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Iberdrola vende a Cox su negocio en México por 4.170 millones de dólares (unos 3.643 millones de euros), según han informado ambas compañías a la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).

La transacción, que incluye deuda financiera neta y participaciones de accionistas minoritarios en las filiales, supone la salida de Iberdrola del país y marca un paso clave en la transformación de Cox en una utility integrada.

El acuerdo contempla un pago inicial de 35 millones de dólares (30,6 millones de euros) por parte de Cox en el momento de la firma, importe que se descontará del precio final a abonar una vez se cierre la operación. El precio definitivo estará sujeto a los ajustes habituales en este tipo de transacciones.

La operación incluye 15 centrales con una capacidad operativa de 2.600 megavatios (MW) (1.368 MW de centrales de ciclo combinado y cogeneración y 1.232 MW de activos eólicos y fotovoltaicos). Es decir, implica un múltiplo de 1,6 millones de dólares por MW operativo.

El acuerdo también incluye la actividad comercial y la cartera de proyectos en desarrollo que Cox pretende poner en operación en el futuro, de acuerdo con sus planes de expansión en el país y con los marcos creados por el Gobierno de México que promueven la nueva generación.

A medida que esos proyectos se fueran completando, la compañía presidida por Enrique Riquelme realizaría pagos a Iberdrola adicionales a los 4.200 millones de dólares acordados.

La adquisición está condicionada a la obtención de las autorizaciones regulatorias pertinentes, entre ellas la luz verde de la Comisión Nacional de Energía y la Comisión Nacional Antimonopolio de México. También requiere la aprobación por parte de la junta general de accionistas de Cox, cuyo núcleo de accionistas de referencia ya ha mostrado su respaldo al acuerdo.

720 millones de ebitda

Según ha informado Cox, espera que la operación triplique su resultado bruto de explotación (ebitda) hasta alcanzar aproximadamente 720 millones de euros en 2025, gracias a las sinergias y economías de escala que generará en toda su plataforma energética.

El acuerdo también permitirá al grupo aprovechar una base de activos escalable en el sector energético para identificar nuevas oportunidades de crecimiento rentable.

Además, esta operación refuerza su estrategia de posicionarse como un actor clave también en el sector del agua. Según Cox, la presencia en generación eléctrica permitirá a la compañía avanzar en su desarrollo de proyectos de desalación, con una capacidad identificada de entre 900.000 y 1.200.000 metros cúbicos diarios.

Asimismo, prevé beneficiarse de la relación sinérgica entre las plantas desaladoras y los activos de generación, abriendo una nueva vía de crecimiento sostenible y diversificado.

Iberdrola se enfoca en las redes

En el caso de Iberdrola, la operación responde a "las expectativas de inversión orgánica de 55.000 millones de euros en redes eléctricas de transporte y distribución en sus filiales de los Estados Unidos, el Reino Unido, Brasil y España", según detalla la eléctrica.

Esta operación supondrán casi duplicar su base de activos regulados hasta alcanzar los 90.000 millones de euros en los próximos años.

Esta estrategia llevó ya a la filial británica de Iberdrola, ScottishPower, a adquirir hace apenas un año por 5.000 millones de euros la distribuidora Electricity North-West, que da servicio en el noroeste de Inglaterra.

Junto con la ampliación de capital de 5.000 millones de euros recientemente ejecutada, el flujo de caja operativo y la liquidez actual, la operación asegura a Iberdrola los recursos para acometer sus planes de inversión en los próximos años.