Fernando Cano Silvia P. Cabeza

Francisco Román es historia viva del desarrollo moderno de las telecos españolas: Airtel, Microsoft y Vodafone forman parte de su trayectoria de más de 30 años en la primera línea de la gestión. En diciembre del año pasado abandonó la Fundación Vodafone para centrar sus esfuerzos en Seres, fundación que agrupa a las empresas españolas más importantes en torno a la responsabilidad social corporativa. 

Después de seis años como presidente y en la semana en la que han entregado sus premios anuales y se ha celebrado su décimo aniversario, Román ha charlado con EL ESPAÑOL sobre el estado actual de la responsabilidad social, los retos que se abren para la Fundación, la fiscalidad para el sector en España y el liderazgo de los directivos españoles. Éstas son sus reflexiones.

¿Cuál es el punto de partida de Fundación Seres?

Ponemos el foco en la acción e impacto social de las empresas con un enfoque de valor compartido. Buscamos crear valor para la empresa y crear valor en la sociedad donde ejerce su función, lo que conecta el progreso económico con el progreso social. Esto se basa en la creencia profunda de que el uno sin el otro nunca van a funcionar.

¿Después de una década de funcionamiento, en qué áreas ponéis el acento? 

Queremos mantener el compromiso de la alta dirección, porque este impacto social debe estar en la estrategia de la compañía y eso es imposible si no está comprometida la alta dirección. Si ves los miembros del patronato y del comité ejecutivo, te das cuenta de que efectivamente sí están comprometidos, pero debemos seguir trabajando en ello. Por otro lado estamos trabajando en contacto permanente con las empresas en temas como la inclusión.

Y los colectivos más vulnerables...

Esto es especialmente importante cuando las tecnologías hacen que cambien las características en todos los puestos de trabajo afectando a los más vulnerables. De alguna manera, nuestro foco son los colectivos más vulnerables, es decir, aquellos más golpeados por una creciente desigualdad y aquellos que por algún elemento de discapacidad pueden tener más dificultades. En el caso de Seres estamos hablando de una labor de promoción y mostrar esa labor de las empresas en este campo social.

Frrancisco Román, durante un momento de la entrevista con EL ESPAÑOL. Silvia P. Cabeza

Pero no es fácil medir el impacto en este cambio social...

Tenemos el acento en la parte social, porque dentro de los elementos de la responsabilidad corporativa es la dimensión más exigente. Un proyecto de índole social puede tener un retorno en capital humano, porque puedes medir cómo influye en la satisfacción de los empleados y consecuentemente en la retención del talento. La parte social está más en la frontera porque no es el campo natural de las empresas y hay que colaborar normalmente con otras instituciones para tener impacto. Pero sobre todo, al tener que ver con personas, hay consideraciones éticas que tienen que ver con condiciones de trabajo, la dignidad y con los derechos.

¿Qué opina de la declaración del Business Roundtable (asociación sin fines de lucro cuyos miembros son directores ejecutivos de las principales compañías estadounidenses), que precisamente ponía el acento en la implicación de las empresas en los beneficios de la sociedad?

Cuando nosotros leímos esta declaración nuestra reacción fue de darles la bienvenida al club, porque éste es el lenguaje que usan las empresas que estamos en Fundación Seres desde hace mucho tiempo. Es un planteamiento mucho más europeo, que es poner atención a distintos grupos de interés y no meramente en el accionista. Es el enfoque al largo plazo. Yo creo que esa declaración es un golpe afortunado porque actúa como un acelerador de voluntades. Pero lo cierto es que ese es un discurso que está aquí y que está aquí desde hace tiempo. La esencia es el enfoque de valor compartido que implica que cuando tú generas algo positivo fuera de ti mismo, eso revierte hacia a ti y hacia la compañía.

¿No estamos hablando de altruismo?

Es un planteamiento pragmático. No estamos hablando de altruismo, estamos hablando de enfoques empresariales pragmáticos, de empresas que saben que tienen que atender al largo plazo, porque esa es la única garantía de sostenibilidad y es lo mejor que pueden hacer para su negocio. Y es algo fácil de racionalizar porque responde a una demanda cada vez más importante de esos grupos de interés. Hoy la mayoría de los jóvenes quieren trabajar en una compañía que tenga un propósito, propósito que resida más allá del propio negocio y de los propios resultados.

