Casi un año de conversaciones entre Naturgy el gobierno egipcio; más de seis con una planta, la de Damietta, sin funcionar; y 1.700 millones de euros que Egipto debería pagar a Unión Fenosa Gas, la compañía participada por Naturgy y la italiana Eni, propietaria de la planta de licuefacción.

En agosto de 2018, el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (Ciadi) emitió un laudo por el que condenaba a Egipto a pagar más de 1.700 millones de euros a UFG por la paralización de la planta tras el estallido de la revuelta popular en 2011 contra el entonces presidente Hosni Mubarak y la llegada al poder de los Hermanos Musulmanes. En ese año, la compañía estatal Egyptian Natural Gas Holding (EGAS) dejó de suministrar gas a la compañía, aunque luego volvió a ponerse en marcha en periodos aislados y de forma interrumpida hasta que en 2013 dejó de utilizarse de forma definitiva.

En el laudo, el Ciadi, dependiente del Banco Mundial, resolvía la demanda presentada por la compañía en 2014 considerando que no se concedió al inversor "el trato justo y equitativo" exigido por el tratado bilateral entre los dos países de protección de inversiones. Un laudo homologado por Naturgy en países como Reino Unido y Estados Unidos.

Durante estos años, la eléctrica que preside Francisco Reynés ha tratado de ir reduciendo los costes operativos de la planta, dejándola en un estado "durmiente" hasta que el suministro volviera a la normalidad; además, la compañía ha seguido haciendo frente a gastos financieros y ha llevado a cabo desinversiones para poder tener lista la planta y ponerla en marcha en cualquier momento. Por eso, su obsesión ahora es arrancarla cuanto antes.

Los contactos entre el Gobierno egipcio y la compañía, explican fuentes conocedoras de las negociaciones, están siendo constantes desde que el Ciadi emitió el laudo. Este mismo jueves, y según adelantaba El Confidencial, estaba previsto un encuentro entre el propio Reynés y diversas autoridades egipcias para tratar este asunto, aunque tuvo que ser aplazado a última hora.

Construir una nueva: 4.000 millones

La instalación en cuestión se encuentra situada en el puerto de Damietta, a 60 kilómetros de la desembocadura del canal de Suez, y dispone de una superficie de 1,2 millones de metros cuadrados.

La planta inició su funcionamiento operativo en diciembre de 2004 tras una inversión total superior a los 1.000 millones de euros. Según cálculos internos que maneja la compañía, construir una nueva similar costaría ahora unos 4.000 millones, por lo que la eléctrica pretende que la planta actual pueda volver a ponerse en marcha para lograr amortizar las inversiones hechas hasta ahora.

Aunque asumen que es imposible "ponerse plazos" en una negociación de este tipo, desde Naturgy insisten en que su intención es que el acuerdo se materialice en gas cuanto antes y que la planta pueda funcionar; eso sí, con garantías.

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