Teka ha logrado salvar, una vez más, el match ball de las deudas con los bancos. Sobre la campana, casi cinco meses después de cerrar el ejercicio, el fabricante de electrodomésticos ha logrado una novación (autorización para no cumplir todas las condiciones) en el préstamo bancario que cerraba el año pasado con la banca.

El acuerdo se alcanzaba el pasado mes de mayo, según figura en la memoria anual de la compañía a la que ha tenido acceso EL ESPAÑOL, y en ella se refleja que los bancos decidieron no tener en cuenta que Teka no cumplía con el ratio de deuda financiera sobre ebitda comprometida en un principio; uno de los “covenants” necesarios para mantener las condiciones del acuerdo.

En concreto, las deudas con los bancos de la empresa que preside Arturo Baldasano alcanzan los 208,5 millones de euros, y el vencimiento (tras la renegociación cerrada en 2016) será en 2021. Para conseguir ese acuerdo la empresa tuvo que realizar un gran esfuerzo, y tuvo que poner como garantía en prenda el 97,41% de las acciones de la sociedad.

Segundo año consecutivo de incumplimiento

Teka confía en que la evolución del negocio permita cumplir con las obligaciones derivadas del contrato en el futuro. Ahora bien, hay que tener en cuenta que es el segundo año consecutivo en el que se produce el incumplimiento, y el segundo en el que los bancos dan cancha al equipo directivo de Teka.

Una delicada situación que se confía revertir gracias a un plan comercial y de marketing para incrementar las ventas; pero también a la reorganización societaria puesta en marcha que conlleva el cierre de los negocios que no sean rentables. Algo que, según propio grupo, “ha supuesto importantes costes”.

Se puede comprobar en esas cuentas cómo las pérdidas al cierre del ejercicio 2016 alcanzan los 21 millones de euros, frente a los poco más de 4 millones de beneficio del año anterior. Un deterioro fruto de una caída de ventas y un aumento de los gastos operacionales; así como de un deterioro de activos intangibles e inversiones inmobiliarias.

Cifra de negocios de 202 millones

Fruto de esa reorganización se puede comprobar cómo las distintas líneas de negocio empiezan a tener un diferente peso en la aportación a beneficios. Así, por ejemplo, destaca el avance en siete puntos de los hornos, que suponen ya el 28% de las ventas; seguida de las cocinas (16%); las campanas extractoras (12%); los fregaderos (13%) y el resto del negocio que pasa del 40% al 31%.

En total, la cifra de negocio del grupo alcanza los 202 millones de euros, de los que el 71% se produce en el mercado nacional, el 8% en la exportación; y el 21% dentro del propio grupo.

Hay que recordar que Teka, pese a su fuerte implantación a nivel nacional y ser uno de los baluartes industriales de Cantabria, es una compañía de origen alemán que llegaba a España en 1964. Su propietaria última es Teka B.V. (ahora bajo el nombre comercial de Heritage-B), que lidera el empresario alemán, Klauss Graf. Es esta empresa la que controla el 85% de los títulos de la compañía.

Caída de las ventas desde 2007

De hecho, el propio Graf posee a título individual el 2,5% de las acciones. Junto a él está también el Banco Santander, a través de su sociedad Capital Riesgo Global S.C.R. es el segundo accionista con el 9,42% de los títulos. En sus cuentas se anota un deterioro acumulado de casi 21 millones de euros por su participación en Teka Industrial. El resto de los títulos está en manos de Peter Bronner (1,25%) y de Marc Muller que poseen un 1,25% cada uno, según datos del Registro Mercantil.

La crisis económica, unida a la caída del mercado inmobiliario en España, hundieron las ventas del grupo. De hecho, en 2007 la sociedad tenía unas ventas de 945 millones de euros, frente a los 202 millones con los que cerraba el 2016. Una dura travesía que obligaba a la empresa a realizar distintos Expedientes de Regulación de Empleo (ERE); pero también a cambios en los equipos directivos para intentar enderezar el rumbo de la empresa.

Las cuentas de Teka son auditadas por PwC desde el año 2013, aunque este miércoles se celebrará en Madrid una junta de accionistas para nombrar como auditor para los próximos tres años a E&Y.

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