Justo cuando el acercamiento entre la patronal del transporte y el Gobierno estaba cada vez más cerca de desconvocar el paro de tres días (del 20 al 22 de diciembre), un nuevo problema pone en jaque la Navidad. Los sindicatos amenazan con convocar nuevos paros si el Ministerio de Transportes y las grandes empresas no atienden sus reivindicaciones. Hablamos de paros distintos y de una amenaza que no hace más que ejemplificar la división dentro del propio sector. 

El primer aviso está en Murcia. CCOO, junto con UGT y USO, ya ha convocado una huelga en la región entre el 23 de diciembre y el 2 de enero por la falta de acuerdo en las negociaciones del nuevo convenio colectivo. Estamos hablando de una huelga que arrancaría tras la de la patronal si finalmente no la consigue parar el Gobierno.

El origen del problema está en las diferencias entre empresas y trabajadores. ¿Qué pide la patronal? Tres reivindicaciones principales: la prohibición de que los conductores realicen la carga y descarga de los camiones, la no implantación de la Euroviñeta y la aplicación obligatoria de la cláusula de revisión del coste del combustible. 

Una cuarta es la construcción de áreas de descanso seguras para los profesionales, según detalla la Confederación Española de Transporte de Mercancías (CETM), una de las patronales presente en las negociaciones con el Gobierno. 

¿Qué piden los camioneros? Desde CCOO no creen que los problemas que plantean las patronales sean los principales del sector, sino la "competencia desleal llevada a cabo entre las propias empresas y la incapacidad de las distintas Administraciones para poner freno a la variedad de fórmulas fraudulentas de abaratar los costes salariales". Es decir, quieren luchar contra la precariedad del sector.

Camiones.

Asimismo, creen que el relevo generacional es un problema. Es preciso señalar que se calcula que España necesitará en los próximos años 15.000 conductores para el transporte por carretera. El problema es que las malas condiciones salariales de los trabajadores echan para atrás la entrada de jóvenes en el sector.

Por otro lado, "la patronal quiere seguir pagando por kilómetro trabajado y no por las horas de descarga", señala Jesús Ballesteros, portavoz del área de Acción Sindical del sector de Carretera y Logística de FSC-CCOO. Este alerta de que esta conflictividad se extenderá a todo el territorio nacional si no se les tiene en cuenta. 

Negociaciones

Pero la división en el sector del transporte por carretera también se refleja en la mesa de negociación. Si atendemos a la cronología de los hechos, la primera convocatoria de huelga la hizo la patronal a través del Comité Nacional del Transporte por Carretera (CNTC). Se anunció el 10 de noviembre para los días 20,21 y 22 de diciembre.

Desde entonces se han producido tres reuniones del departamento de Mercancías del CNTC. La tercera tuvo lugar ayer. En esta, patronal y Gobierno acercaron posturas. Aunque se mantiene la huelga, parecen estar más cerca de alcanzar un acuerdo que la desbloquee con medidas que pretenden solucionar el problema de la carga y descarga, la cláusula del gasóleo y el mantenimiento del gasóleo profesional. 

El problema es que aquí no están representados los sindicatos. Desde CCOO aseguran que no esperaban que el Ministerio se sentara solo con la parte empresarial a hablar de este tipo de cuestiones sin la representación de los trabajadores. De hecho, remitió una solicitud a ambas partes para que la mesa del diálogo fuera entre las tres partes. Pero ninguno de los dos le respondió.

La secretaria de Estado, Isabel Pardo de Vera, en la sede del Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana.

La cuestión es que el CNTC es una entidad que reúne con el Gobierno a todos los agentes del sector del transporte y que lleva años desarrollando reuniones para tratar algunos de los temas por los que la patronal convocó huelga. Es decir, no es una nueva mesa de negociación montada tras dicha convocatoria.

Por ello, el Ministerio de Transportes estudia convocar al Comité Nacional de Transporte y dar entrada a los sindicatos para que expongan sus reivindicaciones, según ha podido saber este medio. 

Sin fecha para ello todavía, lo único claro es que la amenaza de los trabajadores del transporte es real y podría dejar en papel mojado un posible acuerdo entre patronal y Gobierno para detener su paro. Eso sin contar el duro impacto que tendrá una nueva huelga en plenas Navidades.

Colapso total

Como ya contamos en EL ESPAÑOL-Invertia, tres días son justamente los necesarios para colapsar un país. Son 72 horas en las que se produce una rotura de la cadena logística que afecta a todos los sectores de la economía, aunque algunos se ven más dañados, como la alimentación.

De ahí que, históricamente, en las huelgas de transporte se realicen este tipo de planteamientos, explican fuentes del sector. Y para muestra un botón. En la última huelga de camioneros, que se llevó a cabo entre el 9 y el 15 de junio de 2008, comercios pequeños y grandes superficies comenzaron a sentir el desabastecimiento desde Mercamadrid al tercer día.

Eso en tres días. Pero, ¿qué pasaría si fueran más? El colapso y el desabastecimiento -no solo de alimentación- sería mucho mayor. Esto se sumaría a la actual crisis de suministro y retrasos en las entregas, generando un grave problema. Un problema para el que la cuenta atrás ya ha empezado a correr.

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