Berlín

Amenazado por los especuladores y con una probable multa astronómica que saldar con las autoridades estadounidenses – de hasta 14.000 millones de dólares (unos 12.400 millones de euros) – Deutsche Bank vive una situación límite. Pero por complicada que sea su circunstancia el Gobierno alemán no parece dispuesto a prestar ayuda.

Si echar una mano al mayor banco de Alemania y uno de los grandes actores de la banca mundial dependiera de Sigmar Gabriel, el vicecanciller y ministro de Economía germano, el gigante de las finanzas se las vería sólo ante el peligro. Esta es la conclusión que se extrae de las últimas declaraciones que ha hecho el segundo de a bordo del Gobierno que dirige la canciller Angela Merkel.

Gabriel, que viajaba el domingo con destino Irán en tareas de relanzamiento de los vínculos económicos con el país persa tras el acuerdo en materia nuclear alcanzado hace un año, no duda en criticar a Deutsche Bank. Así han trascendido unas duras palabras suyas en las que señalaba que la entidad germana había hecho de la “especulación” su “modelo de negocio”. “No sé si debo reír o llorar [al ver] que el banco se pone como víctima”, dijo Gabriel.

Así aludía el ministro de Economía germano a que desde en Deutsche Bank, su CEO, el británico John Cryan, haya señalado a las “fuerzas de los mercados” que están tratando de “dañar la confianza” que los clientes tienen depositada en la entidad. Según ha explicado Cryan a sus empleados en una misiva enviada el pasado viernes, se ha creado “una preocupación injustificada” al informarse a finales de la semana pasada que un número indeterminado de fondos que operan en derivados financieros y operaciones en corto hayan reducido sus actividades con el banco teutón.

Sea como fuere, el precio de los títulos de la entidad germana llegó a caer la semana pasada por debajo de los diez euros, algo que no se había visto en 33 años. Explica en buena medida esta situación la voluntad del Departamento de Justicia de Estados Unidos de multar a Deutsche Bank con hasta 14.000 millones de dólares por fraude en la venta entre 2005 y 2007 de valores vinculados a las hipotecas basura, responsables de la crisis financiera de 2008. Cyran y su equipo navegan la crisis tratando de negociar para reducir esa multa.

El banco germano está en pleno proceso de reestructuración. Entre los planes de Cyran figura desvincularse de 9.000 de las 100.000 personas a las que da trabajo a nivel global. Precisamente en estos empleados decía estar pensando Gabriel al ver el banco atravesar dificultades, no sin dejar de acusar a los responsable de la entidad de mala gestión. “El escenario es que miles de personas perderán su trabajo”, señalaba el ministro de Economía y vicecanciller. Para él, Cyran y compañía “son responsables de la locura” según la cual el banco estaba gestinado “por mánager irresponsables”.

Los directivos de Deutsche Bank confían en que sus reserva de liquidez, valorada por la entidad en 215.000 millones de euros, constituyen un colchón lo suficientemente cómodo para absorber el impacto de futuras adversidades. Pero, concretamente, para hacer hacer frente a litigios judiciales, el banco sólo ha reservado 5.500 millones de euros. En consecuencia, una multa de 14.000 millones como la que han planteado de inicio las autoridades estadounidenses podría obligar al banco a ampliar capital.

La posibilidad de que esa ampliación de capital llegue de la mano del Estado es una eventualidad que la prensa germana descarta. El rechazo mostrado por Gabriel a la gestión de Deutsche Bank da a entender cuál es la posición del Ejecutivo que lidera la canciller Angela Merkel. De ahí que también se pueda especular con la solución a los problemas de reservas del banco sea la entrada en juego de la inversión privada.

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