El Banco de España rebaja las expectativas de los ‘fans’ de la limitación de los precios del alquiler. El regulador está de acuerdo con aquellos que defienden sus beneficios a corto plazo. No así en el largo, donde pueden producirse “pérdidas de bienestar social”. 

Así lo explica en un informe en el que considera que estas limitaciones pueden producir una “segmentación poblacional” que haga reducir el precio de las casas. Esto, unido a la caída de la rentabilidad del alquiler, hará que los propietarios retiren sus viviendas del mercado. 

Todo un dardo a los ‘ideólogos’ de este tipo de medidas, a quienes recuerda el ejemplo de lo ocurrido en ciudades como San Francisco. Allí este tipo de políticas contribuyó a una de las cosas que se quiere evitar: la “gentrificación” y el “aumento de la desigualdad de la renta”. 

Perder el 'chollo'

¿Por qué? Pues porque los alquileres para las rentas más bajas se retiraron del mercado. Además, comenzaron a construirse y reformarse viviendas dirigidas a públicos con mayor por adquisitivo. ¿El objetivo? Huir de la regulación o lograr la venta. 

Los problemas no estarían sólo en la actitud que pudieran tener los propietarios de viviendas. Estarían también los efectos que puede ocasionar sobre los inquilinos. 

Aquellas familias que tengan una casa con un precio ‘topado’ pueden estar tentadas a no moverse para no perder el ‘chollo’. Es decir, puede darse la circunstancia de que una familia viva en una casa más pequeña de lo que necesita o viceversa. 

No sólo eso, es que habría también una disminución de la “movilidad laboral”. 

La experiencia alemana

El documento, titulado La intervención pública en el mercado del alquiler en el mercado de la vivienda: una revisión de la experiencia internacional, concluye que existe una "limitación de este tipo de intervención a la hora de solventar de manera duradera los problemas planteados en el mercado del alquiler de vivienda". 

Recuerda para ello otros casos como el de Alemania, que es puesto como ejemplo de este tipo de prácticas. Allí, pese al mecanismo de limitación de precios, existen numerosas ciudades donde todavía el precio del alquiler es un problema. 

El mejor ejemplo es el de Berlín, que ha tenido que “congelar” durante cinco años las rentas y “endurecer” los controles y las sanciones para conseguir reducir el precio de los alquileres en determinados barrios de la ciudad. 

También se analiza la posibilidad de que el Gobierno decida invertir en vivienda pública destinada al alquiler. Una decisión que podría ser interesante, pero que resulta demasiado “costosa” ya que no sólo es la construcción, también hay que ocuparse del mantenimiento a largo plazo.

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