La irrupción de las plataformas de alquileres turísticos ha extendido la creencia de que este tipo de alojamientos no hacen más que reducir la oferta de viviendas residenciales en alquiler y enriquecen a unos pocos privilegiados que tienen la capacidad económica suficiente para comprar viviendas y vivir de estos ingresos. 

No obstante, la mayoría de los propietarios que poseen una segunda vivienda y que la destinan al alquiler vacacional no la utilizan como principal fuente de ingresos. Según el informe Segundas Viviendas. Tendencias globales sobre propiedad y alquiler, elaborado por la consultora inmobiliaria Savills y la plataforma de alquiler vacacional HomeAway, solo el 9% de los propietarios de una segunda vivienda que alquilan a turistas obtienen de esta práctica su principal fuente de ingresos.

Una cifra que está muy por debajo de las restantes razones que llevan a estos propietarios a poner en alquiler sus inmuebles cuando no le están dando uso, que son obtener una fuente de ingresos secundaria (el 37%), cubrir los costes de mantenimiento de ella (31%) y ayudar a pagar la hipoteca (17%).

Pero, en el caso de la hipoteca, tampoco significa que ganen lo suficiente para hacer frente a su pago. El informe de Savills y HomeAway destaca que solo un 45% cubren entre el 80% y el 100% de la hipoteca. Los demás, no llegan a cubrir ocho décimas partes del préstamo y un 16% apenas cubre el 20%.

Y es que las personas que ponen en alquiler una segunda vivienda no son, en su gran mayoría, grandes fortunas que cuentan con pisos repartidos por toda una ciudad o en varios lugares del país y que se enriquecen con esta práctica. Más bien todo lo contrario.

Sufragar la hipoteca

Como publicó EL ESPAÑOL hace unos meses, en la mayoría de los casos se trata de personas que, por distintas circunstancias, se han visto obligadas a alquilar una de sus viviendas para costearse el pago de la hipoteca u poder vivir mes a mes porque no disponen de otro tipo de ingresos.

Este diario habló hace unos meses con varios propietarios que decidieron poner su residencia o una segunda vivienda en alquiler y las razones que les llevaron a ello son varias. Manuel Ponce, tenía su residencia en Madrid pero un día su empresa decidió enviarlo a Londres por tiempo indefinido. En ese momento se vio en la tesitura de tener que pagar un alquiler en la capital británica al mismo tiempo que hacía frente a la hipoteca del piso que se había comprado hace años en Madrid.

En ese momento, decidió alquilar el piso de España a turistas con el único objetivo de sufragar la hipoteca (o parte de ella) con lo recaudado mes a mes.

Eligió esta opción porque en ese momento no le compensaba alquilar la vivienda a largo plazo ya que Ponce tenía a su pareja en Madrid y, como explicó hace unos meses a este diario, vuelve a España con frecuencia. Esos viajes continuos no le permiten alquilar la vivienda plenamente porque, de hacerlo, no tendría donde quedarse en sus visitas a Madrid.

Única fuente de ingresos

En cuanto a María Valiente, las circunstancias que le llevaron a alquilar una segunda residencia son muy distintas. Esta mujer de 46 años se quedó en paro con la crisis y actualmente vive del alquiler que percibe por un piso que se compró con la indemnización que recibió de la empresa para la que trabajaba en el momento en que fue despedida. Lo hizo porque con esa edad "las expectativas laborales no eran nada buenas", afirma, y vio en el alquiler vacacional una forma de subsistir. 

En definitiva, tener una segunda residencia y alquilarla a los turistas no es sinónimo de riqueza ya que, además de no ser la principal fuente de ingresos de la mayoría de los propietarios, el 79% no tiene previsto adquirir otra vivienda, bien sea para uso propio o para invertir. Y es que para muchos, es una forma de sufragar sus gastos.