¿Nosotros nos estamos preparando para convivir con los tipos de interés al 0% hasta 2020¿. Corría el año 2016, y este era el sentir en una de las entidades cotizadas españolas. El Banco Central Europeo (BCE) les dio la razón el pasado jueves, cuando la entidad presidida por Mario Draghi anunció por sorpresa que, como pronto, los intereses seguirán donde están al menos hasta septiembre u octubre de 2019. Y donde están es donde decía ese banco: en el 0%. Eso, los tipos oficiales, porque los de la facilidad de depósito, claves para el negocio bancario y para referencias como el euríbor, se encuentran en el -0,40%.

Esta hoja de ruta está castigando al sector en bolsa. Porque las intenciones de Draghi superan lo esperado. No es que cambien demasiado el panorama, porque en ningún caso se esperaban subidas antes de 2019, pero sí lo suficiente como para mantener al sector 'en cuarentena'.

El calendario tentativo manejado por el mercado recogía una primera subida de los tipos de depósito hacia primavera y el inicio del aumento de los tipos oficiales entre junio y septiembre. Ahora, todo ha quedado relegado ¿hasta al menos el verano de 2019¿. Inclusive, de ahí que las miradas se dirijan hacia septiembre u octubre. Es decir, casi en vísperas del adiós del banquero italiano, que dejará la presidencia el 31 de octubre de 2019.

Este nuevo horizonte temporal está frenando la cotización de las entidades. Desde el cierre del pasado miércoles, la caída media de las ocho entidades cotizadas españolas se sitúa en el 4%, con descensos superiores al 5% en CaixaBank y Bankia. Y las ocho caen en el conjunto de las tres últimas sesiones, sin excepción alguna, lo que afianza la sensación de decepción extendida en el sector tras la cita con Draghi.

Más que nada, porque deja la impresión de que el sector se queda sin un catalizador para reaccionar, ya que esas caídas tampoco son nuevas, sino que llueve sobre mojado. En lo que va de año, Caixabank se deja un 5% en bolsa; Sabadell, un 14%; Santander, un 14%; BBVA, un 17%; y Bankia, un 18%. Se salvan de los 'números rojos' Bankinter, que suma un 7,5%; Unicaja, que sube un 13,5%; y Liberbank, con un avance del 2,5%.

VUELTA A EMPEZAR

Estos descensos retrasan aún más el ansiado `empate¿ entre la capitalización bursátil y el valor en libros de las entidades. Como ya pasó en 2017, las entidades volvieron a arrancar este año con fuerza en bolsa, hasta el punto de que el valor bursátil medio del sector llegó a igualar con su valor tangible. Todo indicaba que esta vez podía ser la buena. Que del 'empate' se pasaría a la 'victoria', a tener un valor bursátil superior a su valor en libros, indicativo de que el mercado estaba apostando de nuevo por el sector, por su capacidad de generar negocio en el futuro.

Pero no. De nuevo la piedra rodó ladera abajo. La resaca de los resultados anuales, primero; los brotes de volatilidad vistos en los mercados en febrero y mayo, luego; y las novedades del BCE, por último, impiden que el sector asiente esa valoración y vuelven a alejarlo de igualar su valor en libros.

De media, las ocho entidades cotizan a 0,85 veces su valor en libros, según los datos de Thomson Reuters. Aquí, eso sí, existe una excepción, la de Bankinter, que cotiza a 1,7 veces. Las siete restantes sí se quedan por debajo.

Las que más se acercan son BBVA y CaixaBank, que se mueven en torno a las 0,9 veces. Santander cotiza a 0,8 veces; Bankia, a 0,75 veces; Sabadell y Unicaja, a 0,6 veces; y Liberbank, a 0,5 veces.

EL DIFÍCIL RETORNO A LA RENTABILIDAD

La caída de las acciones y su correspondiente reflejo en el descenso de la capitalización de las entidades responden a que el nuevo calendario del BCE retrasará el impacto favorable que, a priori, la subida de los tipos ejercerá en el negocio bancario. Y en su rentabilidad, que sigue sin despegar y, sobre todo, sin llegar a lo que exigen los inversores.

En su Informe Anual de 2017, presentado a finales de mayo, el Banco de España (BdE) subrayaba precisamente que el coste de capital (CoE), es decir, la rentabilidad exigida por los inversores, de los bancos españoles se encontraba en el 10%. Antes de la crisis, se limitaba al 6%. Esa exigencia se traduce en que, para generar valor, los bancos deben sacar una rentabilidad a sus recursos propios (RoE) de al menos ese 10%. La realidad, sin embargo, demuestra que un RoE de doble dígito sigue siendo una quimera para el sector en las condiciones actuales. Al cierre del primer trimestre de 2018, sólo dos entidades cotizadas, Bankinter y BBVA, superaban esa cifra.

Los bajos tipos de interés, la presión regulatoria, la desintermediación del sistema con la llegada de nuevos competidores tecnológicos y los activos improductivos con los que aún carga el sector complican el retorno a las rentabilidades pre-crisis, más próximas de hecho al 15% que al 10%. Y así se lo está haciendo saber el mercado con unas cotizaciones que desembocan en que el sector no llegue ni a igualar en bolsa con su valor en libros.

- ¿La banca va a tener dificultades para alcanzar una rentabilidad atractiva¿