Los tipos negativos que tanto están oprimiendo los márgenes de rentabilidad de la banca tienen su cara amable. Las entidades financieras no han querido perder la oportunidad de poderse financiar a costes más bajos y han acelerado sus emisiones de deuda hasta el punto de que en 2019 se han marcado máximos de los últimos cuatro años.

La banca española colocó un total de 34.700 millones de euros a través de emisiones sindicadas, una cifra un 50,9% superior a la de un año antes, según datos recopilados por Société Générale a los que ha tenido acceso ‘INVERTIA’. No se veía un volumen de emisiones de entidades financieras tan abultado desde 2015, cuando se sumaron 37.000 millones de euros.

Este fuerte incremento de emisiones se atribuye a la oportunidad que los bancos han percibido para financiarse a bajos tipos de interés. En este sentido, también se han producido varias emisiones de deuda con el objetivo de reemplazar otras más antiguas que llevaban aparejados costes financieros más abultados.

El abaratamiento ha sido, además, progresivo a lo largo del año. Si en enero el diferencial medio de la deuda emitida por los bancos españoles sobre el bono soberano español a diez años era de 150 puntos básicos, en diciembre esta brecha se limitaba a menos de 50 enteros. El resultado de este estrechamiento, alimentado por la continuidad y refuerzo de las políticas monetarias laxas del Banco Central Europeo (BCE), es que actualmente el coste medio de los bonos de la banca nacional es el que tenían los papeles públicos hace un año.

Ya no se ha tratado tanto de la necesidad de reforzar capital, tal y como indican las cifras de cada tipo de deuda colocada.

El diferencial entre la deuda de los bancos y los bonos soberanos españoles ha descendido en más de 100 puntos básicos solo en el último año

Tal es así que solo BBVA ha emitido bonos de capital adicional 1 (AT1) en una única operación por 1.000 millones de euros celebrada el pasado mes de marzo. El resultado no es otro que una contracción de volumen en estos bonos del 79%. En la misma línea, aunque con una brecha interanual mucho menor, solo se han producido cinco emisiones Tier 2 por 2.700 millones de euros, lo que implica una reducción del 2% frente al ejercicio pasado.

El efecto contrario ha tenido la normativa europea para el establecimiento de colchones anticrisis que ayuden a afrontar la resolución ordenada de una entidad en el caso de que fuera necesario. La oportunidad de llenar esta ‘caja fuerte’ con costes bajos ha sido lo que ha provocado un acelerón del 253% en la emisión de bonos sénior preferentes y del 116% en bonos sénior no preferentes.

MÁS COLCHÓN Y MÁS VERDE

De esta última tipología se han emitido nada menos que 10.250 millones de euros a lo largo del último ejercicio. La cifra supone un 29,5% del total de la deuda que las entidades financieras españolas han colocado en el año. Además, BankiaBankinterBanco Sabadell Kutxabank se han inaugurado en estos bonos sénior no preferentes. Sin embargo, ninguno de ellos ha sido protagonista de la operación más abultada en este grupo, sino que el honor se lo lleva CaixaBank, que en junio consiguió colocar 1.250 millones, aunque recibió peticiones por 3,1 veces este importe.

Otra palanca de crecimiento en el volumen emitido por la banca española ha estado en la necesidad de apuntarse a las finanzas sostenibles. A lo largo del año se han producido tres emisiones etiquetadas como verdes y protagonizadas por CaixaBank, BBVA y Banco Santander. Una tendencia que los expertos de Société Général esperan que vaya a más en los próximos años en línea con lo que ya ha ocurrido en otros sectores de la economía y a consecuencia de una mayor demanda por parte de los inversores, puesto que cada vez son más los fondos especializados en inversiones sostenibles en renta fija.

En este sentido, el banco que preside Ana Botín se ha estrenado en esto de los bonos verdes con una emisión de 1.000 millones de euros de sénior preferente. Las otras dos, por el mismo montante, han sido de la tipología sénior no preferente. Cabe mencionar aquí que desde que la hija de Emilio Botín asumió las riendas del banco se ha esforzado en darle un enfoque más responsable con el medioambiente y con este movimiento da un paso al frente en la materia.

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