Bruselas

"No hay margen para la complacencia porque, de cara al futuro, el anclaje de las expectativas de inflación no puede darse por sentado". La inquietud por el descontrol de los precios de la eurozona protagonizó la última reunión del Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) celebrada el pasado 9 de junio, según se refleja en el acta del encuentro publicada este jueves.

La institución dirigida por Christine Lagarde decidió entonces poner fin a la compra de deuda pública y anunció una primera subida de tipos de 0,25 puntos para su próximo encuentro del 21 de julio. Pero "algunos miembros expresaron una preferencia inicial por dejar la puerta abierta para un incremento mayor en la reunión de julio", según se recoge en el acta.

El BCE no señala quiénes son los 'halcones' que reclaman acelerar la subida de tipos de interés para frenar la inflación. Pero en los últimos días los jefes de los bancos centrales de los países bálticos han defendido públicamente un aumento de 0,5 puntos en julio. También el presidente del Bundesbank, Joachim Nagel, defiende una actuación contundente frente al descontrol de precios.

[El BCE pone fin a la compra de deuda pública y anuncia una primera subida de tipos de 0,25 puntos en julio]

El economista jefe del BCE, Philip Lane, avisó de que -teniendo en cuenta el alto grado de incertidumbre- una subida inicial de tipos de 0,5 puntos "corre el riesgo de desencadenar ajustes excesivos en los tipos de interés de mercado". Y propuso como alternativa que el incremento de 0,5 puntos se haga en la reunión de septiembre si la inflación no afloja, una solución que fue aceptada por el Consejo de Gobierno.

En la reunión del 9 de junio, los 'halcones' pidieron además que el BCE deje de usar el término "gradual" a la hora de hablar del ritmo de las futuras subidas de tipos. A su juicio, la noción de "gradualismo" puede resultar "engañosa" si se interpreta que esto supone que no habrá subidas de tipos superiores a 0,25 puntos en cada reunión.

Al final, "hubo acuerdo en que gradualismo no debe interpretarse necesariamente como una acción lenta en pasos pequeños".

El Consejo de Gobierno acordó además que "es imperativo que el BCE preserve su credibilidad mostrando su determinación para garantizar que la inflación vuelva a su objetivo del 2% a medio plazo".

El BCE es consciente de que esta credibilidad está en cuestión debido a la inflación persistentemente alta, los errores repetidos en las previsiones y un discurso que ha insistido "durante demasiado tiempo" en la naturaleza temporal de las subidas de precios.

"También se argumentó que, si la política monetaria se normaliza con demasiada lentitud, corre el riesgo de aumentar las presiones de demanda en un momento en que la economía se está recuperando de la pandemia y las presiones sobre los recursos ya son altas", señala el acta de la reunión.

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