Pocos dudan que las divisas digitales de bancos centrales (CBDC, por sus siglas en inglés) son el futuro, entre otras cosas porque miembros de los bancos centrales no dejan de hablar de ello. La semana pasada, sin ir más lejos, fue el ejecutivo italiano del Banco Central Europeo, Fabio Panetta, quien habló de ello en un acto en Madrid junto a la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado.

Y el pasado fin de semana un informe de la consultora Oliver Wyman y JPMorgan Chase & Co. alabó la posibilidad de que una red a gran escala de CBDC arregle los actuales problemas que encierran los pagos transfronterizos.

En la reunión del G7 del mes pasado ambién se abordó la creación de las divisas digitales de los bancos centrales y han consensuado unas líneas maestras para estas monedas. Entre las conclusiones a las que han llegado tras una reunión en Washington, destaca que estas no deben "hacer daño" y deben cumplir unas normas rigurosas resumidas en 13 principios de política pública relativos a su aplicación. 

En una declaración conjunta, los ministros de finanzas y los banqueros centrales del G7, formado por Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido, han exigido que las nuevas monedas digitales de los bancos centrales "no perjudiquen" la capacidad de estos para mantener la estabilidad financiera

"Una fuerte coordinación y cooperación internacional en estos temas ayuda a garantizar que la innovación de los sectores público y privado aporte beneficios nacionales y transfronterizos al tiempo que sea segura para los usuarios y el sistema financiero en general", han declarado. 

En el texto conjunto se ha concretado que complementarían al dinero en efectivo y podrían actuar como activos de liquidación líquidos y seguros, además de anclar los sistemas de pago existentes. Asimismo, han acordado que las monedas digitales deben ser energéticamente eficientes y totalmente interoperables a nivel transfronterizo. 

Los líderes de las naciones del G7, entre las cuales varias están investigando el lanzamiento de estas monedas online han confirmado que comparten la responsabilidad de minimizar "los efectos perjudiciales para el sistema monetario y financiero internacional". La emisión de CBDC debe "basarse en los compromisos públicos de larga data con la transparencia, el Estado de derecho y la buena gobernanza económica", recoge la declaración. 

El euro digital

Como ya explicamos, uno de los miedos que existe ante la creación de divisas digitales de bancos centrales es que afectara de forma dramática a la banca.

Fitch Ratings advierte que la adopción generalizada de las CBDC podría perturbar los sistemas financieros si no se gestiona adecuadamente. Los riesgos incluyen el flujo repentino de fondos hacia los CBDC y fuera de los depósitos bancarios. 

Eso explica las declaraciones de Panetta de la semana pasada:

"Un euro digital debería diseñarse de forma que sea lo suficientemente atractivo para su uso generalizado como medio de pago, pero, al mismo tiempo, se evite que tenga tanto éxito como depósito de valor que desplace al dinero privado y aumente el riesgo de retiradas masivas de depósitos bancarios".

Panetta señaló que en la actualidad la importancia del efectivo en los pagos está disminuyendo debido a que los ciudadanos muestran una preferencia cada vez mayor por los pagos digitales y el comercio electrónico, mientras que el efectivo se utiliza cada vez más como depósito de valor:

"Si estas tendencias persistieran y se aceleraran, el efectivo acabaría perdiendo su papel central. Al igual que el sello de correos perdió gran parte de su utilidad con la llegada de internet y el correo electrónico, el efectivo podría perder relevancia en una economía cada vez más digital".

Reconoce que en este escenario se debilitaría la eficacia del dinero del banco central como ancla monetaria. De este modo, dado que las personas empiezan a utilizar el efectivo más como depósito de valor que como medio de pago, disponer de un euro digital les permitiría seguir usando el dinero de banco central como medio de cambio en la era digital, ha defendido.

"El euro digital y el efectivo se complementarían entre sí para garantizar que el dinero de banco central continúe siendo un ancla monetaria para el ecosistema de pagos, sirviendo como medio de cambio, depósito de valor y unidad de cuenta", ha subrayado.

"Además de poseer un atractivo intrínseco, un euro digital debería ser ampliamente accesible y utilizable para tener éxito sin percibirse como un competidor de los servicios de pago digitales que ofrece el sector privado y reforzando la competitividad de los pagos europeos, al abaratarlos y aumentar su eficiencia para los usuarios".

Weidmann

El presidente del Deutsche Bundesbank, Jens Weidmann, destacó este miércoles que una de las razones por las que a los consumidores les siguen gustando los billetes es porque los emite una institución oficial, de ahí que el euro digital vaya a ser un éxito.

