n un documento conjunto ambas entidades señalan que el desempleo juvenil recibe mayor atención por parte de las autoridades económicas nacionales e internacionales, a pesar de que los desempleados mayores de 50 años están en una situación más complicada.

De acuerdo con los datos recopilados en el estudio, el 72,1 % son parados de larga duración (un año o más), frente al 42,8 % de la población más joven (entre 16 y 29 años).

Según el informe, una de las consecuencias de la crisis económica ha sido el aumento en cerca de veinte puntos del paro de más de cuatro años de duración, ya que en 2007 solo el 5,5 % de la población parada llevaba buscando empleo cuatro o más años, mientras que en 2016 ese porcentaje legaba al 24,1 %.

Esto significa que el crecimiento del empleo "se centra en unos grupos poblacionales pero excluye a otros", lo que supone "una fijación del desempleo en determinados colectivos que pueden verse abocados a la pobreza debido a la imposibilidad de escapar del desempleo".

El grupo de población de 50 años en adelante presenta características que lo convierten en especialmente vulnerable, entre otras cosas porque su nivel de cualificación está por debajo de la media de los parados, a lo que se suma que la edad en sí misma es el segundo elemento (por detrás de la formación) que más dificulta la inserción laboral

En 2016, el 65,6 % de los desempleados de 50 o más años solo tenía los estudios obligatorios, mientras que en el caso de la población más joven este porcentaje baja al 48 %.

Por regiones, las que tienen mayor renta per cápita son las que presentan un menor porcentaje de parados buscando empleo desde hace cuatro años o más.

Canarias, Asturias, Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha y La Rioja son las que concentran mayor porcentaje de parados (más del 25 %) que llevan buscando empleo más de cuatro años, mientras que Baleares, Navarra y Aragón no superan el 20 % de parados en esta situación.

El análisis por sexo de la población parada según el tiempo de búsqueda de empleo revela que no existen diferencias significativas entre hombres y mujeres, pues las mujeres paradas suponen el 50,6 % de los desempleados totales y su distribución por tiempo de búsqueda de empleo es muy similar a la observada en los hombres.