No hay motivo para la preocupación. Así se expresan desde las principales entidades financieras cuando se les pregunta qué puede ocurrir si hubiera una independencia de Cataluña.

No es un tema que pille desprevenido al sistema financiero y, aunque cautos, ya han hecho los deberes para proteger a los depositantes. Es decir, a los clientes. Un tema que afecta, sobre todo, a Caixabank y Sabadell -que son quienes tienen allí su sede social-; pero también a BBVA que -tras la compra de CatalunyaCaixa- tiene la mayor cuota de sucursales en Cataluña y al resto de bancos que operan allí en menor medida.

Sí reconocen fuentes del sistema que, en los últimos días, ha habido un aumento de consultas sobre qué hacer con los ahorros. Eso sí, no va aparejado de una fuga de depósitos hacia otras regiones del país.

Tanto Caixabank como Sabadell tienen margen suficiente para protegerse de una hipotética independencia. Fuentes financieras explican que existen múltiples ventanas de oportunidad para hacerlo, por lo que sus clientes no tendrían problema a la hora de ver garantizado su dinero.

La ficha bancaria, la clave

Lo fundamental para ambas es no perder su ficha bancaria europea, lo que les permite tener acceso a las líneas de liquidez del Banco Central Europeo. Para ello podrían establecer distintos mecanismos: cambiar su domicilio social; crear una nueva sociedad de control en alguna ciudad española que le permita mantener el negocio y la licencia...

Incluso, por qué no, activar alguna de las múltiples fichas que están en su poder. Por ejemplo, hay que recordar que Caixabank tiene en su poder la de Banca Cívica o Banco de Valencia; y Sabadell otras muchas, como las del Herrero o el Atlántico.

Su permanencia en España y bajo el paraguas del Banco Central Europeo les permite mantenerse bajo la seguridad del Fondo de Garantía de Depósitos (FGD). Es decir, que los ahorros de hasta 100.000 euros están garantizados.

De este modo, aunque fueran considerados como entidades extranjeras en Cataluña y operaran como sucursales, tendrían protección española.  Un mecanismo similar al que mantiene ING -por poner un ejemplo- cuyos depósitos están garantizados por el equivalente al FGD de Holanda; al ser una sucursal en el país.

Otra opción, un tanto más improbable es que comenzarán a operar con la licencia de sus filiales fuera de España. Es el caso del británico TSB en Sabadell; y del luso BPI en el de Caixabank.

Una protección, por cierto, que sobra decir está presente en el resto de bancos que operan en Cataluña.

El posible corralito

Este escenario afectará, exclusivamente, a todos aquellos que vivan en Cataluña. Buena parte de los economistas y analistas dan por hecho que Puigdemont, en una improbable independencia, se vería obligado a crear un corralito. Es decir, a impedir la salida de depósitos con el objetivo de frenar una fuga hacia España u otros países de la Unión Europea.

Una decisión a la que se verían sometidos todos y cada uno de los clientes de los distintos bancos que operan en Cataluña; da igual su nacionalidad. Por tanto, la única opción de retirar dinero sería a través del cajero o la sucursal y con la cantidad que el Govern pusiera encima de la mesa. Eso, o irse al otro lado de la “frontera” para seguir sacando dinero de forma habitual.

¿Euros?

Los depósitos están garantizados en euros. El problema estará a la hora de retirarlos, dado que una Cataluña independiente quedará fuera de la moneda única. Esto significa que los activos tendrán que retirarse en la nueva moneda que se cree.

Hablamos de una nueva moneda que valdrá menos que el Euro; que nacerá muy devaluada dado que necesitará aguantar el tirón de la economía catalana. Es cierto que el plan de la Generalitat pasa por intentar mantener la moneda única; algo que se puede hacer siempre y cuando sea con la autorización de la Unión Europea. ¿Viable? Sí. ¿Posible? Difícil.

Esto es algo que afectaría, sólo, a quienes residan en Cataluña. El resto puede estar tranquilo.

Ese corralito hipotético, una vez empezase a funcionar una nueva moneda, supondría un problema no para los depósitos, sino para el dinero que se cambiase a la nueva denominación. Una caída que vendría provocada por la devaluación a la que se vería sometida.

Al devaluarse la moneda este dinero valdría menos. Es decir, el precio que las empresas catalanas pagan por importar productos sería mayor (por la diferencia con el Euro, por ejemplo). Esto provocará que, con la misma cantidad de dinero, exista una menor capacidad de compra porque los precios se elevarán.

Eso sí, los catalanes que quieran retirar su dinero en euros en cualquier otro lugar de España o de Europa podrán hacerlo como hasta ahora y gastarlo como hasta ahora. Salvo que Puigdemont también restrinja el tráfico de personas, nada impedirá a los catalanes utilizar su dinero fuera de Cataluña.

Los préstamos

Todo depende de dónde se viva. Si es usted madrileño o sevillano, no habrá problema. Seguirán en euros. Ahora bien, si reside en Cataluña la cosa cambia. Los préstamos se podrían denominar a la nueva moneda, y se tendrían que fijar nuevos tipos de interés por parte de las nuevas autoridades monetarias. Esto puede hacer que, aunque la deuda sea inferior por la devaluación, al final se termine pagando mucho más dinero.

En resumen. Salvo que su banco sólo tenga capacidad de operar en Cataluña, no hay ningún riesgo.

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