La falta de una red de carga lo suficientemente desarrollada es el principal obstáculo para que la adopción de los vehículos eléctricos acelere en la Unión Europea. Tras décadas esperando a la industria del automóvil, las marcas han plagado sus portafolios de modelos eléctricos e híbridos cada vez más asequibles en precio. Por el contrario, la red de carga no ha evolucionado a la misma velocidad en todos los países.

El 70% de todas las estaciones de carga de la UE se concentran en solo tres países: los Países Bajos (66.665 puntos), Francia (45.751 puntos) y Alemania (44.538 puntos) concentran más de dos tercios de la infraestructura de carga, según los datos de Asociación Europea de Fabricantes de Automóviles (ACEA). Un dato que aún resulta más chocante si se tiene en cuenta que juntos, estos países representan solo el 23% de la superficie total de la UE.

Por el contrario, el 30% de la infraestructura se encuentra disperso en el 77% restante de la región comunitaria. Países como Rumanía, que es aproximadamente seis veces más grande que los Países Bajos, cuenta solo con 493 puntos de carga.

Este despliegue de infraestructura de dos velocidades está generando una peligrosa brecha para la movilidad eléctrica entre ricos y pobres. Entre los estados miembros con más PIB de la UE y los países con menores recursos. En esta distribución, los países con una relación más desigual entre PIB y territorio salen aún peor parados. Un grupo en el que España con el 3,3%, parece estar quedándose atrás.

Cada vez más distancia

De hecho, la brecha entre Alemania, el tercer país (que cuenta con el 19,9% de todos los puntos de recarga en la UE) y el cuarto, Italia con el 5,8%, ya es enorme. Desde esa posición la proporción de cargadores desciende rápidamente.

Este despliegue desigual de infraestructura de carga y repostaje para automóviles con propulsión alternativa en la UE ha sido evidente desde que ACEA comenzó su análisis anual en 2018. "Sin una acción decisiva ahora, es poco probable que mejore en los próximos años", advierte la asociación.

A medida que la Comisión Europea se prepara para revisar la directiva de Infraestructura de Combustibles Alternativos dentro de dos semanas, ACEA solicita objetivos vinculantes, no solo para los puntos de carga para autos eléctricos, sino también para las estaciones de hidrógeno para autos con celda de combustible, para cada estado miembro de la UE.

Elemento clave para la compra

"Cualquiera que quiera comprar un automóvil eléctrico o de celda de combustible depende de tener una infraestructura de carga o reabastecimiento de combustible, ya sea en casa, en el trabajo o en la carretera", declaró el director general de ACEA, Eric-Mark Huitema. "Ha llegado el momento de que los gobiernos de toda Europa aceleren la carrera hacia una movilidad más ecológica", instó Huitema.

Según los cálculos de la Comisión, una nueva disminución de las emisiones de CO2 de los automóviles del 50% en 2030 requeriría unos 6 millones de puntos de recarga públicos disponibles. Partiendo de las 225.000 instalaciones disponibles en la actualidad, es necesario multiplicar por 27 veces la actual infraestructura en menos de una década.

Así las cosas, la puesta en marcha de los diferentes planes de recuperación por parte de los países europeos será clave para acortar la brecha entre la actual red y la necesaria para llegar a los objetivos comunitarios. Un elemento que será vital para que las ventas de modelos eléctricos, por fin, despeguen en el Viejo Continente. 

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