"Traigo cajas vacías y algunas con restos de medicamentos para reciclar", dice una mujer al entrar en una farmacia. Miro el punto Sigre y está lleno. Y me doy cuenta de cómo hemos interiorizado la importancia del reciclaje de fármacos.

Han pasado ya 20 años desde que el sector farmacéutico pusiera en marcha Sigre, un sistema para gestionar los residuos de medicamentos y sus envases. Y las cifras hablan por sí solas.

"Nueve de cada diez hogares reciclan los medicamentos, lo que demuestra que esta práctica se encuentra sólidamente implantada entre los ciudadanos”, ha explicado Miguel Vega, director de Relaciones Institucionales de Sigre, a Invertia. 

En 2020 se recogieron una media de 91,92 gramos por habitante de estos residuos domésticos, lográndose reciclar el 59,16% de los materiales de envases recuperados.

El punto de partida de este proceso es la prevención. Es decir, crear envases más sostenibles. Y es tarea de los laboratorios.

Desde el año 2000, la industria farmacéutica ha culminado con éxito siete Planes Empresariales de Prevención de Envases y ha aplicado más de 3.000 iniciativas de ecodiseño.

De esta forma, ha conseguido reducir el peso de los envases farmacéuticos en más de un 25% y facilitar el reciclado del 60% de los materiales de los envases recogidos, según cifras facilitadas por Sigre.

Cerrar el ciclo de vida del medicamento

Más de 22.000 farmacias cuentan con un punto Sigre en sus establecimientos. Pero, ¿qué pasa después con los envases y restos de medicamentos que llevamos a las boticas?

Son las empresas de distribución farmacéutica las que se encargan de retirarlos. Aprovechan el mismo viaje que realizan para llevar a las farmacias los medicamentos nuevos. Este modelo de recogida contribuye a evitar la emisión a la atmósfera de 1.400 toneladas de CO2 al año.

Zona de almacenamiento.

Tras la recogida en las farmacias, los restos de medicamentos y sus envases son trasladados hasta los almacenes de la distribución farmacéutica, donde se almacenan temporalmente en una zona especialmente identificada y separada de los productos farmacéuticos.

Allí permanecen bajo custodia hasta que los gestores autorizados los recogen para su traslado a la Planta de Clasificación de Envases y Residuos de Medicamentos de Sigre ubicada en Tudela de Duero (Valladolid).

Esta planta, que es pionera a nivel mundial, está dotada con avanzados equipos tecnológicos, un alto grado de automatización y sistemas de inteligencia artificial para llevar a cabo la separación y clasificación de los envases y medicamentos, explican a Invertia desde Sigre.

Además, todo el proceso está controlado por un sistema de trazabilidad que permite garantizar el origen de los residuos.

Planta de reciclado.

Tras el proceso de clasificación se obtienen los materiales que pueden ser reciclados (papel, cartón, plástico, vidrio, etc.). Por su parte, los medicamentos no peligrosos y los envases no reciclables son sometidos a un proceso de elaboración de combustible derivado de residuos (CDR) para su valorización energética en plantas industriales.

Por último, los residuos de medicamentos catalogados como peligrosos se eliminan controladamente a través de gestores autorizados.

El resultado de todo este proceso se traduce en "evitar la tala de más de 165.000 árboles y permite ahorrar más de 350 millones de kW/hora, más de 300 millones de litros de agua y alrededor de 55 millones de litros de petróleo", ha especificado Vega.

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