Valencia

Los estibadores bloquean la implantación en el Puerto de Valencia del sistema operativo Navis N4. Se trata de una sofisticada herramienta de software que pretenden aplicar las terminales de contenedores Cosco (CSP Iberian) y Maersk (APM) en busca de una mayor eficiencia. Tanto es así que, según precisan a INVERTIA fuentes del recinto valenciano, el sistema permitiría recortar un empleado por grúa.

El Centro Portuario de Empleo de Valencia, entidad que agrupa a las terminales, defiende que el objetivo no es el de recortar personal, y subraya que, aunque lo fuera, no podría lograrlo, porque lo impiden los acuerdos laborales pactados entre empresas y sindicatos -los cuestionados IV y V Acuerdo Marco-. Pero los trabajadores temen que la implantación del Navis N4 “sea la semilla de un recorte”.

Así lo explica Jorge García, líder de CCOO y presidente del comité de empresa del Centro Portuario de Empleo de Valencia. Los alrededor de 1.500 trabajadores con los que cuenta el puerto se niegan a recibir la preceptiva formación en el Navis N4 sin abordar previamente con las empresas “la función que desempeñará cada uno de los trabajadores con el nuevo sistema”.

Es decir: los estibadores quieren garantías previas de que la llegada de este software no supondrá un recorte en las denominadas ‘manos’, el grupo de estibadores que desempeña en cada grúa las labores de carga y descarga de buques. La situación actual es de bloqueo total, hasta el punto que patronal y sindicatos agotaron sin acuerdo el plazo de conciliación que les brindó el Tribunal de Arbitraje.

A los tribunales

En cualquier otro sector sería impensable que los trabajadores se nieguen a recibir la formación de la empresa para aplicar un nuevo sistema de trabajo. Pero los estibadores, cuyas huelgas pueden paralizar países y provocar pérdidas millonarias, han obligado a las firmas a acudir a los tribunales para solicitar que sus empleados se formen en el Navis N4. Será la justicia quien decida.

Tanto el IV como el V Acuerdo Marco de la estiba (este último pendiente de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia para entrar en vigor o decaer) somete al diálogo bilateral entre empresas y sindicatos el método de trabajo, un aspecto controvertido con el que los estibadores han blindado su profesión durante años.

En el Puerto de Valencia las ‘manos’ las conforman 16 o 17 trabajadores, una cifra aproximada que puede variar en función de la grúa o la carga. El grueso de las empresas asegura en privado que se trata de una cantidad excesiva y anacrónica, pero ven una quimera reducirla ante la negativa del poderoso gremio de trabajadores. Prueba de ello es la reacción de los estibadores a la mera implantación del Navis N4.

Sin libre contratación

En la misma línea, el sector lleva años a la espera de lograr la aplicación efectiva de la sentencia dictada en 2014 por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea. El TJUE condenó a España al considerar que su sistema portuario obligaba a las empresas a formar parte de sociedades preestablecidas para operar en los puertos y a contratar exclusivamente a los estibadores de las mismas.

Fruto de esta sentencia, y tras años de retraso, el Gobierno de España incorporó vía decreto modificaciones para tratar de cumplir el mandato europeo. Las tradicionales sociedades de estiba se convirtieron en centros portuarios de empleo que, según el dictamen, deberían operar como Empresas de Trabajo Temporal, para que las empresas dispusieran de los servicios de estos trabajadores con libertad, solo en función de sus necesidades.

Pero los mencionados acuerdos laborales permiten todavía a la plantilla interferir en cómo se organiza el trabajo, y la libre contratación sigue lejos de ser una realidad.

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