Montoro es un Cid presupuestario. Sus cuentas cabalgan dos años después de su muerte política y ministerial (le deseo buena salud física). Sus enemigos, los almorávides social-populistas del emir Sánchez y su lugarteniente Iglesias se preguntan: ¿cómo sigue batallando el responsable de hacienda del PP de Rajoy?

Desde julio de 2018, cuando un ministro quiere hacer algo, debe preguntar al interventor de su departamento si hay o no crédito para financiarlo. Créditos que corresponden a los Presupuestos Generales del Estado diseñados por Montoro, que aún mantiene Montero. ¿Esa diferencia de sólo una letra en los apellidos de los titulares de hacienda de los dos Gobiernos era una premonición o sólo una casualidad?

Pero el tiempo no pasa en vano. Según las crónicas medievales, el Cid muerto batalló a lomos de su fiel caballo Babieca. Lo que no dice esa leyenda es que, probablemente, en el fragor de la lucha y sin la dirección adecuada el magnífico alazán se fue deteriorando. Las flechas, las lanzas y los alfanjes de los sarracenos le infringirían heridas, el terreno agreste dificultaría su marcha. Seguro que el corcel acabó desfondado en los alrededores de Valencia.

Lo mismo pasa con el Presupuesto elaborado por Montoro. A los dos años de prórroga, el Gobierno Sánchez-Iglesias ha aumentado gastos imprevistos: pensiones (1.400 millones de euros), sueldos públicos (3.200 millones), … mordiscos a las cuentas de Montoro, heridas en los lomos de su Babieca que siguió su trote.

En marzo vino el Covid19 y el terreno sobre el que galopaba ese Presupuesto se complicó, los gastos sanitarios y educativos crecieron (hasta 16.000 Millones para las autonomías, por ejemplo), los ERTES (3.500 Millones), los ERES, el crecimiento del paro, pago a autónomos (1.400 Millones) y ayudas a las pymes en créditos y avales (20.000 millones). Heridas que perjudican las patas delanteras del Babieca presupuestario de 2018.

Lo último ha sido el plan para el automóvil, loable, pero que supone otro aumento de gastos y aún faltan muchos sectores que ayudar

Los alfanjes de las tropas de élite de Iglesias impulsan el Ingreso Mínimo Vital. 3.000 millones que golpean sus flancos y probablemente le han sacado un ojo. Lo último ha sido el plan para el automóvil, loable, pero que supone otro aumento de gastos y aún faltan muchos sectores que ayudar. Mientras tanto los ingresos fiscales disminuyen, debilitando al alazán que ahora parece un jamelgo.

De hecho, el Babieca presupuestario del Cid Montoro está irreconocible. Sangra por los cuatro costados, cojea, casi no ve y sus llagas supuran pus. Tan mal está que la ministra Montero debía haber cambiado de montura presupuestaria. Pero no ha podido.

Lo último ha sido el plan para el automóvil, loable, pero que supone otro aumento de gastos y aún faltan muchos sectores que ayudar

Dicen que Sánchez tiene preparada una nueva cabalgadura esperando sustituir al Babieca de Montoro. Un Presupuesto que espera alimentar con pienso vitamínico a través de la financiación de la Unión Europea: 140.000 Millones de euros entre fondos sin reembolso y créditos blandos.

Sánchez sabe que los acuerdos en el Parlamento de Estrasburgo y el Consejo Europeo son lentos y no es fácil llegar a un consenso. Por eso, ha decidido preparar las cuentas de 2021, y dejar cabalgar al Babieca presupuestario cojo y tuerto éste 2020. Montoro sigue sobre sus lomos, como el Cid, muerto y atado, pero sin dirigirlo. Así no es de extrañar que el déficit público de este año supere el 10%. Déficit financiado con una deuda pública que crece sin parar, gracias a la política del BCE de intereses bajos y compra de bonos estatales y privados. Ya veremos qué pasa cuando esto cambie y los intereses nos ahoguen en el futuro.

A los lomos de la montura presupuestaria para 2021, Sánchez quiere subir el Gobierno, el PNV y, si es posible a Esquerra Republicana de Cataluña y a Ciudadanos. Todos encima, juntos y revueltos. El Presidente lo llama: acuerdo trasversal. Pero el PSOE de Calviño, el PNV, UP de Iglesias, ERC y C’s tienen querencias diferentes. Los hay de izquierda moderada, radical, centro, independentistas y jacobinos. Además, el plan de reconstrucción de la CEOE debería encajarse en los presupuestos. Seguro que piden reducción de impuestos y más ayudas. Un lío.

Si Montoro, el Cid presupuestario, aún cabalga muerto sobre su Babieca cojo, Montero puede acabar en un camello. Porque, ya se sabe: un camello es un caballo diseñado por una comisión. No es extraño que Calviño busque el Eurogrupo.   

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.