Andrea Orcel se convertirá en enero en el máximo ejecutivo del Santander. Un nombre escogido de UBS pero que conoce bien la casa, no hay que olvidar que ha asesorado al banco en innumerables ocasiones. Es quien ha diseñado, en buena medida, la actual estructura de la entidad y ha colaborado junto a la familia Botín a hacerse con algunas de sus filiales en el extranjero. 

Conocedor de la casa como espectador y asesor externo, ahora tendrá que coger el toro por los cuernos y trabajar en el gran objetivo que la semana pasada le fijaba su presidenta, Ana Botín: la digitalización del Santander. Un trabajo que no será fácil, aunque ya se han trazado las líneas maestras gracias a la estrategia de la 'Digilosofía'. Sin embargo, todavía queda mucho camino por recorrer como la propia Botín recordaba en la presentación de las últimas novedades de Open Bank, la plataforma digital del Grupo. 

Una transformación tecnológica que llegará en pleno proceso de apreturas financieras para los bancos. La rentabilidad es la gran obsesión, culpa de los estrechos márgenes con los que se trabaja en estos momentos. Es por ello por lo que Orcel deberá manejar muy bien los tiempos para acompañar la transformación sin olvidar que el Santander es un banco retail o de consumo; es decir, que vive de prestar dinero al ciudadano medio y no a las grandes fortunas. 

Una difícil tarea para la que parece estar sobradamente preparado, a la vista de la buena reacción que ha tenido el mercado en Bolsa tras su nombramiento. A partir de enero tendrá que demostrar que no defrauda las expectativas. El reto no es sencillo. 

Carlos Torres Vila es un apasionado de la tecnología, y es uno de los artífices de la gran transformación que ha vivido el BBVA en los últimos años. En enero cogerá el timón de la presidencia en lugar de Francisco González, y tendrá que continuar con una hoja de ruta que está trazada, pero que desde entonces podrá adquirir plenamente su propia filosofía. 

Por delante tiene el reto de continuar con la expansión en digital y mantener el ritmo de creación de plataformas y apps con las que competir con gigantes como Google, Facebook o Whatsapp. Sin embargo, todavía tendrá que afrontar la forma de obtener retorno vía clientes y reducción de costes de toda la inversión desarrollada hasta el momento. 

Todo ello en un contexto en el que los tipos de interés siguen apretando el negocio, y en el que Torres Vila tendrá que hacerse fuerte en una bandera que lleva defendiendo en los últimos años: si otros players quieren jugar a ser bancos, tendrán que cumplir la misma regulación que el sector financiero, porque de lo contrario estarían haciendo competencia desleal. 

El tiempo le dará o le quitará la razón, pero lo que sí tiene claro Torres Vila es que el modelo de banca tradicional va camino de transformarse radicalmente, y de ahí su insistencia en que el BBVA se ponga a la cabeza del proceso.