En Los Viajes de Gulliver (Jonatham  Swift, 1726) el protagonista visita, entre otros, dos lugares pintorescos. Brobdingnag y Liliput. El primero, país de gigantes, pacífico regido por un gobernante instruido (1.000 volúmenes en su biblioteca). El segundo, Liliput, país de seres diminutos, cuyo emperador era malvado y se aprovechaba de sus súbditos.

Si Gulliver se hubiera paseado estos días por España hubiera tenido las mismas sensaciones.

Asomado a la pantalla de TVE y los sermones presidenciales su imagen de España sería: un país resiliente, donde el pueblo apoya las medidas del Gobierno; un presidente con poder en la UE, donde la Comisión Europea ha decidido responder a sus justas peticiones con 140.000 millones de euros; un BCE que seguirá comprando deuda española para que su prima de riesgo se mantenga moderada; un Gobierno que, gracias a que ha aprobado el IMV (Ingreso Mínimo Vital), con 3.000 millones  reducirá sustancialmente la pobreza extrema; una Administración con respuestas a la crisis de los sectores económicos como el automóvil ¡Un país de gigantes, Brobdingnag en estado puro!

Analizados otros datos tendría otra sensación. 40.000 muertos (por encima de las estadísticas oficiales según instituciones solventes) por errores iniciales en la gestión de la pandemia.

Holandeses, suecos, daneses, …. oponiéndose al plan de la Comisión Europea por considerar derrochador al Gobierno español. El Tribunal Constitucional alemán llamando la atención al BCE por comprar todo lo que se le ponga a tiro para mantener artificialmente la economía.

El IMV aprobado sin un Presupuesto que lo sostenga y cuya aplicación elimina la ayuda por hijo de las familias españolas, medida que va contra el invierno demográfico español. Un paro que superará el 20% de la población activa. Mayo de 2020 ha sido el peor mayo de la serie histórica por aumento del paro registrado. Desempleo paliado de momento por millones de ERTEs que pueden acabar en EREs con un SEPE colapsado por falta de medios.

Un aumento del déficit público que superará el 10%. Lo que anuncia una subida de impuestos, prometida, pero con dificultades porque si se aplica generará más paro. Bajada del PIB entre el 5 y el 13% según cada experto. Deuda pública que puede llegar al 120% del PIB y aumentará (ya está aumentando) la prima de riesgo a pesar de los esfuerzos de 'Madam Lagarde' en el BCE.

Nissan desmonta una fábrica de 100 años en Barcelona, despide 3.000 empleados de manera directa y pone en peligro 20.000 puestos indirectos, después de reiteradas promesa de la Generalitat y el Gobierno de España de que no se iba a producir este desmantelamiento. El turismo, nuestro mayor sector industrial, con debilidades coyunturales y una competencia que está adelantándose en la apertura de fronteras.

Si Gulliver analiza esos datos creería estar en Liliput -¡país de seres diminutos!- cuya esperanza es que los rescate la Unión Europea, aunque sea con condiciones.

¿Qué imagen es más fidedigna? Probablemente la verdad es matizada; ni tan idílica como la del Gobierno, ni tan catastrófica como dicen sus detractores. Pero lo importante no es la exactitud del dibujo sino a que lleva cada imagen.

La imagen de España cómo un Brobdingnag conduce a la autocomplacencia, negación de la profundidad de la crisis que se avecina y mantener la situación igual. El Gobierno seguiría vendiendo la bondad de sus acciones y culpará a la oposición de ofuscación y falta de colaboración. La imagen de España como un Liliput desemboca en dos posibles actitudes: el pesimismo paralizante o la reacción constructiva.

La imagen de España cómo un Brobdingnag conduce a la autocomplacencia, negación de la profundidad de la crisis

En resumen, nuestros dirigentes pueden optar por:

1. La autocomplacencia que conduce a la inacción y se paga tarde o temprano, como le pasó a España al negar la evidencia el 2008 ¿se acuerdan de los 'brotes verdes'?

2. La desesperación paralizante que lleva a la crítica mordaz de unos contra otros; el espectáculo que estamos viendo en el Congreso los últimos días.

3. La reacción constructiva con cooperación, cesiones de unos y otros sin descalificaciones cínicas de nadie. Algo que la llamada Comisión de Reconstrucción parlamentaria podría conseguir si en lugar de vicepresidentes políticos escuchan expertos económicos de verdad.

Si Usted fuera Gulliver viajando por esta España nuestra, ¿cuál de las tres cree más probable?        

*** José Ramón Pin es profesor del IESE.