hecho, unido a la transformación que vive el sector, se ha visto como una oportunidad para acelerar todos los cambios necesarios con el fin de adaptarse a la nueva realidad de la movilidad mundial, mucho más sostenible, eficiente y limpia.

Por estos motivos, los planes presentados por los Gobiernos de los principales países europeos en este sector están encaminados a, en primer lugar, asegurar en la medida de lo posible el empleo a largo plazo, incentivar la demanda (que ya venía en caída libre) y apoyar la innovación para dar el paso definitivo hacia la neutralidad tecnológica.

Las ayudas en Europa

Los números totales dan a Alemania y Francia como los Estados que más han ayudado a su industria del automóvil, pero requiere un análisis más profundo. Ambos países han anunciado planes de 11.700 millones de euros y 8.000 millones de euros, respectivamente, según datos recopilados por el Instituto de Estudios de Automoción (Ideauto).

Alemania

Alemania, motor económico e industrial de Europa, cuenta con 42 plantas de producción de vehículos aunque esta industria solo representa el 7,5% de su PIB. La gran coalición de Gobierno en Alemania aprobó un paquete de incentivos para el sector de la automoción por valor de 11.700 millones de euros.

Gran parte de esta cantidad está destinada a la adquisición de coches cero emisiones y flotas de vehículos eléctricos (2.500 millones). Por otro lado, hay una gran apuesta del Gobierno teutón por el desarrollo de las infraestructuras y baterías relacionadas con el vehículo eléctrico, así como la tecnología relacionada con el uso del hidrógeno como sustituto de los combustibles fósiles.

Imagen de la planta de Volkswagen en Wolfsburgo (Alemania). Volkswagen

Además, los alemanes y los fabricantes de automóviles pueden aprovechar medidas generales como la reducción del IVA del 19 al 16%, lo que se estima que tendrá un coste de 25.000 millones, así como otros alivios fiscales o la jornada reducida subvencionada para mantener el empleo.

Francia

En Francia hay 31 plantas de producción y ensamblaje, y la industria automovilística representa el 8% del PIB. Su presidente, Emmanuel Macron, presentó el 26 de mayo un plan de ayuda al sector dotado con 8.000 millones, en el que se incluía un aval estatal para que Renault obtuviera un préstamo de 5.000 millones. A cambio del respaldo estatal, los fabricantes franceses (PSA y Renault) se comprometieron a invertir 1.000 millones para fijar en Francia las actividades de más valor añadido de los eléctricos.

El plan incluye más de 1.000 millones en subvenciones para la renovación del parque automovilístico, con ayudas para la compra de un vehículo si el antiguo va al desguace de 3.000 euros, que puede llegar a 5.000 euros si se adquiere un eléctrico.

Emmanuel Macron, presidente de Francia. Efe

Italia

En Italia, donde la industria automovilística representa cerca del 10% del PIB y tiene 23 plantas de producción, el Gobierno aprobó un decreto ley de recuperación económica, que tendrá que ser aprobado por el Parlamento en julio e incluye como única medida para el sector la ampliación de la subvención a la compra de vehículos de bajas emisiones, el "ecobonus".

El Gobierno ha aumentado en 100 millones la partida para la adquisición de vehículos eléctricos o híbridos en 2020, y destinará 200 millones más en 2021 en ayudas que para el consumidor suponen recibir entre 1.500 y 6.000 euros dependiendo del tipo de vehículo. Una medida considerada "pobre" por los partidos que han propuesto una serie de enmiendas al decreto para aumentar las ayudas al sector y que se examinarán en los próximos días.

Por otra parte, el grupo Fiat Chrysler (FCA) ha pedido acceder a un préstamo avalado por el Estado de hasta 6.300 millones de euros en el marco de las líneas de crédito puestas a disposición de las empresas que afronten problemas por el Covid-19.

Entrada a la fabrica de Ferrari en Maranello (Italia). Ferrari

Reino Unido

En Reino Unido ocurre algo similar a España, aunque con mucha más tradición en esta industria: se ha quedado sin las matrices de las grandes firmas. No obstante, mantiene 30 plantas de producción y facturó 82.000 millones de libras en 2019 (algo más de 91.000 millones de euros).

En su caso, el sector se puede beneficiar del plan puesto en marcha por el Gobierno para ayudar a las empresas a retener a su fuerza laboral a través del pago -hasta el 80 %- de los salarios de los empleados hasta 2.500 libras al mes (2.775 euros) y evitar así despidos. El coste de este plan supone una inyección de liquidez estimada en 30.000 millones de libras (33.300 millones de euros), según los cálculos del propio Gobierno.

No obstante, diversos medios británicos apuntan que el Gobierno de Boris Johnson ultima un plan de ayudas para la compra de coche eléctrico. En concreto, hasta 6.000 libras (en torno a 6.500 euros). Se espera que aprueben esta medida en julio.

¿Se queda corta España?

Con este baile de miles de millones de euros (y libras) podría parecer que los 3.750 millones de euros anunciados por el Gobierno español para impulsar el sector del automóvil son migajas comparadas con los países europeos con más historia y producción en el mundo de los vehículos a motor (coches, motos, furgonetas y camiones).

En cuanto a las ayudas a la compra de vehículos eléctricos, por volumen total y cuantía por coche, España queda por detrás de la mayoría de estos países. Algo por delante de Italia, pero hay que esperar a ver qué aprueba el Gobierno italiano el mes que viene.

Manuel Díaz Delgado, socio responsable del sector Automoción en PwC, señala que “el plan de ayudas español me ha parecido muy apropiado”. “Cada uno tiene sus peculiaridades, pero lo importante es reconocer que la industria de la automoción, no solo por su peso en el PIB, sino también por su capacidad de crear valor muy medible para los gobiernos es muy importante”, expone. En el caso de España, indica, “tenemos gente muy buena, muy preparada y que sabe hacer las cosas muy bien en términos de procesos industriales y por eso somos tan competitivos”.

Jordi Llidó, socio responsable de la industria de Fabricación de Deloitte, considera que “es difícil determinar si el denominado Plan Moves será suficiente”. En cualquier caso, “sin duda incentivará la recuperación, tal y como ha ocurrido en otros momentos de la historia de nuestro país”.

De hecho, el socio de Deloitte recuerda que este tipo de iniciativas ya ayudaron a que el sector español recuperase en 2017 volúmenes de matriculaciones superiores a los de la crisis económica (2008-2014).

Manuel Díaz también destaca las ayudas a la innovación tecnológica. “Es lo que le ha dado la fuerza a España en el pasado y no podemos renunciar a ese factor de competitividad frente a otros países”, señala. Todo ello a pesar de que España invierte más o menos la mitad en I+D+i que los países de nuestro entorno europeo, “por lo que ahí es donde tenemos que poner el foco; hay que hacer una apuesta clara por la industria y la más relevante es la de la automoción”.

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