BBVA obtuvo un beneficio neto de 3.512 millones de euros en 2019, el 35% menos, tras dotar 1.318 millones por el ajuste del fondo de comercio de EEUU y ante la falta de extraordinarios anotados en 2018 por la venta de BBVA Chile.

La entidad explica que el impacto contable de EEUU se debe a "la desfavorable evolución de los tipos de interés en el país y la ralentización de la economía", recordando que no afecta al patrimonio neto tangible, ni al capital, ni a la liquidez, "ni a la capacidad de reparto de dividendos".

La bolsa celebra esos resultados y los títulos suben un 2,4% hasta los 4,8 euros.

Al igual que Bankia y Sabadell, BBVA perdió 155 millones de euros. "Cabe destacar, además, que este resultado se encuentra un 10% por encima de lo que el consenso de analistas esperaba para este trimestre, principalmente por mayores ingresos y menores necesidades de provisiones crediticias", indican desde la entidad.

El banco recuerda que en términos de creación de valor para el accionista, el valor contable tangible por acción más dividendos alcanzó 6,53 euros a diciembre de 2019, lo que supone un incremento del 11,5% frente al ejercicio anterior. "Excluyendo el impacto del deterioro del fondo de comercio, BBVA presenta unas métricas de rentabilidad en torno al doble dígito, con un ROE del 9,9% (frente al 5,9% de la media de entidades europeas comparables a septiembre de 2019) y un ROTE del 11,9% (frente al promedio del 7,0% de las entidades europeas comparables a septiembre de 2019).

La entidad tiene previsto someter a la consideración de los órganos de gobierno correspondientes un pago en efectivo de 0,16 euros brutos por acción en abril de 2020, manteniendo la misma cifra del año anterior. El pasado octubre, la entidad ya pagó un dividendo de 0,10 euros brutos por acción, con lo que la cuantía total del dividendo correspondiente a 2019 sería de 0,26 euros brutos por acción.

CAPITAL

El ratio de capital CET1 ‘fully loaded’ se situó en el 11,74% al cierre de 2019, lo que supone un incremento de 40 puntos básicos en el ejercicio, gracias a la generación orgánica tras absorber 25 puntos básicos de los impactos regulatorios. El objetivo del banco en este sentido se sitúa entre entre el 11,5% y el 12%.

Por otro lado, la tasa de morosidad se situó en el 3,8% a cierre de ejercicio (la más baja de los últimos diez años), y la de cobertura, en el 77% (el nivel más alto en este mismo periodo). Los depósitos de la clientela tuvieron un buen comportamiento en el año, con un crecimiento del 2,2%, hasta 384.219 millones de euros, muy apoyados en la buena evolución de los depósitos a la vista (+7,6% interanual, +2,8% en el trimestre). Los recursos fuera de balance crecieron un 9,8% con respecto al cierre de 2018, gracias a la buena evolución de fondos de inversión y de pensiones.

En España, la entidad destaca el crecimiento de la cartera de consumo, negocios retail y empresas medianas, si bien la inversión crediticia se redujo en su conjunto un 1,4% en el ejercicio. Los depósitos de clientes se mantuvieron planos en el año. Mientras, los recursos fuera de balance crecieron un 5,6% debido al dinamismo en fondos de inversión y de pensiones. El margen de intereses se redujo un 1,4% con respecto a 2018, y alcanzó 3.645 millones de euros en el ejercicio, al verse negativamente impactado, entre otros, por la entrada en vigor de la normativa NIIF 16 en enero de 2019. Esto, unido a un menor resultado de operaciones financieras, explica la caída del 3,9% en el margen bruto.