La cuenta atrás para las negociaciones ya ha echado a rodar. España, junto con otros siete países de la UE, tienen hasta el 30 de junio de este año para alcanzar un acuerdo en materia pesquera con Reino Unido tras el brexit. Una negociaciones en las que se pueden dar tres escenarios: que los acuerdos se mantengan como reclama la patronal Cepesca, que los británicos pidan una nueva prórroga o que no haya entendimiento y lleguen las duras consecuencias.

En este último caso estaríamos ante el peor escenario. ¿Qué podría ocurrir? En el caso de España, estarían en juego 9.000 toneladas de pescado, principalmente merluza, gallo y rape, que se pescan en las aguas del Reino Unido, por un valor de alrededor de 27 millones de euros.

Y si estos tipos de pescado dejan de pescarse, ¿afectará al consumidor en España? “La merluza tendría un problema", asegura Iván López Van deer Veen, portavoz de Cepesca en European Fisheries Alliance (EUFA), organismo que participa en las negociaciones a nivel europeo con Reino Unido. No obstante, en estos casos recuerdan que el hueco que deja un tipo de pescado es sustituido por otro o comprado a otro país. 

Aunque estas capturas suponen tan solo en torno al 1% del total de las capturas de la flota española -muy lejos, por ejemplo, del 60% que representan para Suecia-, sí son fundamentales para armadores que se concentran en Vigo, Celeiro, Burela, Coruña, Ondárroa y Santander.

De ahí que en términos de empleo también haya preocupación. Actualmente, hay 88 barcos de bandera española que tienen la posibilidad de pescar en caladeros del Reino Unido. Unas embarcaciones que dan trabajo a 2.150 tripulantes y generan alrededor de 10.750 puestos de trabajos indirectos. Estos buques son en su mayoría de palangre de fondo (54) y el resto de arrastre de fondo (28) y de volanta (6).

Colapso de caladeros

Pero hay un problema mayor del que alertan desde Cepesca: el riesgo de colapso de caladeros por el desplazamiento de flotas al no poder pescar en aguas británicas o, incluso, el cierre de caladeros de otros países que no puedan dar cabina a los barcos que dejarían de faenar en Reino Unido. En este caso, “el impacto de no llegar a un acuerdo habría que multiplicarlo por cinco”, alertó el secretario general de Cepesca, Javier Garat, en un encuentro con la prensa.

“No solo están en juego las 9.000 toneladas y 21 millones de euros que captura la flota española en aguas británicas, también las 29.000 toneladas y 121 millones de euros que captura en aguas del Atlántico Nordeste y su conglomerado socioeconómico inseparable”, recuerda Garat.

¿Moneda de cambio?

La pesca es el único asunto en el que Reino Unido ha tomado la delantera y ha exigido recuperar el control de sus aguas territoriales (aunque hay más negociaciones en juego). Por lo que hasta el 30 de junio se prevén una reuniones duras en las que España (junto con Francia, Alemania, Holanda, Bélgica, Dinamarca, Suecia e Irlanda) reclama mantener las actuales cuotas de pesca con Reino Unido y asegurar el acceso de la flota a sus aguas.

Además, desde Cepesca hacen un llamamiento a la “unidad” de los ocho países para que ningún país negocie en paralelo otras condiciones con el Gobierno de Boris Johnson. Confían en que la pesca no sea usada como “moneda de cambio” al final de la negociación del acuerdo post brexit. También piden coherencia al Gobierno español y coordinación en la postura que mantendrá nuestro país en la UE.

Y si finalmente no se alcanza un acuerdo y Reino Unido necesita más tiempo existe la posibilidad de pedir un periodo transitorio que se podrá extender hasta finales de 2022. No obstante, recuerdan que esta prórroga debe ser fruto del acuerdo con la Unión Europea.

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