Ni España ha tenido que librar una guerra para vencer al -todavía vivo- coronavirus, ni necesita una reconstrucción para salir de esta crisis de origen sanitario. La realidad económica demuestra que lo que este país necesita es retomar -con estrictas condiciones de seguridad- la actividad y hacer los deberes que tenía pendientes desde hace muchos años para modernizar su economía y ganar competitividad.

Los datos del paro de los últimos tres meses demuestran que el lenguaje bélico con el que el Gobierno ha ido escribiendo el relato en este estado de alarma no es pertinente. El cierre de la economía provocó una lógica destrucción de empleo y la lenta apertura económica y social está viniendo acompañada de la recuperación de los empleos en aquellas empresas que vuelven a funcionar.

Las comunidades autónomas que entraron en fase 1 a comienzos de mayo lideraron la afiliación a la Seguridad Social, destacando Baleares, Castilla-La Mancha y Extremadura por encima del resto, según los datos que publicó este martes el Ministerio de la Seguridad Social.

Andalucía (que también figuró parcialmente entre las primeras regiones en pasar a la fase 1) encabezó la bajada del paro, seguida por Castilla-La Mancha y Extremadura.

En el polo opuesto, Cataluña (y en especial Barcelona) y Madrid lideraron el aumento del desempleo. Estos dos puntos de España fueron los últimos en abandonar la 'fase cero'.

La apertura económica viene acompañada de la recuperación de empleos en aquellas empresas que vuelven a funcionar

Las estadísticas muestran que la gran incógnita es qué pasará con los trabajadores del turismo, una actividad que no podrá 'reabrir' en condiciones normales en mucho tiempo. Los datos ponen de manifiesto las dificultades que atraviesa este sector, que hasta hace unos meses representaba el 13% del empleo en España.

El paro subió con fuerza en Baleares y Canarias, donde la dependencia del turismo va a hacer necesario plantear medidas de choque para sus economías, ya que hoteles y aerolíneas tardarán al menos tres años en recuperar la 'normalidad' previa al Covid-19.

En el conjunto de España, tras la destrucción masiva de empleo que se produjo entre la segunda quincena de marzo y el mes de abril, en mayo se crearon cerca de 188.000 empleos. Al mismo tiempo, el paro aumentó en 26.462 personas.

El balance es malo, puesto que el 31 de mayo había 700.000 afiliados menos que antes del Covid-19 y 3,1 millones de personas en situación de ERTE. Sumados estos últimos a los 3,8 millones de parados, son cerca de siete millones de españoles sin trabajar. 

Sin embargo, hay señales esperanzadoras, ya que se confirma que al menos una parte del empleo consiguió 'hibernar'.

Fue el caso de la construcción que consiguió cerrar el quinto mes del año con 50.035 afiliados más gracias al reinicio de las obras. La hostelería que en muchos casos pudo abrir en mayo con aforos también sumó afiliación con 35.402 trabajadores.

Esto permitió que cerca de 400.000 trabajadores salieran de situación de ERTE en mayo y volvieran a trabajar. 

Dos de cada 10 personas que perdieron su empleo por el Covid-19 han podido recuperarlo. Un dato que replica la tendencia de lo que está ocurriendo con el empleo en otras economías más avanzadas que la española.

En concreto, en EEUU, donde las peticiones de desempleo han bajado en casi cuatro millones (lo que significa que un 15,49% de los parados ha salido del paro), según recordaba Juan Ignacio Crespo en su artículo de los lunes en Invertia y desarrollaba en su newsletter financiera.

Con todo esto, el hecho de que la economía no esté derruida no significa que no haga falta poner sobre la mesa nuevos planes de choque económico con nuevas ayudas para sectores concretos, reformas estructurales y seguridad jurídica para evitar una recuperación con forma de L que prolongue la travesía de esta crisis.

La CEOE volverá a sentarse el jueves en la mesa del diálogo social con la vicepresidenta Nadia Calviño para explorar esas ideas. De momento, coincidiendo con los datos del paro, su think tank publicó este martes un documento en el que estimó que el impacto que están teniendo los ERTE en el VAB (valor añadido bruto del proceso productivo) alcanza el 0,7% y representa 151.000 empleos.

Según el Instituto de Estudios Económicos (IEE), ampliar hasta diciembre esos ERTE tendría un impacto adicional de hasta un 1% de VAB y de 212.000 empleos añadidos. Esto nos da una idea de por dónde querrán ir los empresarios para impulsar la recuperación económica y no la reconstrucción.