Prisa ha finalizado su consejo de administración de este viernes sin poder cerrar la guerra que se ha abierto entre sus accionistas para tomar el control de la compañía. Se confiaba en que al terminar la jornada se dieran los primeros pasos para la sustitución de Juan Luis Cebrián como presidente ejecutivo de la compañía, pero todo se torció tras la carta enviada por Javier Monzón renunciando a ser el sucesor del fundador de El País.

Monzón, elegido por los bancos y por Telefónica, decidía dar un paso al costado por las presiones del gobierno y de una parte del consejo de administración, que liderados por Amber Capital y por César Alierta, no estaban por la labor de dejar el control de la compañía a un hombre de confianza de Santander y de la operadora de telecomunicaciones.

Amber y los Polanco no han visto con malos ojos la renuncia de Monzón antes de que cogiera las riendas del grupo, aún sabiendo que esto puede perpetuar a Juan Luis Cebrián al mando de la compañía. Lo cierto, es que después de todo un día de debates e incluso tras intentar buscar un candidato de consenso de última hora, el actual presidente ejecutivo se mantiene al mando de Prisa.

La novedad es que se han acordado una serie de procedimientos para allanar su salida y facilitar una transición tranquila. Lo principal es que Cebrián se compromete a abandonar Prisa tras la ampliación de capital anunciada hoy por 550 millones y después de que se cierre una nueva reestructuración de la deuda. El presidente ejecutivo acepta formalmente abandonar el grupo, pero no pone fecha a su marcha definitiva.

Es el mal menor a la espera de encontrar un candidato de consenso entre los rebeldes liderados por Alierta y los bancos, que con la ayuda de Telefónica, intentaron aupar un candidato al margen del ex presidente de la compañía de telecomunicaciones. Un acuerdo que, no obstante, parece que está lejano después del bronco consejo que se ha producido esta jornada, en el que Amber Capital ha sido muy beligerante, dejando en claro su disconformidad por la operación para nombrar a Monzón.

Cebrián sigue al mando hasta nuevo aviso

La carta de renuncia de Monzón que fue leída al comenzar el consejo a mediodía, lo cambió todo y obligó a buscar una solución de emergencia a partir de las 16.00 hrs, cuando se reanudó la reunión tras el receso para comer. 

Después de muchas deliberaciones, se acordó que Cebrián siga al mando, y pese a que no hay de momento nuevo presidente, Amber y los Polanco acordaron seguir adelante con la ampliación de capital, también a sabiendas de que los actuales accionistas no han confirmado que lo suscriban en su totalidad.

En términos prácticos se ha acordado un aumento de capital por importe total de 450 millones de euros, un aumento de capital mediante compensación de créditos por importe de 100 millones de euros y una reducción de capital social mediante la

disminución del valor nominal de las acciones de la sociedad en 0,84 euros hasta 0,10

euros por acción sujeta al anterior aumento de capital.

Se allana el camino para la salida del presidente ejecutivo

También se ha previsto la modificación de la política de remuneraciones de los consejeros, que será aplicable para los ejercicios que cerrarán a 31 de diciembre de 2017, 2018 y 2019 y la aprobación de un plan de incentivos extraordinario del presidente ejecutivo ligado a la recapitalización y estabilización financiera de la sociedad. Es decir, Cebrián se marchará de Prisa, aparentemente por voluntad propia y con más dinero de los siete millones de euros acordados en su jubilación.

Las fuentes consultadas indican que estos acuerdos forman parte de una transición tranquila que facilite la salida de Cebrián. Prisa ha confirmado que el propio Cebrián ha propuesto poner en marcha su plan de sucesión. "El relevo del presidente ejecutivo del Grupo tendrá lugar una vez se hayan ejecutado los aumentos de capital y la reestructuración de la deuda, de modo que la sociedad cuente con una estructura financiera estable y sostenible", han indicado en su nota enviada a la CNMV la tarde del viernes.

La ampliación de capital es vital para la compañía al margen del choque de trenes dentro del consejo. Prisa necesita liquidez para afrontar los pagos de deuda de 1.543 millones de euros, de los que 956 millones le vencen en diciembre del próximo año. Ello, después de que se paralizara la venta de Santillana por 1.500 millones y la enajenación de Media Capital, bloqueada por el regulador portugués de competencia.

Santander, Telefónica y Caixabank condicionaron la ampliación a la llegada de Monzón y como esta no se ha producido, han dejado en el aire su participación en este proceso. No obstante, los dos mayores accionistas -Amber y los Polanco- que reúnen más del 36% del capital de la compañía confían en que nuevos socios suscriban el el capital.

Se abre la puerta a nuevos socios

No se cierra la puerta a Henneo, ni a otras empresas del Ibex, que harían su debut en la compañía. Un proceso liderado por César Alierta, que busca apoyos para cambiar el equilibrio de poderes dentro de Prisa. Amber y Alierta confían en que los que quisieron aupar a Monzón no se presenten a la ampliación y que por tanto diluyan su participación en el grupo dando paso a nuevos accionistas.

Con Monzón desactivado, Alierta vuelve a tomar la delantera de la sucesión de Cebrián, aunque sin un candidato claro para sustituirle. Hace dos semanas Manuel Pizarro era el candidato de Amber, pero ahora el ex presidente de Endesa también ha decidido dar un paso al costado, para no verse involucrado en una guerra que enfrenta al actual presidente de la Fundación Telefónica con los principales bancos.

Con todo, ahora comienza a correr el tiempo para suscribir la ampliación de capital. Una operación de la que depende el futuro de la compañía ya que podrían cambiar radicalmente la actual composición del accionariado o bien mantener el delicado equilibrio de poderes que se mantiene actualmente. El hecho de que la suscripción sea por 550 millones, casi el doble del actual capital, abre la puerta a un accionariado, y un consejo, totalmente nuevo una vez que concluya la operación.

En esta línea los próximos 30 días serán fundamentales para entender el futuro de Prisa ya que la compañía ha retrasado en quince días la realización de la junta extraordinaria de accionistas en la que someterá a votación todos estos nuevos acuerdos. El 15 de noviembre se votará la ampliación de capital y apara esa fecha el objetivo es tener cubierta casi la totalidad el capital. La duda ahora es saber ahora quiénes la suscribirán. 

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