Fernando Garea fue destituido como presidente de la Agencia Efe por Pedro Sánchez el sábado, en una decisión que ha sorprendido al sector, pero que al periodista no pilló de improviso.

Lo cierto es que la relación de Garea y los miembros del Ejecutivo se había deteriorado de manera muy importante en las últimas semanas hasta el punto de que sus contactos con el equipo de Pedro Sánchez eran ya casi inexistentes.

Unas diferencias de fondo, pero también de formas, a la luz de la manera en la que se gestó su salida y el desdén con el que Moncloa selló su despido. Las fuentes consultadas por EL ESPAÑOL indican que el periodista recibió una llamada del secretario de Estado de Comunicación, Miguel Ángel Oliver, el sábado para citarle a tomar un café.

El lugar del encuentro sorprendió a Garea, ya que se trataba de un Rodilla, una cadena de cafeterías que está centrada en servir desayunos y meriendas de la mano de sus populares sándwiches.

Un sitio en el que sus comensales no suelen quedar para realizar charlas reposadas ni para decidir cosas trascendentes sino que, por el contrario, lo hacen para comer algo rápido. En este contexto, Miguel Ángel Oliver le trasladó a Garea la decisión de Sánchez de cesarle. No profundizó en los motivos, simplemente se le transmitió que el Gobierno quería un cambio de rumbo en Efe.

Gabriela Cañas

En el entorno de Garea sorprendieron las formas, ya que al menos esperaba una llamada de algún estamento de mayor relevancia dentro del Gobierno. Por ejemplo, fue Carmen Calvo, la vicepresidenta de Gobierno, quien le convenció de que asumiera la dirección de Efe hace ya 19 meses.

En menos de dos meses, Garea pasó de recibir una llamada de la vicepresidenta de Gobierno, la persona más cercana a Sánchez por esas fechas, a ser despedido en un Rodilla por el secretario de Estado de Comunicación, una de las personas con las que Garea no tenía una buena relación dentro del Ejecutivo.

Incluso -cuentan fuentes conocedoras de los movimientos en Moncloa- el propio Oliver se postuló a dirigir Efe en un intento abortado por el entorno de Pedro Sánchez. Finalmente fue Gabriela Cañas la elegida para buscar el golpe de efecto de tener a la primera mujer al mando de la agencia pública.

De esta manera, la forma en que se sucedieron los acontecimientos refleja claramente la actual relación de Garea con el Ejecutivo. Una relación que se deterioró con el paso de los meses.

En su carta de despedida enviada a su redacción y publicada por este periódico, Garea ha reivindicado de manera muy directa la independencia de la agencia frente a injerencias políticas. Lo podría haber dicho más alto, pero no más claro: "una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno", decía en su nota.

Carta de Garea

"Repito y subrayo porque es oportuno: nos enseñan (los redactores) que “una agencia pública de noticias no es una agencia de noticias del Gobierno, ni siquiera una agencia oficial”.

Por si fuera poco, Garea recordó que durante su gestión logró que todos los partidos políticos firmaran un documento comprometiéndose a promover la elección parlamentaria de los presidente de Efe, un pacto que "el PSOE no firmó".

Y es que las injerencias de Moncloa fueron muchas y muy variadas durante los últimos meses, según cuentan fuentes de la agencia pública. En especial en temas en los que se pedía mayor cobertura a actos gubernamentales o publicaciones respecto de los temas estrella del Ejecutivo. Una situación que fue a más y que desembocó en su salida el sábado pasado. 

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