La reestructuración del sector financiero durante los años de la crisis ha sido brutal. Desde 2008, la banca ha cerrado 18.634 oficinas, pasando de las 45.500 sucursales registradas a finales de 2017 hasta las 26.866 que el sector mantiene abiertas en la actualidad en España. Un 41% menos que deja la red comercial en niveles que no se veían desde junio de 1981, cuando existían 26.665 sucursales en España.  

Según explica el economista Joaquín Maudos, el proceso de ajuste en el sector ha ascendido desde 2008 a unos 340.000 millones de euros, un 29,3% del Producto Interior Bruto (PIB) español. Pero la cifra parece insuficiente y todo apunta a que, con los nuevos recortes previstos, el número de oficinas caerá a niveles que no se veían al menos desde finales de los años 70, cuando apenas rozaban las 24.000 sucursales. De hecho, en 1974 (primeros datos disponibles en la estadística del Banco de España), el sector contaba con 15.300 oficinas en todo el territorio nacional. Un número que fue subiendo año tras año hasta cerrar la década con 24.169.

Es evidente que el sector se enfrenta a un serio problema de rentabilidad, compartido con la banca europea. Ante este escenario, los expertos apoyan este nuevo `acelerón¿ al ajuste, después de que en el último año se hayan cerrado otras 1.936 oficinas. ¿Es necesario aumentar la eficiencia y eso exige una reducción de la capacidad instalada, máxime teniendo en cuenta la elevada densidad y el reducido tamaño de las oficinas en España¿, indican los expertos. Según los datos oficiales, España cuenta actualmente con una oficina bancaria por cada 1.493 habitantes, frente a los 2.170 habitantes que atiende cada sucursal de media en la Unión Europea. La ratio de empleados es de 6,5 trabajadores en cada sucursal frente a los 15,6 en la UE.

En este escenario, la tendencia parece ser la de `menos oficinas pero más grandes y con más empleados¿. Los directivos de los principales bancos del país coinciden con esta idea. Pero la clave estará en acompañar este ajuste con iniciativas que impidan la exclusión financiera en ciertas regiones. Algo a lo que puede ayudar el proceso de digitalización que ya ha comenzado a cambiar la relación entre banca y cliente y en el que las entidades deben tener especial cuidado.

Según una encuesta elaborada por Bestinver y el IESE, a pesar de que las plataformas online ganan la batalla a la banca tradicional en el seguimiento y la búsqueda de información sobre productos financieros, la contratación final se sigue realizando en las oficinas físicas. Por ejemplo, un 70% de los encuestados asegura que siguen buscando información de productos como los fondos de inversión y los planes de pensiones a través de las páginas web de los bancos. Sin embargo, un 69% asegura que contrata los fondos en la oficina, porcentaje que sube al 78% en el caso de los planes de pensiones. La misma tendencia se observa en el proceso de contratación de depósitos, seguros de ahorros e incluso acciones.

Es evidente que las oficinas a pie de calle siguen siendo necesarias, sobre todo en determinadas regiones con mayor riesgo de exclusión financiera. Por eso, el sector bancario tiene que ser especialmente cuidadoso en la transformación de su red de sucursales. El momento es clave. El ajuste de los últimos años sigue su curso y son muchas las entidades inmersas, o a punto de iniciar, nuevos expedientes de regulación de empleo (EREs). Está previsto que Banco Santander comience en unos meses el cierre de sucursales tras completar la integración jurídica del Banco Popular. Bankia acaba de cerrar su proceso de ERE por la integración con BMN. Y Unicaja está a punto de hacerlo. Caixabank ha sido la última entidad en dar pasos en este sentido, con el anuncio del cierre de 821 sucursales dentro de su Plan Estratégico 2019-2021 que vendrá, eso sí, acompañado de aperturas de nuevas oficinas Store, en las que hay horario de mañana y tarde con cita previa.

Un nuevo modelo de sucursal, con oficinas más amplias y abiertas al asesoramiento, que otras entidades también están potenciando como Santander, con su Red Smart, Bankia, con sus Oficinas Ágiles o BBVA con los gestores remotos de BBVA Contigo.

La clave en este proceso de cambio está en no dejar a ciertos segmentos de la población sin servicios bancarios. La AEB ya ha realizado algunas propuestas, como que los bancos lleguen a acuerdos para `rotar¿ en aquellos municipios con escaso número de oficinas. Y las entidades también aplican ya ciertas medidas por su cuenta. Banco Sabadell, por ejemplo, trabaja en algunas zonas rurales con varias oficinas físicas que comparten director, con aperturas sucesivas a lo largo de la semana.