Cristina G. Bolinches Jesús Martínez

No había guión escrito. Pero todo hacía pensar que la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos no traería tranquilidad a las empresas con intereses en aquel mercado. Nada más lejos de la realidad. No hubo incertidumbre generalizada, ni rojo por doquier. Se vislumbraron ‘vencedores’ y ‘vencidos’. Entre los primeros, las grandes constructoras, que albergan esperanzas de que el plan de infraestructuras anunciado haga multiplicar su negocio. Entre los segundos se encuentran compañías con una importante exposición a México, como BBVA y OHL, temerosas por la agresiva política que ha puesto sobre la mesa Trump durante la campaña.

Si hay que atenerse a la respuesta de los inversores en bolsa, el grupo constructor y contratista ACS y las siderúrgicas Acerinox y ArcelorMittal pueden erigirse en las grandes beneficiadas del Ibex de esta jornada electoral histórica. Pero hay más: farmacéuticas y armamentísticas celebran la llegada de Trump.

El varapalo del BBVA

“Nadie se preocupa por México en este momento. Todo mundo confía en que este país va a seguir creciendo, y va a seguir trabajando. Por lo tanto, las preocupaciones no están aquí, están en otras partes del mundo, pero desde luego, no en México". Esas palabras las pronunció el presidente de BBVA, Francisco González, en febrero de este año. Donald Trump aún no era el candidato republicano a la Casa Blanca. Hoy es presidente y las acciones del banco han vivido uno de sus sesiones más duras en bolsa. Los inversores temen un descalabro de la economía mexicana y de su moneda ante las restricciones a la inmigración y al comercio que el neoyorquino puede poner en marcha.

Este miércoles, las acciones de la entidad financiera llegaron a hundirse un 8%, aunque al cierre de la jornada amortiguaron su caída hasta el 5,7%. Ningún otro banco sufrió igual. De hecho, Santander y Sabadell registraron ligeras subidas y el Popular repuntó un 4,2%. Este incremento tiene más que ver con los vaivenes que está viviendo la entidad.

El problema del BBVA es su elevada exposición a México, que es casi el 30% de su negocio. Allí ingresa más de 7.000 millones de euros anuales. A eso se suma, Estados Unidos, que representa otro 10% de su facturación anual a través de BBVA Compass. Pero la cuestión que le lastra es el peso mexicano, que este martes llegó a caer cerca de un 10% frente al euro. Una vez convierta sus resultados a la moneda europea, de seguir la caída del peso, su beneficio tendería a la baja aunque la entidad asegura que lo solventará gracias a coberturas. En concreto, el banco asegura que “respecto al peso mexicano (...) actualmente está cubierto el 40% del beneficio atribuido esperado para el año 2017 de su franquicia en México”.

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Tanto el BBVA como el resto de entidades que operan en EEUU (Santander es la más expuesta al mercado norteamericano) están pendientes de cómo va a cambiar la regulación financiera el futuro presidente Trump. Por ahora, es una incógnita. La percepción más extendida es que, al tener también el control de las dos cámaras, los republicanos optarán por una regulación más laxa para los bancos. Sin embargo, Trump también es una incógnita en este terreno.

El caso de la entidad presidida por Francisco González es una excepción entre los grandes grupos bancarios del mundo. Las expectativas de una menor regulación elevaron las acciones de las principales entidades, como JPMorgan y Bank of America, con subidas por encima del 5%, o Deutsche Bank, con un ascenso del 2,7%. Sin embargo, los analistas alertaban: los riesgos políticos por el incremento del proteccionismo que plantea Trump pueden pasar seria factura.

Brindis en las constructoras

“Pondremos millones de personas a trabajar para reconstruir el país”. Estas fueron las palabras de Trump durante su primer y breve discurso como presidente electo. Su plan de inversiones no es especialmente detallado pero sí fue cifrado por el entonces candidato durante la campaña: más de 500.000 millones de dólares para mejorar todas las infraestructuras del país.

Esas palabras sentaron bien a las grandes constructoras y contratistas españolas. El grupo ACS, nombrado recientemente como el mayor contratista internacional, protagonizó ayer la tercera subida más importante en el Ibex, con un 5,22%.  No en vano, Estados Unidos representa una cuarta parte de su todo su negocio: 11.270 millones de euros en 2015. La compañía presidida por Florentino Pérez participa junto con Ferrovial, OHL y Acciona en la puja por un concurso para construir un nuevo acceso ferroviario en el aeropuerto de Los Ángeles, valorado en 2.250 millones de euros.

Los inversores también celebraron el resultado, aunque de una manera mucho más modesta, en Ferrovial. La constructora subió un 1,2%. Hoy Estados Unidos representa un 14% de su negocio (1.384 millones de euros). Recientemente, la compañía ha sido adjudicataria del contrato de obras de construcción y explotación durante 50 años de una autopista en el estado de Virginia para 3.000 millones de euros.