¿Y los otros grupos de interés, clientes, inversores?

Hoy los clientes cada vez premian más la diferencia positiva, castigan la ausencia de un propósito y la ausencia de valores claros en una compañía. Los inversores cada vez demandan más atención a ese largo plazo y que no sea solo el afán del resultado a corto. Cuando Larry Fink de Blackrock escribe a sus accionistas y dice que "no se empecinen ustedes en el corto plazo y atiendan al largo plazo, porque con nuestras inversiones estamos interesados en el largo plazo", pone el acento en algo que ya está pasando en el mundo empresarial. Es decir, una respuesta racional, pragmática, interesada e inteligente.

¿Y cómo se crea ese valor para las empresas? 

Razonaré en dos planos. El primero es el plano estratégico. Toda empresa debe elaborar su estrategia y con independencia de que la vida sea demasiado atropellada, lo cierto es que tienen planteamientos estratégicos. La elaboración de un planteamiento estratégico empieza porque una empresa comprenda muy bien el entorno y el contexto donde realiza su acción, porque ha de elegir su posicionamiento. Es decir, qué va hacer, cómo va a atraer a sus clientes y cómo va a conseguir dinero a través de lo que es diferente. Para entonces desarrollar las capacidades acorde con esto. Todo empieza por la comprensión del entorno.

Francisco Román cree que las empresas deben unir la rentabilidad económica con la rentabilidad social. Silvia P. Cabeza

Pero este entorno no necesariamente puede ser social

Hoy entender el entorno no es solo saber qué necesidades tiene el mercado y qué hacen tus competidores. Es fundamental entender la fuerza de trabajo y el talento, entender hacia dónde van los clientes y qué les importa a los clientes más allá de características de productos y servicios, ya que el 80% del valor está en lo intangible. Es importante entender qué le importa a los inversores, porque tienes que saber como te vas a financiar.

Entonces, ¿cómo se compagina el beneficio social con el económico?

Lo primero es un razonamiento de un carácter cualitativo. O las empresas hacen ese esfuerzo para comprender el entorno atendiendo a todos sus grupos de interés o su estrategia será débil, miope e incompleta. Lo segundo es preguntarnos qué debe hacer una empresa. Tiene que hacer bien lo que hace y maximizar el retorno, pero maximizar el retorno por poco tiempo no vale para nada. Por eso está el concepto de sostenibilidad en el largo plazo y la empresa para estar en el largo plazo, tiene que conectar con todos estos grupos de interés, y de alguna manera tener el apoyo de estos grupos de interés. Y esto es responsabilidad corporativa.

¿Y cómo lo medimos?

Por eso, gestores enfocados solo en el corto plazo causan un daño tremendo en las empresas. Cuando hablo de conexión de progreso económico y progreso social, quiero decir que es inteligente que esa conexión exista porque necesitamos hacer una sociedad más sana y más justa, donde las empresas puedan ser más fuertes.  ¿Medidas de rentabilidad? La perduración de la empresa en sí ya es una medida.

Pero además existen cifras...

Otra de las cosas que hacemos en Seres es ver la contribución agregada en el cambio social. Y por ello hacemos un estudio cada año de lo que puede ser contribución agregada para entender qué están haciendo las empresas. Ahora de lo que estoy hablando es de contribución pura y dura en proyectos que tienen impacto social de las empresas que están en Seres. Esto exige un esfuerzo de medida y de homogeneizar la información para poder darla agregadamente. En el último año había cerca de 80 empresas en este indicador, las que tenían más de 700 proyectos de índole social, que beneficiaban a más de 24 millones de personas. Del mismo modo, la inversión en proyectos de RSE desarrollados en España llegó a los 449 millones de euros en 2017, un 2% más que en 2016. 

¿Cómo está la fiscalidad española en relación a la responsabilidad corporativa?

Seguro que se pueden hacer más cosas en este sentido para ayudar. Pero yo personalmente creo que lo fiscal debe ser es sencillo, razonablemente ligero y eficaz para conseguir una sociedad más justa y que pueda proporcionar todos los servicios que demanda. Para mí lo más importante de la fiscalidad es que ayude equitativamente a la creación, generación y desarrollo de las empresas, a la vez que cumple con su función primordial que es dotar a la sociedad de los recursos que necesita vía administración, servicios públicos, etc. 

