Bruselas

La Comisión Europea ha firmado este viernes con Sanofi-GSK el segundo contrato para asegurarse el acceso a una posible vacuna contra la Covid-19. El contrato permitirá a todos los países de la UE adquirir hasta 300 millones de dosis del antídoto si los ensayos clínicos concluyen con éxito. El importe del adelanto que ha pagado Bruselas -financiado con el presupuesto de la UE y que no se recuperará si la vacuna fracasa- no ha sido desvelado.

Las dos empresas iniciaron un estudio de fase 1-2 en septiembre, que será seguido de un estudio de fase 3 a finales de 2020. Si todo va bien, la vacuna de Sanofi-GSK estaría disponible para el segundo semestre de 2021.

La Comisión, que negocia en nombre de los 27 Gobiernos de la UE, ya ha firmado un contrato similar con AstraZeneca y sigue negociando acuerdos similares con otros cuatro fabricantes de vacunas: Johnson & Johnson, CureVac, Moderna y BioNTech. El objetivo es construir una cartera diversificada y maximizar así las posibilidades de garantizarse al menos una vacuna que funcione.

"Dado que varios países europeos están sufriendo nuevos brotes tras el verano, una vacuna segura y eficaz es más necesaria que nunca para superar esta pandemia y sus devastadores efectos en nuestras economías y sociedades", ha declarado la comisaria de Sanidad, Stella Kyriakides.

"Pronto se cerrarán acuerdos con otras empresas y se creará una cartera de vacunas prometedoras, basadas en diversos tipos de tecnologías, lo que aumentará nuestras posibilidades de encontrar una solución eficaz contra el virus", sostiene la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.

Un tipo de vacuna que ya se usa

Sanofi y GSK están desarrollando una vacuna recombinante contra la Covid-19, utilizando tecnología innovadora de ambas empresas. Sanofi aporta su antígeno Covid-19 de proteína S, que se basa en la tecnología del ADN recombinante. GSK pone su tecnología de coadyuvantes, de especial importancia en una situación de pandemia, ya que puede reducir la cantidad de proteína necesaria por dosis, facilitando así la producción de más dosis.

La combinación de un antígeno a base de proteínas junto con un coadyuvante está bien documentada y se utiliza ya en una serie de vacunas disponibles actualmente para mejorar la respuesta inmunitaria, según destaca el Ejecutivo comunitario.

El contrato firmado por Bruselas con Sanofi-GSK permite a los Estados miembros donar parte de sus dosis reservadas a países de renta baja y media. Además, las farmacéuticas se comprometen a esforzarse en proporcionar una parte significativa de su suministro al Mecanismo de Acceso Mundial contra la Covid-19 (COVAX), concebido también para facilitar el acceso al antídoto en los países más pobres.

El dinero aportado por la UE en este contrato de adquisición anticipada se considera un pago a cuenta de las vacunas que los Estados miembros compren realmente. El objetivo es financiar parte de los costes iniciales de los productores de vacunas.

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