Pablo Iglesias vivió una dura derrota electoral el pasado 4-M que se saldó con su renuncia a "todos sus cargos" en la estructura de Unidas Podemos y al acta de diputado en la Asamblea de Madrid. Un futuro fuera de la política "como la conocemos", pero que deja la puerta abierta a nuevas labores mediáticas, con programa propio y con vocación de emitirse en una cadena de difusión nacional.

El controvertido exvicepresidente de Gobierno nunca ha ocultado su fascinación por los medios de comunicación ya que es consciente de su poder, influencia e impacto en los movimientos políticos y en las elecciones. De hecho, ante su entorno más cercano no ha ocultado su desazón por el resultado electoral (10 diputados en Madrid) culpando directamente a los medios de comunicación de su derrota.

En muchas ocasiones ha acusado a la 'caverna mediática' de un acoso y derribo que ha perjudicado los intereses de Unidas Podemos. Sin ir más lejos, el pasado mes de abril, Podemos publicó un vídeo en redes sociales bajo el lema Ellos ya han hablado mucho, ahora que hable la mayoría donde aparecieron nombres de periodistas que habían arremetido contra Iglesias en otras ocasiones.

Vicente Vallés, Francisco Marhuenda, Ana Rosa Quintana, Eduardo Inda, Federico Jiménez Losantos, Susanna Griso, Pablo Motos y Carlos Herrera, entre otros, fueron los señalados. 

Este periódico ya informó del impacto de los grandes comunicadores en la campaña de Madrid: Vicente Vallés y Carlos Herrera. Entre los dos suman un millón de oyentes y espectadores diarios, la mayoría críticos con el partido.

Ataques a los periodistas

Es por ello por lo que desde los cuarteles podemitas se sugirió una estrategia de máxima confrontación, acoso y denuncia contra estos medios y comunicadores, para aglutinar a sus fieles en torno a la figura del líder poniendo en la picota a los periodistas.

En campaña cargó contra Carlos Herrera, el segundo locutor más escuchado de las ondas con 2,5 millones de oyentes, y antes también lo hizo contra Vicente Vallés, que suele tener entre 1,5 y dos millones de telespectadores.

Lo mismo aconteció con Ana Rosa Quintana. Días antes de las elecciones de Madrid, Pablo Iglesias acusó a la periodista de ser la "portavoz mediática de la ultraderecha". Una batalla con la que el expolítico intentó rentabilizar los 800.000 espectadores de la presentadora.

Una estrategia que no logró su objetivo a la luz de los resultados electorales, pero que ha llevado a Pablo Iglesias a reflexionar sobre sus próximos movimientos. El exlíder de Podemos ha transmitido a sus más cercanos que el futuro éxito de la formación pasa por una guerra frontal contra estos periodistas y medios, pero desde un altavoz mayor, con sus propias armas y en su propio terreno, el de las audiencias masivas.

En este sentido, encaja perfectamente la realización de un nuevo programa de televisión en una cadena nacional y que le permita hacer la batalla contra sus principales azotes mediáticos. Una batalla sin cuartel en la que el propio Pablo Iglesias -ya sin las ataduras de tener cargos políticos- pueda contestar a cada una de estas polémicas. Una suerte de Juan Carlos Monedero, pero con la cobertura de una televisión nacional.

Jaume Roures

Iglesias ha detectado que la batalla mediática de Podemos se debe seguir haciendo desde redes sociales y plataformas como YouTube -como hace el exdirigente de Podemos- pero que la estrategia no está completa si no hay una cobertura desde medios tradicionales.

En esta estrategia encaja perfectamente un supuesto acuerdo de Pablo Iglesias con Jaume Roures para que produjera su programa. En conversación con EL ESPAÑOL, el dueño de MediaPro negó que tuviesen algo cerrado, pero dejó la puerta abierta a colaborar con el exlíder morado.

Una suerte de Vuelta de Tuerka que sería un espacio de entrevistas y de análisis de actualidad. Pero sobre todo para opinar y pontificar de todos los temas en los que pueda echar una mano a su partido y, a la vez, contestar los comentarios de sus mayores 'enemigos' mediáticos.

Atresmedia y Mediaset

De ahí la importancia de tener un altavoz mediático en una cadena nacional (preferentemente en Atresmedia o Mediaset) donde tendría de público potencial a estas grandes audiencias y competir de igual a igual con sus némesis periodísticas.

Iglesias indicó en una entrevista en laSexta que cuando abandone la política le gustaría dedicarse a hacer "periodismo crítico". Una faceta que fue la gran rampa de lanzamiento de Iglesias a la política, primero como director y presentador de La Tuerka en la televisión local de Vallecas y luego con Fort Apache en Hispan TV.

El futuro no sería muy distinto a estas aventuras, pero tendría el protagonismo que entrega una gran cadena de televisión. Éste es precisamente el gran reto: conseguir esta ventana de emisión y para ello ya está estableciendo contactos con los grandes grupos. En cuestión de semanas podrían producirse novedades.

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