Gritaban los asaltantes por los caminos: “¡La bolsa o la vida!”. Telefónica parece haber elegido la vida, y se encuentra en una situación compleja en la que sus métricas son bastante positivas pero los accionistas no responden con subidas. ¿Por qué si las cosas le van bien no termina de levantar cabeza?

Hay motivos para el optimismo. Tras la última presentación de resultados la acción subió más de un 3% y, cuando preguntas a los responsables de negocio del grupo, están satisfechos por cómo van muchas cosas, como las cifras de portabilidad, el impacto del fútbol en las cifras de captación de clientes, la evolución de los márgenes en España y las buenas cifras preliminares de la fase pre-lanzamiento de O2, el producto sin televisión que nace para comer terreno a MásMóvil y evitar la erosión en este segmento. “El negocio no parece ser el problema en bolsa”, intentan explicar fuentes próximas a la compañía.

Fidentiis señalaba, por ejemplo, que los negocios europeos de la operadora “tienen un desempeño bastante mejor de lo esperado, con un crecimiento sustancial de los márgenes y que esto, junto a la caída de los costes por intereses, ha supuesto un crecimiento del beneficio por acción del 30% durante los últimos 18 meses, que es un logro sorprendente”.

Los analistas, pese a las caídas, recomiendan en su mayoría comprar acciones o mantenerlas. Muy pocos sugieren vender. Creen que el camino lleno de baches por el que está pasando el grupo no puede eternizarse. Pero si esto es así, ¿cuál es el problema?

En parte, que no es sólo de Telefónica, sino de buena parte del sector europeo de telecomunicaciones. En lo que va de año, las únicas que han salvado el tirón han sido Orange y Deutsche Telekom. Telefónica ha caído un 15%; BT, casi un 20%; Telecom Italia, un 27,9% y Vodafone, un 30%.

Es uno de los peores sectores en Europa en lo que va de año, en parte por lo que Citi señalaba este martes en un informe: “Las ‘telco’ han subido quizá más las interferencias regulatorias que ningún otra industria desde que empezó el nuevo siglo. Han sido más onerosas en Europa que en ninguna otra región”.

Otra de las razones del declive tiene que ver con la exposición a mercados emergentes. Si BBVA sufrió por Turquía, a Telefónica le está pesando la nueva crisis argentina y la devaluación del real brasileño. La compañía argumenta que, si bien estos puntos tienen impacto en los ingresos, no tanto en la generación de caja, dado que también se reducen los costes, impuestos e intereses. Pero muchos inversores no hilan tan fino y, sencillamente, penalizan la exposición a mercados que les suponen un problema y pueden serlo aún mayor.

Asimismo, aunque tampoco es que los principales índices europeos estén muy boyantes, lastrados por las guerras comerciales de Donald Trump o el impacto del Brexit, el selectivo español no consigue levantar cabeza. El Ibex 35 abrió el año por encima de los 10.000 puntos y está ahora por encima de los 9.300 puntos.

Renta fija vs variable

Pero si Telefónica tiene problemas con la renta variable, es la niña bonita de la renta fija. La operadora anunció este martes que lanzaba una nueva emisión de deuda senior en euros por importe de 1.000 millones y a un plazo de 7 años, con una buena recepción por inversores institucionales que ha permitido fijar el cupón en el 1,495%, el menor pagado por Telefónica en este plazo, que supone una reducción de 20 puntos básicos sobre las indicaciones iniciales de precio.

El libro de órdenes ha llegado a crecer hasta los 2.600 millones con algo más de 170 pedidos, de los cuales más de 70% han sido inversores internacionales. Con dicha transacción la actividad de financiación del grupo asciende a más de 12.400 millones de euros, lo que ha permitido reforzar la posición financiera a tipos de interés históricamente bajos, en el marco del objetivo para prefinanciar los vencimientos de 2019.

Pero si Telefónica es buena para invertir en bonos, ¿por qué lucha en el parqué? ¿Hemos tocado suelo en la evolución de los precios? Muchos analistas creen que sí, aunque el consenso no es tan firme como en años anteriores.

Los más optimistas creen que, por primera vez, los reguladores están quitándose de en medio y el sector de las telecos está ofreciendo datos sólidos. Esto podría llevar a cambios a pesar de que, como señalaba Citi, “el sentimiento de mercado nunca ha sido peor”.



Está por ver si, en mínimos históricos, la acción de la compañía que preside José María Álvarez-Pallete se convierte, por primera vez en mucho tiempo, en una muy buena oportunidad de inversión con un fuerte potencial de revalorización. La alternativa, y una capitalización que hace vulnerable a la compañía a posibles adquisiciones, prefieren no contemplarla.

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