Los 1.700 millones de euros que iba a invertir Aena en la ampliación de El Prat tendrían un impacto positivo en la economía catalana al elevar su PIB del 6,8% hasta el 8,9%. Sin embargo, la suspensión del proyecto, supone que Cataluña renuncie, como mínimo, a que su PIB en 2042 sea 7.379 millones de euros superior (un 2,24% más) al que se prevé (329.434 millones de euros).

Y decimos como mínimo porque un estudio complementario sobre la ‘Estimación del impacto del Aeropuerto JT Barcelona-El Prat sobre el PIB a largo plazo de Cataluña’ realizado por la Universidad de Barcelona revela otro escenario en los que hay en juego una cifra mucho mayor a la citada anteriormente. 

En el peor de los escenarios, la ruptura entre Generalitat y Gobierno de España pone en riesgo 11.995 millones de euros de crecimiento del PIB (un 3,64% más) estimado para dentro de 20 años. Este escenario contempla la ampliación del aeródromo junto a otro proyecto inmobiliario estrella de Aena: la ciudad aeroportuaria de El Prat

Diferenciales de PIB de Cataluña para el Año 21 (2042) entre escenarios respecto al escenario base. Fuente: Universidad de Barcelona.

Y cuidado porque aquí se encienden las alertas. Aunque el plan sigue en pie, está muy relacionado al de la ampliación. “El desarrollo está previsto en 20 años y estará muy ligado al desarrollo del hub, ya que el atractivo para las potenciales empresas dependerá en buena medida de la conectividad del aeropuerto”, asegura Aena en la web creada para justificar el proyecto de El Prat. 

Cabe recordar que los usos previstos irán vinculados a la carga aérea, hangares, los servicios al pasajero, la logística, oficinas y sedes corporativas, y una zona de integración con la zona residencial del Prat, potenciando los espacios comunes y la construcción y movilidad sostenible. 

El de Barajas ya se ha presentado y el de El Prat estaba previsto que se hiciera después. Aún no se ha producido, pero se sabe que la inversión total prevista es de 1.264 millones de euros en total. Este, además, cuenta con la participación de la Generalitat y con un proyecto que incluye garantías de sostenibilidad medioambiental y urbanística. Estos dos últimos datos coinciden con el mismo planteamiento de la ampliación de la pista ahora suspendida. 

Por otro lado, los autores del estudio alertan de que si no se llevase a cabo ninguna de las actuaciones previstas (ni ampliación ni ciudad aeroportuaria), el peso que tendría el aeropuerto sobre el PIB del 2042 estimado para el escenario base disminuiría al 5,1%

Más allá del PIB

Pero ¿qué hay detrás de estas cifras de crecimiento a las que renuncia la región? Lo principal es la pérdida de pasajeros. Tomando de referencia 2019 -año anterior a la Covid- El Prat recibió 53 millones de pasajeros y tocó techo. El aeropuerto llegó a su máximo nivel de capacidad. Con la ampliación se iba a descongestionar. También se permitía aumentar a los 72 millones de viajeros. Por lo que renuncia a casi 20 millones de pasajeros anuales.

Y si detallamos qué tipo de turista perdería, el drama es aún mayor. ¿Por qué? Porque la proyección de este hub internacional iba a permitir atraer a turistas calificados de calidad o lujo, es decir, aquellos que se dejan más dinero en el destino y que, por cierto, España está perdiendo por la Covid y las políticas turísticas

¿Qué más se pierde? Empleo. El impacto económico de la ampliación era importante ya que implicaría la creación de 83.000 nuevos empleos directos y 364.000 indirectos, según un segundo estudio de Aena y la Universidad de Barcelona. El informe asegura que aumentaría la facturación directa en casi un 100% y la indirecta en un 68%.

En el aspecto operacional, no ampliar la pista 500 metros hacia el terreno protegido de La Ricarda implica que no se superen las 80 operaciones por hora, que se produzcan importantes demoras en los despegues no preferentes en las horas de alta demanda, la posible limitación al crecimiento de tráfico de largo radio y mantener el impacto acústico, según un informe realizado por Enaire.

También es una cuestión de imagen a nivel nacional e internacional que pone en alerta a futuros inversores de proyectos en la región. 

Y, por último, se trata de una simple y llana cuestión de orgullo. Se escapa la posibilidad que un día llegó a tener el aeródromo de alcanzar e incluso adelantar a Barajas, quien sigue adelante tanto con su plan de ampliación como el de ciudad aeroportuaria. Una eterna rivalidad en la que, en este caso, Barajas volverá a sacar ventaja. Al menos de cinco años, el plazo para volver a poner en marcha esta ampliación si hay consenso entre las partes.

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