CriteriaCaixa no está cómoda en Suez. El holding que preside Isidro Fainé está a la espera de que el grupo galo presente su Plan Estratégico 2030 este otoño para evaluar cómo ejecutar su salida, según explican a EL ESPAÑOL fuentes conocedoras de esas intenciones.

La participación de Criteria en la multinacional francesa es doble. Por un lado, es accionista de referencia de Suez con un 5,97% de su capital. Por otro, controla el 15% de Aguas de Barcelona (Agbar), la filial de Suez España con sede en Barcelona, que en 2008 fue objeto de una OPA de Suez y el grupo inversor que gestiona el patrimonio de la Fundación Bancaria La Caixa.

La continuidad de la participación de Suez en la empresa que da nombre a la emblemática torre Agbar está en el punto de mira desde el pasado mes de julio, cuando el fondo activista Amber recomendó al grupo francés (del que ostenta un 1,9% desde el pasado año) que aprovechara el apetito de los fondos especializados en infraestructuras por las compras en España para vender la empresa catalana.

Pese a que Criteria no adoptó una postura oficial sobre esa propuesta, fuentes del mercado confirman a este periódico que estaría dispuesta a vender ese paquete. Pero dentro de un movimiento más ambicioso, ya que también vendería su participación en Suez.

Cansancio desde 2015

El motivo del hartazgo del grupo que preside Isidro Fainé en la empresa con sede en París es el escaso peso que su voz ha tenido en algunas decisiones clave de la compañía.

La situación, explican las citadas fuentes, no es nueva sino que viene arrastrándose desde el año 2015, cuando los accionistas españoles trataron de consolidar su apuesta por España con la compra de Urbaser, filial global de medio ambiente del grupo ACS.

La operación no salió adelante por oposición de los franceses y finalmente, el grupo que preside Florentino Pérez vendió su filial a un grupo chino en una operación que fue próxima a los 1.400 millones de euros.

Criteria cuenta con dos hombres fuertes en la compañía. Se trata del presidente ejecutivo de Agbar, Ángel Simón, e Isidro Fainé, que ocupa un sillón en el Consejo de Administración de Suez desde 2014 en representación del holding de CaixaBank.

Tensión accionarial

Suez está sumida en una crisis accionarial. Su principal propietario, Engie, tuvo que mandar un comunicado al mercado el pasado diciembre para aclarar que mantendría su presencia en la empresa reforzando la "cooperación industrial y comercial" con su participada.

Engie, que controla el 32% de Suez -paquete que el mercado valora en 2.500 millones de euros-, está a su vez participada por el Estado francés, lo que complica sus movimientos. Pese a que en determinados momentos, a su consejera delegada, Isabelle Kocher, no le han faltado ganas de vender esas acciones (según han recogido varios medios franceses), el Estado no quiere que se desprenda de un activo estratégico.

A esa tensa situación se suma la entrada de un fondo activista, como Amber Capital, con aspiraciones a ejercer el poder en las decisiones del grupo y aumentar la presión sobre su cúpula para que acometa las reestructuraciones que sean necesarias.

En este contexto, para despejar el panorama, a Engie podría no quedarle otra opción que tomar una decisión drástica, que podría ser lanzar una OPA por el control de Suez o vender todas sus acciones.

Plan estratégico clave

El panorama se irá despejando en los próximos meses. En este momento, Suez ultima su plan estratégico para los próximos 10 años bajo la presión del activista Amber, que entró en la compañía con el objetivo de poner en marcha un plan de ordenación y puesta de valor de activos que va mucho más allá de una eventual venta de Agbar.

Será el primer Plan Estratégico diseñado por su nuevo presidente, Jean-Louis Chaussade, quien tomó las riendas del grupo el pasado febrero, cuando venció el mandato de su antecesor, Gérard Mestrallet, un ejecutivo cuya buena sintonía con Isidro Fainé era conocida en el sector. 

En este contexto, en las torres negras de la Diagonal de Barcelona se considera que el momento actual en Suez es de impasse. Se cuenta con que la permanencia en la francesa tiene fecha de caducidad, pero hasta que no se presente el nuevo Plan Estratégico no se podrá adoptar ninguna decisión concreta sobre el futuro de ese paquete accionarial.

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