Para formar su coalición de izquierdas, Pedro Sánchez debe sostener con una mano a Unidas Podemos y con la otra a los tecnócratas de Bruselas y los mercados. Al mismo tiempo el líder del PSOE debe equilibrar la cabeza para portar el cántaro de sus necesarios aliados independentistas. El juego malabar exige medirlo todo. Tanto como medida fue su reaparición en un foro empresarial después del 10-N.

Tras su sonado plantón en Murcia al Insituto de la Empresa Familiar, que en el pasado ha sido crítico con sus medidas, el presidente en funciones se dejó fotografiar este miércoles en otro congreso más acorde con su agenda, el European Family Businesses. En este foro también está representado el organismo que preside Francisco Riberas, pero entre 14 millones de empresas europeas todo pasa más desapercibido.

En su discurso hubo guiños para todos. A empresarios e inversores prometió “certidumbre” y “estabilidad”. A sus votantes de izquierdas, “una economía de la igualdad” y “subida salarial”. No obstante, para no asustar al auditorio, subida con la coletilla de “moderada”. Lejos de sus intenciones -aclaró- se encuentra el lastrar la competitividad de la economía española tras aumentar de golpe en la última legislatura el SMI en más de un 22%.

Ese juego de palabras era previsible. Pero sorprendente fue el claro guiño del presidente del Gobierno a la empresa catalana. Y la elección de las empresas a las que de manera directa se refirió.

Al hilo de una parte del discurso con la que Sánchez quería subrayar la “importancia de la continuidad”, el presidente alabó el trabajo y la perseverancia de Tous, una empresa que, recordó, “se fundó en 1920”.

No contó Sánchez el contexto que viven los Tous en la Cataluña posterior al 1-O. La familia ha denunciado ataques de los CDR que no han dudado en decorar su casa de Cadaqués con ositos con lazos amarillos como forma de presión a unos joyeros que dicen sentirse españoles y por pura lógica económica, piensan en global.

El segundo grupo de origen familiar al que se refirió el presidente fue a Codorníu, “la empresa más longeva de España”, dijo Sánchez, “con más de cinco siglos de historia” fruto del esfuerzo de la descendencia de los Codorníu y Raventós.

Pedro Sánchez, Ramón Raventós, Miguel Torres, Alba Tous, Francisco Riberas y Javier Roca Hernández.

Como tantas otras empresas, Codorníu (controlada por el fondo Carlyle, pero con presencia de la familia) trasladó su sede social a La Rioja en octubre de 2017. Marcó así distancia con el independentismo tras haber sido señalada por permanecer impasible ante la causa en el pasado, entre otros motivos por la unión entre uno de sus mayores accionistas con el grupo Unipost, la empresa que colaboró con el referéndum ilegal.

Y la tercera fue Roca, cuyo origen situó en el final del siglo XIX. En este caso, la sede de la multinacional sigue estando en Barcelona si bien los Roca Hernández y Gomar Roca son empresarios discretos con la política.

Ante el mundo empresarial, Sánchez parece dispuesto a recoger el guante del presidente de CaixaBank, Jordi Gual, que reiteró su petición de “diálogo dentro de la ley” para desencallar la tensión que se sufre en Cataluña en otro foro rodeado de empresarios el pasado martes.

Para limar asperezas con el Instituto de la Empresa Familiar, a cuyo congreso mandó a la ministra de Hacienda en funciones, María Jesús Montero, para la fotografía junto con el Rey Felipe VI, Pedro Sánchez tuvo palabras de alabanza para Gestamp, la empresa que preside Riberas.

Curiosamente, una empresa vasca, como el Grupo Antolín, al que también hizo un guiño al referirse a las dos como conglomerados que afrontan “con ambición” los cambios del sector de la automoción.

Palabras que contrastan con el enfriamiento entre Sánchez y el bilbaíno Antonio Garamendi. El presidente de la CEOE volvió a difundir este miércoles un comunicado pidiendo un “Gobierno moderado”. 

La patronal de los empresarios sigue defendiendo desde Madrid una gran coalición entre el PSOE, Ciudadanos y el PP para abordar los grandes retos que afronta España desde la “moderación” con Pablo Casado e Inés Arrimadas como grandes aliados.

Pero su mensaje no cala en la militancia socialista, que entregó el poder a Pedro Sánchez, antes de que hablaran las urnas. Y al presidente ese discurso no le interesa ahora.

Se limitó a mencionar a una empresa del Ibex 35: Acciona, por su compromiso con la Transición Ecológica probablemente tras hacer pasar por caja para financiar su Cumbre del Clima a la empresa que preside José Manuel Entrecanales.

También tuvo palabras para Mercadona, cuyo fundador, Juan Roig, también está muy ligado al Instituto de la Empresa Familiar, y a El Corte Inglés. Y en ese último grupo de grandes empresas familiares tampoco olvidó incluir a otra Denominación de Origen catalana: Bodegas Torres.