El engranaje está en marcha en la Plaza de la Lealtad. La sociedad rectora de las bolsas españolas, BME, ha dado el paso definitivo para lanzarse a las compras por el sector que anunció hace un año. La compañía acaba de conseguir rating para una eventual emisión de deuda que le aportaría el músculo financiero necesario para estas adquisiciones.

BME ha anunciado este jueves que la agencia de calificación crediticia Standard & Poor’s (S&P) le ha concedido un rating emisor ‘A-’ con perspectiva estable, una calificación que ha sido solicitada por la propia sociedad rectora de las bolsas españolas, según han informado fuentes de la compañía. Esta nota, en la parte alta del baremo que maneja la firma estadounidense, promete facilitar la primera incursión de la firma en el mercado primario de deuda corporativa.

Entre los argumentos que S&P ha señalado para la concesión de este rating se encuentran precisamente “sus creíbles planes de crecimiento, a través de la diversificación en renta fija, divisas y trading de materias primas”. Una hoja de ruta que, además de pasar por su expansión orgánica, contempla la adquisición de terceras sociedades, tal y como recoge el plan estratégico que BME presentó en su Día del Inversor celebrado en octubre del año pasado.

Desde la agencia de medición de riesgos también se apunta hacia el “papel central” de BME en el desempeño de “una de las economías más dinámicas de la Eurozona”, así como a “su acreditada resistencia a la crisis financiera durante los últimos diez años”. Del mismo modo se alude al “bajo nivel de endeudamiento, la fuerte eficiencia operativa, la integración vertical de toda la cadena de valor del negocio y la sólida posición de liquidez” de la compañía.

Ante la eterna posibilidad de que BME terminase siendo el blanco de alguna operación corporativa en un sector en el que cada vez son más frecuentes las fusiones y adquisiciones, S&P considera la sociedad española “mantendrá su posición dominante como operador líder de infraestructura de mercado”. Un objetivo con el que precisamente su consejo de administración lanzó hace un año su plan de expansión.

La hoja de ruta que la compañía parece estar lista para recorrer en adelante contemplaba adquisiciones por hasta 600 millones de euros. Según el plan estratégico de la compañía que preside Antonio Zoido, el importe se repartiría entre los 100 millones que la cotizada tiene ahora en caja fuerte y los capitales captados a través de emisiones de bonos. Ya hace un año se comunicaba que se había comenzado a trabajar con asesores y agencias de rating para debutar como emisor en el mercado de renta fija.

En cualquier caso, y en el marco de las cifras desveladas entonces, el tope a la emisión de bonos estaría en un endeudamiento máximo de 2,5 veces Ebitda. Una cota que los analistas definen como “cómoda”, pero que supondría toda una revolución para una compañía acostumbrada a manejar caja neta. Asimismo, se apuntó hacia la posibilidad de no llevar a cabo propiamente fusiones, sino a la adquisición de posiciones de accionista mayoritario o de control, una estrategia por la que muchas financieras tradicionales vienen optando recientemente en el universo fintech.

Por lo que se refiere a los dividendos de BME, uno de los más generosos de todas las cotizadas españolas y también del sector, el objetivo es mantenerlo en este podio de manera que se pueda proceder a una retribución anual al accionista del torno de los 1,5 euros por título, informó hace un año la compañía.

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