"Es una revisión completa del marco legal europeo sobre clima y energía que afectará a todos los sectores económicos", explican fuentes diplomáticas. La Comisión de Ursula von der Leyen presenta este miércoles 14 de julio un amplio arsenal de medidas (que incluye hasta 12 propuestas legislativas que se han dado en conocer 'Fit for 55') cuyo objetivo es reforzar la lucha contra el cambio climático. Se trata de garantizar que la UE cumpla el objetivo de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero al menos un 55% de aquí a 2030, en lugar del 40% previsto anteriormente

Al final del camino, los líderes europeos ya se han comprometido a alcanzar la neutralidad climática -es decir, cero emisiones netas- de aquí a 2050. "Lograr la neutralidad climática, que es nuestra misión durante las próximas tres décadas, es mucho más que recortar las emisiones. Se trata de transformar nuestra economía y sociedad para liberarnos de los combustibles fósiles, usar los recursos de forma mucho más eficiente y cuidar mejor la naturaleza", relatan en la Comisión Europea.

A la hora de diseñar este ambicioso paquete, Bruselas se ha basado en dos principios centrales. En primer lugar, que todos los sectores, todos los Estados miembros y todas las partes de la sociedad deben contribuir al esfuerzo. Al mismo tiempo, la revolución verde debe servir también para potenciar el crecimiento y generar nuevas oportunidades de innovación e inversión.

La mayoría de propuestas del Ejecutivo comunitario consiste en reforzar normas ya existentes, como el régimen de comercio de emisiones, o las directivas sobre renovables, ahorro energético o fiscalidad de la energía. Pero el arsenal incluye también novedades importantes. En particular, una tasa al carbono en frontera para evitar las deslocalizaciones de empresas a países con reglas medioambientales más laxas y un nuevo fondo europeo cuyo objetivo es combatir la pobreza energética.

En todo caso, los planes de Bruselas desencadenarán una nueva batalla campal entre los nórdicos, España, Francia, Italia o Países Bajos, partidarios de la mayor ambición climática posible; y los países del Este -en particular Polonia, República Checa o Hungría- cuyas economías todavía son muy dependientes del carbón y que temen que se les disparen los costes. Las propuestas deben ser aprobadas tanto por los Gobiernos de los 27 como por la Eurocámara antes de entrar en vigor. 

TASA AL CARBONO EN FRONTERA: Bruselas pretende introducir una especie de tasa al carbono en frontera (CBAM, en la nomenclatura bruselense), que gravará las importaciones procedentes de países con reglas menos estrictas para las emisiones de CO2. El objetivo es garantizar que las empresas europeas compitan en igualdad de condiciones con sus rivales extracomunitarios. En un primer momento, esta tasa se aplicaría únicamente a la electricidad y a los sectores industriales con gran consumo de energía, como acero, cemento o fertilizantes. Se espera recaudar con esta medida casi 10.000 millones de euros al año, un dinero que se destinará a devolver la deuda de 750.000 millones de Next Generation. La iniciativa ha generado preocupación en países como Rusia, China o Estados Unidos, que están en la lista de potenciales perjudicados.

RECORTE DE LAS EMISIONES DE LOS COCHES: La Comisión busca impulsar el uso del coche eléctrico y suprimir progresivamente los coches de combustión y para lograrlo movilizará dos instrumentos diferentes. Por un lado, incluirá al sector del transporte en el régimen de comercio de emisiones, lo que de facto supone pagar una tasa sobre el CO2. Pero además, impondrá objetivos mucho más estrictos de reducción de emisiones de CO2 para los coches nuevos. Para 2030, el recorte deberá llegar al 60%, en lugar del 37,5% previsto ahora. Y para 2035, la reducción alcanzará el 100%, es decir, que en la práctica ya no podrán venderse en esa fecha coches diésel nuevos, según ha adelantado el Financial Times. De hecho, Volkswagen ya ha anunciado que a partir de 2035 sólo venderá coches eléctricos en Europa.

TASA AL COMBUSTIBLE DE LOS AVIONES: Otro de los grandes cambios en el arsenal de medidas que plantea Bruselas consiste en introducir un impuesto mínimo al queroseno a nivel de la UE. De este impuesto quedarían exentos los vuelos destinados únicamente al transporte de mercancías, mientras que se aplicaría un tipo reducido a los vuelos no comerciales. Las aerolíneas ya han expresado su desacuerdo con la medida con el argumento de que provocará distorsiones en el mercado interior si cada país aplica un tipo distinto.

LÍMITES DE EMISIÓN MÁS ESTRICTOS PARA LA INDUSTRIA: El Ejecutivo comunitario plantea una reforma en profundidad del régimen europeo de comercio de emisiones, que funciona desde el año 2005. Introducirá límites de emisión más estrictos para la industria, lo que hará subir todavía más el precio de CO2 y funcionará como aliciente para introducir tecnologías limpias. Además, se incluirán en el sistema las emisiones del sector marítimo y del aéreo. Finalmente, Bruselas tiene previsto introducir un régimen separado de comercio de emisiones para los transportes y los edificios.

FONDO PARA COMBATIR LA POBREZA ENERGÉTICA: Con la recaudación obtenida con el nuevo régimen de comercio de emisiones para transportes y edificios, la Comisión pondrá en marcha un nuevo fondo para combatir la pobreza energética. El equipo de Von der Leyen pretende evitar así que surja a escala europea un movimiento como el de los "chalecos amarillos" en Francia, que en su origen protestaban contra el alza de los precios de los combustibles. El nuevo fondo funcionará de forma parecida a Next Generation: los Estados miembros deben presentar planes a Bruselas en los que expliquen cómo usarán el dinero para apoyar a los hogares más vulnerables. Los países "frugales" nórdicos, liderados por Holanda ya han expresado su oposición a esta iniciativa.

NUEVOS OBJETIVOS DE RENOVABLES Y AHORRO: El Ejecutivo comunitario revisará al alza los objetivos de renovables y de ahorro energético y los convertirá en vinculantes para la UE. La meta de energías renovables sobre el consumo energético total se aumentará hasta el 38-40% para 2030, en lugar del 32% actual. Por su parte, el nuevo objetivo de eficiencia energética se situará en el 36-37%, en lugar del 32,5% vigente.

Noticias relacionadas