Absolutamente indignados. Así se muestran los empresarios españoles tras conocer que el Gobierno ha decidido prohibir los despidos hasta que acabe el estado de alarma por el coronavirus. 

El enfado es tal que ya hablan de "medidas bolivarianas" cuyo único objetivo es aprovechar esta crisis para "acabar con el modelo de libre empresa" que hasta ahora existía en España. 

La intención del Gobierno es forzar a los empresarios a que las reducciones de plantilla se hagan por la vía del expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) en lugar de despedir. ¿Por qué? Pues porque según los sindicatos en las últimas semanas hasta un millón de personas podrían haberse ido directas al paro

La letra pequeña

Sin embargo, las fuentes empresariales consultadas recuerdan que la medida adoptada hoy por el Gobierno tiene trampa. La prohibición de despedir hasta que acabe el decreto de alarma se suma a la letra pequeña que regula los ERTE: quienes se acojan a esta medida tendrán que mantener el empleo durante seis meses una vez se extinga ese procedimiento. 

Explican que en la práctica el Ejecutivo ha prohibido el despido durante cerca de seis meses y medio. Una situación que podría poner en riesgo a cerca de dos millones de empresas que necesitan de la mayor flexibilidad posible para ajustar sus plantillas a la demanda que tengan en los próximos meses. 

Si no mantuvieran los puestos de trabajo una vez terminado el ERTE, perderían todas las bonificaciones percibidas: salarios y cotizaciones a la Seguridad Social. 

Las mismas fuentes consultadas relatan que esta medida -solicitada por los sindicatos- les ha pillado por sorpresa, y supone -en la práctica- derogar la reforma laboral por completo. 

¿Dónde está Calviño?

No sólo eso, es que creen que el sector liderado por el vicepresidente segundo, Pablo Iglesias, se ha impuesto a la vicepresidenta económica, Nadia Calviño, a quien echan en falta. No sólo a ella, también a otros 'moderados' del Partido Socialista como José Luis Ábalos que también forma parte del Gobierno.

La indignación de los empresarios contrasta con la alegría que muestran los sindicatos. Así, el líder de UGT, Pepe Álvarez, ha destacado que los "empresarios deben entender que estamos en emergencia" y, por tanto, "no se puede despedir". 

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