El mandato presidencial de Pedro Sánchez pasará a la historia como el más breve hasta la fecha de la democracia española reciente. Sin embargo, sus diez meses de estancia en La Moncloa han bastado para provocar un éxodo masivo y sin precedentes en las sociedades de inversión de capital variable (sicavs). En este tiempo, la retirada roza la insólita cifra de los 1.000 millones de euros. O lo que es lo mismo, aunque las sicavs llevan en la diana de los políticos desde la campaña electoral de 2015, los impactos de la incertidumbre fiscal motivada por los partidos se han multiplicado bajo el Gobierno socialista.

De los casi diez meses cumplidos que tiene Pedro Sánchez como presidente del Gobierno español, en nueve se han producido reembolsos netos de capital en las sicavs. En otras palabras, casi pleno de huida inversora en el vehículo que se ha convertido en la bestia negra del socialista en su lucha contra la evasión fiscal y el blanqueo de capitales. Los últimos datos de la consultora especializada VDOS muestran que, entre junio de 2018 -cuando logró tumbar a Rajoy vía moción de censura- y finales de este mes de marzo, la cifra alcanza los 922,9 millones de euros a la fuga.

Si se considera que, como poco, a Sánchez le quedan dos meses más en el cargo hasta que se constituya el nuevo Gobierno, en el mercado se da por supuesto que la estampida alcanzará los 1.000 millones. Y es que la media por mes supera los 90 millones, según las cifras que maneja VDOS. Un solo mes, el de agosto, acogió entradas netas de capital en sicavs. Y fueron apenas 4,3 millones que poco han podido amortiguar la masiva retirada.

El detonante fue el pacto alcanzado en noviembre entre Sánchez e Iglesias, que apuntaba directamente hacia la fiscalidad de las sicavs y otros vehículos de inversión

Además, la tendencia está lejos de echar el freno. Lo parecía cuando en febrero, mes en el que Sánchez dio por agotada la legislatura al ser incapaz de sacar adelante sus Presupuestos Generales del Estado, tan solo pegaron la espantada 33 millones de euros. Sin embargo, a falta de que este mes acabe y lleguen las cifras definitivas de la industria de inversión, en la consultora ya contabilizan retiradas por 58,8 millones. Los 1.000 millones, el mismo importe que Sánchez preveía recaudar con su desechado impuesto a la banca, están a la vuelta de la esquina con este ritmo de salida.

Desde el sector se atribuye una parte de esta huida a la búsqueda de liquidez de los inversores y a la retirada hacia activos refugio, pero sobre todo a la incertidumbre fiscal y de supervisión generada en torno a estas sociedades. El detonante fue el pacto alcanzado en noviembre entre el todavía inquilino de La Moncloa y el líder de Podemos, Pablo Iglesias, que apuntaba directamente hacia un cambio en la norma de tributación de las sicavs. Ese mes, la estampida fue de 199,5 millones de euros. Récord en la serie histórica de, al menos, los tres últimos años. En diciembre, el pánico siguió campando a sus anchas y la retirada alcanzó otros 179,7 millones adicionales.

Con estas premisas, el anuncio en enero de que la supervisión de estas sociedades de inversión pasaba de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) a la Agencia Tributaria no pilló de sorpresa y entonces las salidas netas de capital se quedaron en 73,6 millones de euros. Una cifra en línea con la media mensual del último año, pero muy por encima de los 45 millones de reembolsos netos mensuales en los que se quedaba la media del año 2017.

NI CON LOS MERCADOS A FAVOR

Ni siquiera el buen comportamiento de los mercados en este comienzo del año ha traído de vuelta el dinero hacia estos vehículos de inversión cuyo nombre se desgasta con frecuencia en las últimas campañas políticas. El reflejo de esta disparidad se encuentra en que desde que empezó el año, a pesar de la fuga de 165,5 millones, su patrimonio ha engordado un 5,4%, hasta los 29.707,3 millones de euros.

La estampida inversora, que en muchos casos ha puesto rumbo hacia mercados como Luxemburgo en los que la legislación para estos vehículos está más que blindada, alcanza tal magnitud que su peso dentro del conjunto de la industria de la inversión en España ha perdido más de 69 puntos básicos, hasta quedarse con un 9,8% del mercado, según los datos de VDOS.

Si bien las comparaciones en esta materia son osadas por la gran diferencia del programa político de unos y otros, desde enero de 2016, cuando dio comienzo la breve XI Legislatura en la que no se alcanzó a formar Gobierno y Rajoy siguió ejerciendo en funciones, hasta su caída el pasado mes de junio, las sicavs captaron 172 millones de euros, lo que supone un ritmo medio de entrada de casi seis millones netos al mes. Y eso que 2016, ante la incertidumbre de quién ocuparía finalmente el poder ejecutivo del Estado, el año se saldó con reembolsos por 463,2 millones. Aun así, ni la mitad del capital que ya ha huido durante el fugaz mandato de Sánchez.

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