Se confirma. BBVA prepara un plan de ajustes que prevé implementar durante la primera mitad de año, centrándose primero en España y centro corporativo, sin descartar trasladar el proceso a otros países en los que está presente.

Así lo han confirmado Carlos Torres, presidente de la entidad, y Onur Genç, consejero delegado, durante la presentación de resultados del banco, marcada por la confirmación de la entidad de un plan de recompra de acciones y el anuncio de repartir un dividendo de 0,059 euros por acción el próximo mes de abril, ajustándose a las limitaciones del Banco Central Europeo (BCE).

Genç ha dejado claro el firme compromiso del banco para "desarrollar y ejecutar un plan de ajuste en el primer semestre en el que aún estamos trabajando".

Es decir, no hay detalles sobre el número de empleados o de oficinas que se incluirán en el proceso, aunque la cifra puede superar los 3.000 si se atiende al ritmo de reducción de plantilla experimentado el pasado año. En concreto, y aunque no se llevó a cabo un ERE como tal, BBVA cerró 2020 con 123.174 empleados, desde los 126.973 con los que la entidad despidió 2019, según sus cuentas anuales. 

En este sentido, Torres ha evitado pronunciar la palabra ERE para definir el proceso que se llevará a cabo en los próximos meses, y que se sumará a la ola de ajustes que el sector reactivó a finales del pasado año para hacer frente al impacto de la pandemia. 

Objetivo, la rentabilidad

Los bancos saben que, para mejorar en rentabilidad en un entorno de tipos negativos que entorpece la mejora de ingresos, la mejor palanca es la reducción de costes. Y eso, inevitablemente, afectará al empleo en el sector.

Torres ha explicado que los 8.000 millones de exceso de capital con el que contarán tras la salida del banco de EEUU, 3.000 millones (un 10%) se destinará al programa de recompra de acciones anunciado. El resto, 5.000 millones de euros, irán a parar a financiar estos ajustes, además de para la inversión en crecimiento tras la ruptura con Banco Sabadell. 

"Nuestro negocio está cambiando, las transacciones en canales digitales se han multiplicado por dos y tendremos que adaptarnos a este nuevo escenario", han explicado los principales directivos del banco durante la presentación de cuentas anual.

Genç ha dejado claro que "tenemos una trayectoria avalada de disciplina en la gestión de gastos, mejorando la ratio de eficiencia. Estamos comprometidos a ajustar nuestra estructura de costes aún más". "El compromiso es responder a las necesidades cambiantes del negocio", insiste.

Sabadell, cosa del pasado

Respecto a la rupturua de las negociaciones para una fusión con Banco Sabadell, parece que la entidad ya ha pasado página. Carlos Torres se ha mostrado tajante al explicar que "es un capítulo que se abrió porque era nuestra obligación analizarlo, pero no hay que mirar atrás. Fue un episodio que se abrió, se cerró y no voy a atender a más especulaciones”. 

En este sentido, y ante la intención del banco de emplear parte de su exceso de capital en inversiones, Torres se ha limitado a indicar que "tanto en compras como en ventas", están dispuestos a analizar oportunidades. Del mismo modo, asegura sentir "presión cero" por parte de los reguladores, que llevan meses solicitando a los grandes bancos participar en la consolidación para enfrentarse mejor al impacto de la crisis. 

Torres tampoco ha querido pronunciarse sobre el 'caso Cenyt' ni sobre la imputación de BBVA como persona jurídica cuando comience el juicio oral. “No es un tema que tenga la mayor relevancia en cuanto a posibles novedades”, asegura.

El banco sí ha querido aclarar su nueva política de comisiones, al ser la única entidad que ha traspasado la línea roja de cobrar por los depósitos de los particulares, más allá de las nuevas estrategias de vinculación que han encarecido el mantenimiento de las cuentas a los clientes menos rentables en todo el sector. 

En concreto, BBVA ha detallado que han comenzado a cobrar una comisión a los clientes que superen los 200.000 euros en cuenta (apenas un 0,2%) y que no tengan ningún otro producto contratado con la entidad. La cifra ofrecida hoy difiere del tope de 100.000 millones que la propia entidad aseguraba estar 'penalizando' hace unas semanas.

En todo caso, Genç ha dejado claro que "hemos introducido este sistema para incentivar a los clientes a vincularse más con nosotros, pero no tenemos intención de cobrar a todos los minoristas". 

Inversión privada

Frente al impacto de la crisis en la actividad del banco en 2021, Carlos Torres no espera un repunte notable de la morosidad. Es decir, serán capaces de controlar los posibles impagos derivados de la crisis. Pero, como el resto de banqueros que ha rendido cuentas al mercado estas semanas, tienen claro que todo dependerá de la evolución de la economía.

Confiado en el 'efecto vacuna', Torres ha explicado que la prioridad ahora es el crecimiento económico. Especialmente ante un momento en el que las políticas expansivas, muy necesarias para salvar a familias y empresas, generan mucha deuda.

En este sentido, Torres asegura que el pilar de ese crecimiento debe ser la inversión, pero dejando claro su apuesta por que la misma llegue desde el sector privado. Para el banquero, el Gobierno debería emplear buena parte de los recursos públicos, también los llegados de los fondos europeos, más que en proyectos concretos, en establecer medidas que sirvan de catalizador para atraer la inversión privada. Y aquí deben entrar, a su juicio, incentivos fiscales, proyectos de coinversión, subsidios, etc.

"La clave está en generar confianza, con estabilidad institucional y predecible en el marco regulatorio, algo fundamental para que alguien quiera invertir en un país", explica Torres. Del mismo modo, apunta a la necesidad de un sistema fiscal eficiente y un plan de reformas en trabajo, educación, pensiones y estabilidad presupuestaria para recuperar la confianza.

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