Weidmann dijo que la encuesta realizada por el Bundesbank el año pasado mostró que "el efectivo era la opción más utilizada para los pagos cotidianos, incluso durante la pandemia de coronavirus", ya que la gente confía en el dinero sellado por los bancos centrales.

"Esto cambiaría con un euro digital, en la forma que se está examinando actualmente en el Eurosistema. Los particulares y las empresas de la zona del euro podrían utilizarlo para pagar con dinero del banco central, de forma sencilla, segura, barata y rápida, tanto en un entorno físico como digital", afirmó.

Weidmann señaló que una de las razones por las que la gente está preocupada por las transacciones digitales es la cuestión de la privacidad y que el BCE debe encontrar una manera de proteger los datos de los usuarios.

También señaló que ese formato de euro permitiría a las autoridades "rastrear las transacciones dentro del ámbito de la ley, para poder combatir actividades ilegales como el blanqueo de dinero y castigar a los autores".

Pagos transfronterizos

El economista italiano ha destacado que un euro digital accesible a no residentes e interoperable con otras monedas digitales de bancos centrales podría facilitar los pagos transfronterizos, que actualmente tienen costes elevados, velocidad reducida y acceso limitado.

Eso apunta el informe de Oliver Wyman y JPMorgan Chase&Co: "Una red que contenga una serie de monedas digitales de bancos centrales podría generar eficiencias que representen decenas de miles de millones de dólares y beneficiar a todos los participantes".

Según sus conclusiones una red a gran escala de múltiples CBDC, o de monedas digitales de múltiples bancos centrales que facilite pagos transfronterizos en tiempo real las 24 horas del día, los 7 días de la semana y mecanismos pago contra pago de divisas podría ahorrar a las empresas globales casi 100.000 millones de dólares al año.

Además, se resolvería una serie de puntos débiles en los sistemas actuales, como liquidez atrapada y pagos atrasados. Añaden que, si bien muchas entidades del sector privado y algunos bancos centrales han intentado resolver algunos de estos problemas, hasta ahora no existe una solución escalable y transparente que pueda funcionar en todos los países, monedas y sistemas de pago.

Una solución de ese tipo provocaría un replanteamiento de cómo los bancos comerciales y otros proveedores de divisas pueden entregar sus ofertas actuales y modificar procesos para todos, desde "market makers" o creadores de mercado hasta proveedores de tecnología, según el informe.

"Sin embargo, nos alienta el potencial de nuevos modelos operativos y de negocios, que podrían generar beneficios a largo plazo para todos los participantes".

El documento advirtió que las dificultades administrativas, de coordinación y de política monetaria asociadas con la incorporación de múltiples bancos centrales podrían resultar un obstáculo para iniciar redes CBDC a escala.

Miedo al impacto en el sector financiero

Los planes de muchos bancos centrales en torno a monedas digitales se han acelerado en los últimos años y países como Bahamas y Camboya se han incorporado junto con naciones más grandes, como China. Incluso el dólar estadounidense se está uniendo, aunque su proceso parece que vaya un poco más lento.

Si bien muchos ven una gran promesa en los planes, ya existe preocupación por el impacto en el sector financiero: el Banco de Pagos Internacionales (BPI) advirtió que las CBDC podrían convertirse en el refugio seguro preferido durante una futura crisis financiera, lo que podría agravar un éxodo en los prestamistas comerciales. 

Para evitar un desplome de la actividad bancaria el BPI ha recomendado de manera generalizada que las CBDC cuenten con un sistema dual en el que los bancos comerciales sean los encargados de comercializar dicha divisa y relacionarse con los ciudadanos.

Y en un informe de agosto, estrategas de JPMorgan liderados por Josh Younger dijeron que las CBDC minoristas deben establecerse con cuidado para evitar canibalizar el sector financiero de un país.

Por último, es evidente el interés de los miembros de los bancos centrales por dejar claro que no sólo las monedas digitales emitidas por ellos no tienen nada que ver con las criptomonedas, sino que son mejores. Así se explica Lael Brainard, de la que hemos hablado alguna vez como candidata de parte del partido demócrata para sustituir a Powell:

"A medida que proliferan nuevas formas de dinero privado como las stable coins, una CBDC patrocinada por la Fed podría ser una alternativa segura para los consumidores y las empresas porque es posible que los emisores privados no siempre puedan cumplir con sus pasivos, mientras que la Fed siempre puede hacerlo". Menuda indirecta.

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