Francisco Román considera que la fiscalidad en España es demasiado compleja para ayudar a la responsabilidad social de las empresas. Silvia P. Cabeza

¿Actualmente el sistema fiscal en España cumple esos requisitos que menciona?

Creo que el sistema fiscal en España es algo enrevesado y forma parte de un sistema que es complejo y que no ayuda a ese desarrollo empresarial rápido. No es un asunto de presión fiscal, es un asunto de complejidad burocrática, reguladora y de exceso de normas. 

¿En qué áreas trabaja Seres para concienciar a las empresas españolas?

Los campos en los que estamos trabajando tienen que ver con desigualdad, todos los campos de mercado de trabajo, derechos humanos. Al hablar de igualdad, todo tipo de igualdad. Temas de salud, formación, colectivos vulnerables, inclusión. Los proyectos que se presentan a los premios anuales que entregamos esta semana vemos que se agrupan muchos en estos campos que hemos mencionado. No es casual que los premiados de este año estén en estos campos de salud o de igualdad.

Decías que estas estrategias están relacionadas con los liderazgos. ¿Son suficientemente proactivos los directivos españoles en estos temas?

El liderazgo es imprescindible. No estamos hablando de hacer pequeñas gotas de filantropía en los márgenes del negocio, sino que en conectar la esencia del negocio con la estrategia, teniendo un impacto social positivo. Eso es imposible si no existe este compromiso.

¿Y en el caso de los directivos españoles existe este compromiso?

Yo diría que sí, que bastante y que cada vez más. Para mí la prueba es ver una cosa como Seres y ver allí 150 compañías cuyos lideres están comprometidos. ¿Todo el mundo por igual? No, pero esto no pasa nunca. En Seres están probablemente los más pioneros y lo vemos como un movimiento de transformación, un catalizador de un cambio. Ya sabemos que esto llevará más de una generación. No pretendemos que las empresas hagan lo que no les corresponde, pretendemos que las empresas sí tengan impacto social positivo alineado con la estrategia y contribuyan a una sociedad más justa. Y además estamos convencidos de que las empresas pueden crecer mucho respondiendo a esta demanda, porque son entidades con una capacidad de adaptación enorme.

No pretendemos que las empresas hagan lo que no les corresponde, pretendemos que las empresas sí tengan impacto social positivo alineado con la estrategia y contribuyan a una sociedad más justa

¿Apariciones como la de la presidenta del Banco Santander, Ana Botín, en un programa de televisión de máxima audiencia ayudan a esta 'evangelización' de la responsabilidad social empresarial?

La acción siempre tiene que llevar mensajes y hay dos ejes en los que trabajas. Uno es de solidez de la acción y el otro es la visibilidad. Y la vida es un equilibrio entre ambas cosas. Conviene aumentar la visibilidad de la acción. Lo que importa de verdad es la acción, pero la visibilidad también multiplica la repercusión de esta acción que, a su vez, invita a más acción. Apariciones de este tipo tienen un efecto divulgador y de tracción que es importante aunque es evidente que reducirse al eje de visibilidad sería frívolo. Vivimos en un mundo hipercomunicado donde todos estamos comunicados en tiempo real y tenemos que ser conscientes de esto y aprovecharlo para que las cosas avancen en la dirección que queremos que avancen.

¿Convendría ver más CEOs del Ibex en este tipo de acciones, quizás no tan televisivas, pero si más implicados en la primera línea pública?

Entendemos que el responsable de la compañía tiene la obligación de la discreción y de contar sus apariciones. Pero yo diría que cada vez hay más exposición de los primeros ejecutivos. Estos días hemos tenido una cumbre que llamamos Radar Seres, a la que acuden primeros ejecutivos de grandes compañías españolas hablando de estos temas. Y hemos visto declaraciones como la que tu mencionas de otros ejecutivos muy recientes. Es decir, que cada vez hay más apariciones y eso es bueno, porque la aparición pública te compromete. Lo importante es lo que haces, pero importa el relato, importa la exposición e importa la coherencia. Y la vida es un equilibrio entre todas estas cosas.

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