Desde hace más de un año, seguimos con atención la ola de contagios generada por la pandemia de coronavirus. Los medios de comunicación y las redes están llenas de recetas para aplastar esta macabra curva. Ahora que parece que países como Israel o el Reino Unido consiguen doblegarla, otras olas comienzan a ganar protagonismo.

Una de las curvas que más sufren millones de habitantes en las ciudades es la de la hora punta. Cada día laborable, en el comienzo y en el final de su jornada, aquellos que deben desplazarse a grandes centros de trabajo ven como necesitan destinar horas de su tiempo personal a realizar trayectos que duran pocos minutos cuando no hay tráfico.

Nuestro invitado de hoy a En Movimiento, Rui Stoffel, cofundador y CEO de BusUp, dedica gran parte de sus esfuerzos a revertir esta situación. Su empresa ofrece servicios de movilidad corporativa a compañías cuya actividad se realiza en lugares donde el transporte público no llega. Un problema que, con distintos enfoques, tiene el mismo impacto en países de los cinco continentes.

¿Cómo se puede reducir la hora punta?

Si todos comenzamos a trabajar en el mismo momento, cuando yo llamo a mi cliente o a mi proveedor siempre tendrá que haber alguien al otro lado. Es una lógica innegable. Pero esto no tiene por qué ser tan rígido. Ahora, la nueva normalidad viene a flexibilizar este modelo.

A día de hoy, si miramos el promedio de Europa, en las zonas suburbanas más del 60% de la gente va al trabajo en coche. Pero es que hay algunos lugares del País Vasco donde esto llega al 98%. Además, el promedio de tiempo que tardamos para ir a nuestro puesto de trabajo en España ronda los 40 minutos por trayecto. Esto supone entre una y dos horas al día dedicadas sólo a ir a trabajar.

El coche eléctrico no es la solución para este problema. La diferencia de que vayamos en eléctricos frente a diésel es que podremos ir con la ventana abierta, pero los problemas de congestión van a seguir ahí. La solución para este problema es una combinación de coche compartido, transporte colectivo privado, público... Es un mix de opciones, no sólo una nos va a dar la respuesta que necesitamos. 

Nosotros vemos que esto funciona. Cuando una nueva empresa se instala en un parque empresarial en el que BusUp ya presta servicio, la tasa de conversión de trabajadores que usan nuestros servicios frente a otros modos es de más del 50%. Cuando hay una alternativa de movilidad cómoda, sostenible y barata la gente la utiliza.

¿Qué iniciativas nos pueden dar una solución para mejorar este problema de la movilidad urbana?

Nosotros fomentamos que la movilidad sea responsable. Depende de que todos contribuyamos en lo que podamos. Esto es una parte de la solución. Además, hay un componente importante por parte de los gobiernos y de las empresas para resolver la hora punta.  

La primera es la flexibilidad en el horario de entrada. A esto hay que sumar que ya no haya que venir todos los días a la oficina.

El siguiente punto tiene que ver con la forma en la que vas al trabajo. Un pase mensual en BusUp tiene un coste de 100 euros con el que un trabajador puede desplazarse y volver todos los días. Esto puede ser compartido. La empresa puede pagar una parte y el trabajador otra. 

Si esta persona va en coche, lo que representa en coste personal, como mínimo son entre 250 euros y 300 euros de salario neto. Una cifra que para la empresa supone un coste que ronda los 400 euros que tiene que destinar en salario mensual. Invertir en una solución de transporte puede salir un 75% más barato. ¿Tenemos que tener un coche en casa? Sí, pero no cuatro.

¿Existen muchas diferencias entre los mercados en los que operáis?

Europa por concepto es muy regulada. El sur más aún. España, al igual que Portugal, son dos países hiperegulados. Luego tenemos ejemplos como Alemania que se desreguló y apareció una empresa como FlixBus que ha tenido un impacto enorme en el transporte colectivo. 

En América Latina existe mucha regulación, pero nadie le hace caso. Siempre encuentran formas creativas para operar. Además, el gobierno no interviene cuando ve que esa actividad genera ingresos.

Para mí el referente es Estados Unidos. Aunque tengan todos los problemas que tienen, cuando nosotros estemos aún midiendo que nos ha pasado, ellos ya estarán creciendo a dos dígitos. Son muy prácticos. Si la ley no funciona se cambia. Aquí todo es muy lento. Y cuando se lanzan regulaciones a veces van por detrás de las necesidades del mercado.

Hay que intentar acelerar procesos y no hacer leyes a la antigua para regular negocios modernos. Pese a vivir realidades distintas allí donde operamos, vemos el mismo problema: Todas las sociedades son coche dependientes. 

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