La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde BCE

Macroeconomía

Lagarde anuncia un nuevo instrumento anticrisis si la guerra de Ucrania dispara las primas de riesgo

La presidenta del BCE dibuja un panorama económico muy pesimista debido al impacto del conflicto.

14 abril, 2022 16:06
Bruselas

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El riesgo de que la guerra en Ucrania desate una nueva crisis de deuda en la eurozona preocupa al Banco Central Europeo (BCE), sobre todo ahora que se dispone a poner fin a la compra de deuda pública de los Estados miembros debido a la inflación. Por eso, su presidenta, Christine Lagarde, ha anunciado este jueves que actuará de forma urgente ante cualquier indicio de descontrol de las primas de riesgo de Italia, España o Grecia, incluso creando un nuevo instrumento anticrisis si es necesario.

El Consejo de Gobierno ha señalado este jueves que su programa de compra de activos (APP, por sus siglas en inglés) concluirá probablemente en junio. Lagarde ha eludido ser categórica sobre las fechas y ha dicho que el final podría producirse en cualquier momento entre julio y septiembre. Esta decisión abre la puerta a una primera subida de tipos de interés ya en verano. 

Sin embargo, la presidenta ha querido dejar claro que el BCE no dudará en intervenir de nuevo en los mercados si se produce una "fragmentación" en la eurozona, incluso aunque el proceso de normalización de la política monetaria siga avanzando para combatir la inflación.

Lagarde no ha querido dar muchos más detalles de cómo sería este nuevo instrumento anticrisis por considerarlo "prematuro". Se ha limitado a apelar a la "flexibilidad" y ha puesto como ejemplo el programa de compras de emergencia frente a la pandemia (PEPP), que se diseñó en cuestión de días. El objetivo último sería "garantizar que la política monetaria se transmita adecuadamente a toda la eurozona" y "evitar una fragmentación injustificada".

"Podemos diseñar y podemos desplegar nuevos instrumentos para asegurar la transmisión de la política monetaria mientras avanzamos en la normalización. Lo hemos demostrado en muchas ocasiones en el pasado", ha asegurado la presidenta en una rueda de prensa virtual desde su domicilio, ya que ha dado positivo en Covid-19.

"Hace dos años (cuando estalló la pandemia) era necesario y nos movimos con mucha rapidez. Podemos hacer exactamente lo mismo. Si es necesario, nos moveremos sin demora y diseñaremos cualquier nuevo instrumento que sea apropiado con el fin de alcanzar esta flexibilidad que creemos que es útil", ha insistido Lagarde.

Este posible nuevo instrumento anticrisis se menciona también por primera vez, aunque de forma muy oblicua, como último punto en el comunicado publicado al término de la reunión del Consejo de Gobierno. "En condiciones de estrés, la flexibilidad seguirá siendo un elemento de la política monetaria cuando las amenazas para la transmisión de esa política pongan en peligro el logro de la estabilidad de precios", reza el texto.

Por lo demás, Lagarde ha hecho un diagnóstico muy pesimista del panorama económico en la eurozona por el impacto de la invasión rusa. "La guerra en Ucrania está afectando gravemente a la economía de la eurozona y ha aumentado de forma significativa la incertidumbre. El impacto de la guerra en la economía dependerá de cómo evoluciona el conflicto, del efecto de las actuales sanciones y de las posibles medidas adicionales", ha explicado a modo de síntesis.

En cuanto a la actividad económica, la guerra ya está lastrando la confianza de hogares y empresas. Con el fuerte aumento de los precios de la energía y las materias primas, los hogares pierden poder adquisitivo y las empresas sufren mayores costes de producción. El conflicto ha creado nuevos cuellos de botella en las cadenas de suministro mundiales.

No obstante, todavía hay factores que sostienen la recuperación, como las ayudas públicas aprobadas por los Gobiernos o los ahorros acumulados por las familias durante la pandemia. Además, la reapertura de los sectores más afectados por el coronavirus y la buena marcha del mercado laboral apuntalan los ingresos y el gasto, según la presidenta.

En cuanto a los precios, la inflación volvió a marcar un nuevo récord del 7,5% en marzo, cuadruplicando el objetivo del 2% del BCE. Los precios de la energía se han disparado un 45% en el último año, pero los alimentos también se encarecen de forma abrupta. "La inflación ha amentado significativamente y continuará siendo elevada durante los próximos meses, debido principalmente al notable encarecimiento de los costes de la energía. Las presiones inflacionistas se han intensificado en muchos sectores", avisa el Consejo de Gobierno.