En plena crisis derivada de la compra del Banco Popular por parte del Banco Santander, con el anuncio de un aluvión de demandas contra administradores del banco resuelto, reguladores y supervisores, la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el organismo presidido por Sebastián Albella ha presentado una guía técnica encaminada a mejorar la información financiera que transmiten los bancos, las empresas cotizadas y las que no lo sean, pero cuyo tamaño así lo requiera.

La guía se publica tras la entrada en vigor de la nueva Ley de Auditoría de Cuentas, que encomienda a la CNMV la supervisión de dichas comisiones. Una normativa que extendió la obligación de contar con comisión de auditoría a las entidades que canalizan ahorro a través de distintos instrumentos o son relevantes por su importancia, la naturaleza de su actividad, tamaño o número de empleados.

Entre las buenas prácticas recomendadas destacan las encaminadas a reforzar la independencia de la comisión y favorecer su correcto funcionamiento en la supervisión, tanto de la elaboración y presentación de la información financiera y no financiera como de los procesos de gestión, control de riesgos y auditoría interna.

Auditores con suficiente conocimiento de las finanzas internas 

La CNMV hace hincapié en la necesidad de que los miembros de estas comisiones de auditoría “tengan un correcto conocimiento y entendimiento del sistema de control interno de la información financiera para supervisar adecuadamente su eficacia”. Asimismo, esta comisión debe poder revisar y comentar los estados financieros y otra información no financiera relevante con la dirección, la auditoría interna y el auditor externo.

También se recomienda el establecimiento de un sistema que permita comunicar las irregularidades, especialmente las de trascendencia financiera y contable, a través de la supervisión de un “canal de denuncias”.