En los años de la burbuja inmobiliaria, el Euríbor era el índice económico más seguido por los españoles que tenían pensado comprar una vivienda con hipoteca. Su alza era constante y llegó a rozar el 5,4% en 2008, con su consiguiente traslado al coste de los préstamos para adquisición de vivienda. 

Once años después, este indicador está en terreno negativo. Tras un amago de recuperación, ha vuelto a estar a la baja y cerró el mes de junio en el -0,19%, casi su mínimo histórico. El escenario de tipos de interés bajos en Europa es, sin duda, un respiro para los hipotecados españoles. Sin embargo, resulta paradójico que ahora que el Euríbor da alegrías a los consumidores, los españoles hayan decidido abandonarlo para contratar hipotecas a tipo fijo.

Se trata de una opción conservadora, que podría ayudar a la economía familiar a prevenir sustos en el futuro cuando los tipos de interés aumenten. Lo único es que para ello, los tipos tienen que subir. Y parece que van a tardar años en hacerlo.

El otro elemento que ha cambiado, como consecuencia de la crisis, ha sido la normativa. Y según constató el Banco de España la pasada semana el nuevo marco regulatorio empezó a encarecer las hipotecas incluso antes de entrar en vigor, simplemente con su anuncio.

La consecuencia es que con el escenario de hace 11 años, los nuevos hipotecados podrían adquirir casa a un coste más asequible que ahora de no ser por el vuelco que se ha dado al mercado para, en teoría, proteger al consumidor con hipotecas a tipo fijo y la exigencia de aportar menos garantías para las entidades.

Según los últimos datos difundidos por el servicio de Estudios de Bankia, el importe medio por hipoteca ha sido de 124.655 euros, lo que supone un encarecimiento del 0,7% frente a abril de 2018.

Medida 'estrella' de Sánchez

Ese encarecimiento de las hipotecas ha sido motivo, en los últimos días, de un nuevo enfrentamiento entre el Banco de España y el Gobierno central.

Después de que el presidente en funciones, Pedro Sánchez, quisiera anotarse un tanto ante los españoles a cuenta de la polémica por la sentencia del Tribunal Supremo sobre el Impuesto de Actos Jurídicos Documentados (AJD), el informe del Banco de España es un jarro de agua fría a una de sus intervenciones estrella.

Sánchez prometió que “nunca más” serían “los ciudadanos” los que pagarían este impuesto que estaría obligado a asumir el banco. La realidad dibujada por la institución que preside Pablo Hernández de Cos es bien distinta. Según sus cálculos, el tipo de interés medio de las hipotecas se han encarecido 30 puntos básicos. Una subida que achacó a “los cambios legislativos introducidos en nuestro país en los últimos meses en materia de crédito inmobiliario y de compra de vivienda”.

Esa subida de 30 puntos básicos no ha convencido ni a la ministra de Economía, Nadia Calviño, ni a los bancos.

Desde la reunión del G20 en Osaka (Japón), Calviño arremetió contra el regulador al afirmar que es “arriesgado” vincular esa subida del coste de las hipotecas a la nueva Ley hipotecaria. La ministra apuntó precisamente al auge de las hipotecas a tipo fijo como motivo del encarecimiento de los préstamos para vivienda.

En este diagnóstico, el Gobierno coincide con los bancos. Fuentes bancarias recuerdan que más del 40% de las hipotecas que se conceden en España, ya son a tipo fijo. En concreto, según el citado informe del servicio de Estudios de Bankia, el 41,3% de las nuevas hipotecas firmadas en abril fueron a tipo fijo y en las hipotecas sobre viviendas, el porcentaje se eleva al 43,2%, lo que supone el dato más alto de la serie histórica.

Sin embargo, desde el sector financiero se cuestionan los cálculos del Banco de España a partir del TAE (que contempla el tipo de interés nominal y los plazos, gastos y comisiones de la operación). Según sus estimaciones, en noviembre y abril la subida experimentada por los tipos hipotecarios ha sido de cinco puntos básicos. Un dato que el BCE eleva a entre 15 y 16 puntos básicos.

La Ley hipotecaria encarece

En todo caso, desde los bancos sí se reconoce que el cliente que se hipoteca ahora está teniendo que asumir más costes como consecuencia de esa Ley hipotecaria, que es una transposición de una directiva europea. “Se han debilitado las garantías y eso tiene un coste para los bancos. Además, las amortizaciones también se han modificado y han introducido limitaciones”, afirman las citadas fuentes.

Preguntados sobre si las hipotecas seguirán al alza o si podrán beneficiarse de la caída del Euríbor, los bancos responden con un “ya veremos”. Una respuesta sorprendente, puesto que el Banco Central Europeo (BCE) mantiene los tipos al mínimo, precisamente, para animar la economía a través del aumento del crédito y su facilidad para que los ciudadanos accedan al mismo.

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