El caso de OHL es, quizás, el más excepcional. Su alta dependencia hacia México la hace vulnerable al resultado electoral, máxime cuando Trump ha defendido la construcción de un muro que separe ambos países y que conllevaría duras consecuencias económicas. La compañía española cayó ayer por encima del 4,5% en la bolsa española. Este mercado es el tercero para ellos tras España y Estados Unidos y representa el 17% de todos sus ingresos, con 737 millones de euros. Hoy controla la gestión de cinco de las autopistas más destacadas del país.

¿Y en el resto de mercados? ¿Cómo se comportaron las constructoras este miércoles? Mientras las chinas cayeron de manera significativa antes de saber el resultado, las de otros países se tiñeron de verde en los mercados. Grandes grupos como el sueco Skanska (+4,5%), el estadounidense Fluor Corporation (+8%) o el británico Balfour Beatty (+3,2%) lo celebraron.

Otras industrias que lo celebran

Hay otro sector que vive también con cierto optimismo el nombramiento de Trump. Y es la de la producción de acero y de otros materiales. En el Ibex español las dos mayores subidas que se registraron este miércoles son las protagonizadas por dos compañías de este sector: ArcelorMittal (+10,5%) y Acerinox (+5,72%).

Fundición de acero. John Moore Getty Images

No son una excepción. El resto de las grandes siderúrgicas estadounidenses y europeas han celebrado, en una inmensa mayoría, con subidas generalizadas en los mercados.

Adiós a la apuesta renovable

Es miércoles se tiñeron de rojo las acciones de Gamesa y de Iberdrola. Fueron la segunda y la tercera empresa que más recortaron su valor en el parqué madrileño: un 4,22% en el caso del fabricante de aerogeneradores y un 2,05% en el de la eléctrica. ¿Por qué? Porque Trump ha prometido borrar del mapa la regulación medioambiental impulsada por Barack Obama, que lo situaba como el segundo mayor mercado eólico en una década. Estados Unidos no apostará por la reducción de las emisiones de carbono ni EEUU se saldrá del Acuerdo de París contra el cambio climático. Y no habrá subvenciones a las renovables. Ahí es donde entran las dos compañías energéticas españolas.

Hay que tener que Iberdrola es el segundo mayor productor eólico de Estados Unidos y que, en el último ejercicio, más del 10% de los ingresos de la eléctrica llegaron de ese país. El gigante norteamericano le aporta en ingresos más de 3.600 millones de euros anuales gracias a su actividad en cuatro estados que, curiosamente, han votado demócrata. De hecho, uno de los consejeros de la compañía presidida por Ignacio Sánchez Galán llegó a ofrecer su colaboración a la candidatura de Hillary Clinton para ayudar en su campaña. 

Gamesa es menos dependiente, en porcentaje, de Estados Unidos, pero si cambia la política energética, su negocio de aerogeneradores dejará de tener sentido bajo la administración Trump. Este país le supone unos ingresos de 469 millones de euros, más del 13% de su facturación anual.

“Ahora la percepción es que va a haber una nueva regulación”. aseguraba ayer el inversor Carl Icahn a Bloomberg Televisión. “Vale, seamos más independientes en cuanto a petróleo, vamos a depender menos de lo que ocurre en Oriente Medio”, aseguró el inversor. En su opinión, uno de los sectores más beneficiados del triunfo de Trump será el energético. Y dentro de éste, las refinerías y la industria del fracking.

‘Fiesta’ en farmacéuticas y armamentísticas

Otro de los sectores que los inversores señalan como uno de los más beneficiados es el de las farmacéuticas. ¿Por qué? Juegan con la posibilidad de la eliminación del Obamacare -la reforma sanitaria impulsada por su antecesor, Barack Obama, que financiaba parte de la cobertura sanitaria a los más empobrecidos- y una mayor laxitud en la fijación de los precios de los medicamentos. ¿La consecuencia? La subida de las grandes farmacéuticas. En España: Grifols (+4,8%) o Almirall (+7%). En el resto del mundo, despunta el comportamiento en bolsa de las acciones de gigantes del sector como Pfizer o Merck (con incrementos superiores al 7%).

Hay otro sector que ha aplaudido la llegada de Trump a la Casa Blanca: la industria armamentística y de defensa. El presidente electo ha defendido su intención de incrementar el gasto en este segmento, sin que lo haya cifrado (analistas lo fijan entre 150.000 y 900.000 millones de dólares). Lokheed Martin Corporation, una de las compañías más importantes del sector, subía en torno al 6% en bolsa, un comportamiento similar a otros de sus competidores. En este sentido, es llamativo el que tuvieron algunas de las enseñas fabricantes de armas norteamericanas: Smith & Wesson o Sturm Ruger se desplomaron por encima del 15%.

Hay menos fiesta entre las grandes tecnológicas. La ausencia de un plan específico para este terreno ha generado incertidumbre entre los inversores. Es lo que ha teñido de rojo a las acciones de gigantes como Google, Apple, Apple, Microsoft o Amazon.

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