A pesar de la actual crisis del Covid-19, la industria vasca ha demostrado ser una de las más sólidas y estables de nuestro país. Alcanzar este nivel de producción y efectividad no hubiese sido posible si no hubiese detrás un ecosistema de innovación muy potente, que ha ido creciendo y aumentado durante años y que espero que permanezca así dada la situación actual.

Nosotros nacimos en el año 71. Cikautxo es una empresa especializada en el sector de la goma que cuenta con un componente diferenciador: un laboratorio dedicado a la formulación continua de nuevos tipos de caucho. La base científica de este laboratorio ha terminado impregnando a toda la empresa de una cultura de innovación y desarrollo tecnológico que ha desembocado en Cikatek.

Este es el nombre de nuestro departamento de I+D, donde trabajamos de manera permanente para obtener nuevas fórmulas que nos permitan dar solución tecnológica a las nuevas demandas del mercado. Responder a ellas no sería posible para nosotros si no contásemos con un ecosistema de innovación potente. Es decir, una red de centros tecnológicos en la que las empresas podamos compartir ideas, proyectos, tecnologías y buscar soluciones conjuntas.

La eficacia y eficiencia en innovación aumenta la velocidad de ejecución del producto. También la velocidad para dar respuesta a lo que las grandes compañías del sector necesitan para poder desarrollar sus productos.

Obviamente, para llevar a cabo todo lo mencionado anteriormente se necesita apoyo económico. Apostar por la innovación y el desarrollo siempre conlleva riesgo ya que los resultados son inciertos y los retornos, generalmente, llegan a largo plazo.

Aquí entran en juego instituciones como el Banco Europeo de Inversiones que cuenta con iniciativas como el Programa de Préstamos para Midcaps de España y Portugal, un programa de financiación específico para empresas de mediana capitalización, al que optamos desde Cikautxo.

En nuestro caso, esta vía era la que mejor se adaptaba a las características de nuestra empresa y a nuestra realidad económica. Contar con este respaldo económico permite hacer más cosas, alcanzar proyectos más ambiciosos y obtener resultados más rápido. Pero, lo más importante, permite que las empresas podamos afrontar el proceso de transformación digital que viven prácticamente todos los sectores.

Además, este tipo de ayudas económicas tienen un impacto social que en muchos casos pasa desapercibido. En nuestro entorno, Cikautxo es un agente económico de primer orden en Lea-Artibai. Junto con un par de organizaciones industriales, agrupamos un importante porcentaje del empleo industrial de la zona del valle. En nuestras empresas requerimos de puestos para profesionales altamente cualificados y perfiles para el trabajo de producción en el ámbito local. 

Pero no hablamos solo de trabajo directo si no que contribuimos a generar una actividad económica que repercute en una amplia red de empresas que trabaja con nosotros: mantenimiento, logística, I+D, etc. Así pues, que nos mantengamos como una empresa activa, en primera línea de innovación, no solo es vital para la supervivencia de la compañía, sino para la actividad económica y social de Lea-Artibai.

No hablamos solo de trabajo directo si no que contribuimos a generar una actividad económica

La innovación es una actividad de riesgo, en la que no todo sale bien y requiere dedicar muchos recursos para obtener unos resultados que se alcanzan en un medio-largo plazo. Por tanto, el apoyo de instituciones como la Unión Europea a través de los programas del Banco Europeo de Inversiones es fundamental para que las empresas podamos desarrollar esta área de nuestro negocio.

No obstante, para reforzar la industria de cualquier región o país, tan importante es el apoyo económico como la instauración de una cultura social en la que se apueste y promueva la innovación e investigación. Este tipo de programas de financiación, en las que se apoyan los proyectos de innovación, contribuye a que las medianas empresas se impregnen de esa cultura de “investigación”.

Conseguir una industria sólida en este aspecto requiere un cambio de mentalidad muy importante y una transformación en muchos aspectos.

En primer lugar, en las empresas que ya están en activo; para poder competir y responder a las necesidades del mercado, deben estar dispuestas a transformarse y apostar abiertamente por la innovación. Para ello, la cultura social de la que hablábamos anteriormente debe trasladarse también a los trabajadores.

La innovación es una actividad de riesgo, en la que no todo sale bien y requiere dedicar muchos recursos

La transformación que la innovación implica también afecta a los puestos de trabajo que conocemos hoy en día. Es necesario contar con profesionales dispuestos a actualizarse y a adaptarse a las nuevas necesidades del mercado.

Este clima favorable a la innovación también influye en que los universitarios puedan desarrollar los primeros pasos de su carrera profesional en empresas preparadas para competir en desarrollo, tanto a nivel europeo como a nivel mundial.

La apuesta por la innovación en cualquier región tiene un impacto social y económico incalculable. Para seguir en el mercado es necesario mantener el ritmo tecnológico de nuestros clientes. De no hacerlo, estaría en riesgo la propia supervivencia de la empresa y, por tanto, todos los puestos de trabajo que generamos de manera directa e indirecta.

Y para mantener este ritmo, es de vital importancia contar con el respaldo de una industria potente, innovadora y que esté al día en innovación y desarrollo. Dado el contexto actual, hablar de innovación puede parecer accesorio. Pero tengamos en cuenta que muchas empresas tendrán que reinventarse y adaptarse. Para ello, un buen punto de referencia son los programas que la Unión Europea ya tiene en marcha para apoyar al tejido empresarial.

*** Iñigo Laskurain es director general del Grupo Cikautxo.