La chispa de la duda ha vuelto a encender el polvorín en Wirecard. La fintech alemana se hunde hasta un 71% en la Bolsa de Fráncfort después de que su auditor de cuentas haya señalado que no encuentra evidencias de una cuarta parte del efectivo que la compañía dice tener en su balance. Un agujero de nada menos que 1.900 millones de euros.

“Hay señales de que se ha proporcionado información falsa al auditor por parte del fiduciario sobre sus cuentas bancarias con el objetivo de engañar y crear la percepción errónea de la existencia de dicho saldo de efectivo o la propiedad de las cuentas en beneficio de las empresas del grupo Wirecard”, ha indicado la empresa para explicar el señalamiento de la firma EY.

Debido a estas sospechas de alteración contable, la empresa ha vuelto a retrasar la publicación de sus cuentas anuales auditadas, sin que se haya señalado fecha para ello. Wirecard ha alertado de que si el balance no ve la luz este viernes, ciertos préstamos por valor de 2.000 millones de euros se podrán rescindir.

Caída en picado

Con este telón de fondo, la compañía ha visto sus acciones caer en picado desde los 104 euros por acción hasta perder los 30 euros. Al cierre, el descalabro se ha limitado al 61,8%, hasta los 39,9 euros en los que ha marcado su último precio este jueves. En lo que va de año, su gráfica pierde un 72% y el porcentaje engorda al 78% si se toma como referencia el cierre del ejercicio 2018.

El director ejecutivo de Wirecard, Markus Braun, ha señalado que “las confirmaciones emitidas previamente por los bancos ya no cuentan con el reconocimiento del auditor”, de manera que “todas las partes involucradas están tratando de aclarar el asunto lo más rápido posible”.

Acusaciones de fraude

A este respecto, la fintech alemana ha explicado que los bancos que emiten las garantías de depósito son dos entidades asiáticas con calificaciones de grado de inversión. En este sentido, ha subrayado que tienen mandatos de otras instituciones en la región.

En octubre el año pasado, 'Financial Times' publicó que parte del personal de Wirecard podría haber inflado fraudulentamente las ventas y las ganancias en las filiales del grupo. Mientras que la compañía ha negado estas acusaciones, KPMG ha llevado a cabo una investigación especial y dijo que no podía proporcionar datos sobre los ingresos de su negocio de adquisición de terceros.

De forma separada, el supervisor de los mercados alemanes está investigando a Braun por acusaciones de uso de información privilegiada en la compañía. En este sentido, el primer espada de la compañía fue también primer accionista de la misma, con una participación cercana al 7%.

Desde DWS, del grupo Deutsche Bank, han señalado que su posición fiduciaria en Wirecard se "ha ido reduciendo constantemente". En este sentido, la entidad puntualiza que "al cierre del mercado el 17 de junio de 2020, DWS ya había reducido su posición cerca de un 60%". Asimismo, añade que "actualmente ya no tiene posiciones en fondos gestionados activamente". Tras asegurar que "continuará cumpliendo con su deber fiduciario con los inversores", explica que "se está analizando la situación y considerando la posibilidad de emprender acciones legales".

Cambios en la cúpula

Ya con los mercados europeos cerrados a negociación, la compañía alemana ha anunciado la suspensión temporal, hasta el próximo 30 de junio, de su director operaciones, Jan Marsalek. Aunque no se han explicado las razones del cese, la coincidencia de hechos es significativa. Del mismo modo, se ha procedido a adelantar el fichaje de James Freis, inicialmente previsto para el 1 de julio, para el puesto de nueva creación de director de compliance.

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