Para la SEC (la Comisión de Valores y Bolsa estadounidense) los riesgos que el bitcoin plantea a los inversores se dividen en tres categorías: la opacidad del mercado (alta concentración de la propiedad, posibilidad de manipulación de los precios, el fraude y las transacciones ilícitas), la infraestructura del mercado (dónde se negocia el activo, la facilidad de acceso para los inversores) y la volatilidad de los precios.

Al dar luz verde a los ETF que siguen los futuros de bitcoin de la Bolsa Mercantil de Chicago, pero manteniendo la puerta cerrada a los ETF basados en efectivo, la SEC está reduciendo los dos primeros.

Sin embargo, a pesar de la euforia en el mundo cripto que supuso la salida de ese primer ETF autorizado en los EE. UU., lo cierto es que no significa que la amenaza regulatoria no penda sobre estos activos.

El viernes pasado la SEC rechazó una propuesta para la operación de un ETF que tendría directamente bitcoins, negando a VanEck la aprobación para que su fondo cotizado en bolsa de bitcoin se negocie en CBOE Global Markets Inc, en lo que supone la primera decisión sobre el tema desde el lanzamiento de los primeros ETF de futuros de bitcoin.

El regulador reiteró su preocupación de que basar un producto en el precio al contado del bitcoin podría violar las normas de valores porque el mercado es demasiado propenso al abuso.

El punto de vista de la CNMV

A finales del mes pasado, el presidente de la CNMV, Rodrigo Buenaventura, advirtió en Bilbao, en las jornadas Norbolsa Markets Forum 2021, que la información sobre los riesgos de las criptomonedas parece casi siempre "oculta" por los mensajes de "enriquecimiento rápido" a través de redes sociales.

Tras precisar que "todo son hipótesis", ha manifestado que la formación de precios en este tipo de productos carece de unas "mínimas garantías" a diferencia de acciones o de otros instrumentos financieros. Según ha apuntado, nada impide que alguien "manipule conscientemente" la cotización de cualquier criptomoneda, bien con "transacciones o informaciones falsas".

También se mostró escéptico sobre la capacidad de generar valor de las criptomonedas para inversiones a largo plazo y cree que "si una criptomoneda es volátil y rentable no durará como moneda y, si dura, dejará de ser rentable". 

A su juicio, las únicas criptomonedas que pueden conservar "algún valor" a largo plazo son las que acaben convirtiéndose en medios de pago "comúnmente aceptados", bien sea en pagos internacionales o locales.

Al respecto de las criptodivisas dijo que “carecen de una corriente de flujos, de pagos que determinen un valor intrínseco". Según ha apuntado, eso los asemeja más a divisas que al resto de instrumentos financieros, pero con la "importante diferencia" de que sus depósitos no pagan interés.

Incluso ironizó con los "nuevos e interesantísimos modelos de negocio casi cada semana". Según ha manifestado, el escepticismo de los supervisores no proviene de un "tradicionalismo o conservadurismo", ni tampoco de un "miedo" a que se transforme este sistema financiero. "No nos asustan ese tipo de cambios", ha añadido.

Sin embargo, señaló que las finanzas descentralizadas son una realidad "cada vez más presente" y son "en sí mismas positivas" y cree que en "muy poco tiempo" habrá cripto-bonos, cripto-participaciones de fondos de inversión o incluso activos reales (inmuebles) tokenizados.

Las inversiones no son un juego

Buenaventura ha asegurado que la preocupación viene determinada por un "mandato de protección del inversor y particularmente, por el daño potencial que decisiones arriesgadas sobre activos no regulados pueden tener sobre miles de inversores si no son capaces de ponderar y entender adecuadamente los riesgos que están dispuestos a soportar".

Según Buenaventura el desarrollo de la digitalización también ha traído consigo el florecimiento de la "jueguificación" de la negociación, que consiste en presentar la inversión bursátil como un juego, "con confeti digital y, literalmente, con fuegos artificiales al estilo de las máquinas tragaperras".

Según ha apuntado, están empezando a detectar casos de adicción al 'trading' en algunos grupos de población y cree que esta situación "banaliza la inversión y no lleva a nada bueno" porque "frivoliza lo que en algunos casos pueden ser decisiones de mucha relevancia para la vida de los inversores".

Buenaventura ha indicado que el desarrollo de las redes sociales ha traído "beneficios" para una comunidad de inversores "mejor formada", pero surgen "riesgos nuevos", como que grupos de inversores se concierten para "pactar estrategias diseñadas con el objetivo de situar el precio de un valor en un determinado nivel artificial", lo que "podría equivaler en ciertos casos a una manipulación del mercado".

Según ha apuntado, el caso Gamestop es un "referente de ese fenómeno del trading conectado".

Tras indicar que la CNMV no tiene "potestad para perseguir delitos", ha asegurado que tienen una responsabilidad social para fomentar una labor de cooperación entre diferentes administraciones, pero también con entidades privadas, "no para erradicar estas actividades, cosa poco probable, pero si para detectarla de manera más temprana, reducir su tamaño y el perjuicio sobre los inversores".

En este sentido, ha señalado que están detectando un crecimiento de "potenciales fraudes y esquemas piramidales", algunos de ellos ya en fase de instrucción judicial, que tienen "como objeto las criptodivisas en muchos casos".

Stablecoins

Los pioneros tecnoanarquistas de las criptomonedas creían que estaban creando una nueva forma de dinero descentralizado y no regulado. Pero el éxito está cambiando esas variables.

Lejos de ser una alternativa al dinero emitido por el Estado, las stablecoins como Theter, están vinculadas a monedas de curso legal respaldadas por los gobiernos, como el dólar.

Estos tokens permiten a los inversores entrar y salir de sus activos de criptomonedas sin tener que interactuar cada vez con un banco que se muestra desconfiado ante la posibilidad de permitir involuntariamente el lavado de dinero, el financiamiento del terrorismo, la pornografía infantil o la extorsión.

De hecho, los clones de monedas nacionales basados en la blockchain comenzaron a hacerse populares a medida que las plataformas de criptomonedas despegaron a fines de 2017; muchas de ellas no tenían licencias para aceptar dinero fiduciario.

Su valor está vinculado a otros activos, como el dólar estadounidense, y las empresas suelen comprometerse a mantener reservas que garanticen que los inversionistas puedan cambiar los tokens por moneda "normal".

Las autoridades ya empezaron a tomar medidas enérgicas. En febrero, Tether llegó a un acuerdo con el fiscal general de Nueva York sobre las acusaciones de que mintió sobre las reservas que respaldaban la moneda. A principios octubre, la CFTC ordenó a Tether pagar 41 millones de dólares por demandas similares.

El Grupo de Trabajo del Presidente sobre Mercados Financieros está preparando en Estados Unidos un informe con el objetivo de garantizar que las criptomonedas no amenazan la economía, y también busca aclarar cómo la Administración Biden regulará el sector a través de varias agencias, que probablemente tendrán cada una un rol específico.

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